El relevo en las oficinas de la Secretaría de Gobernación en Zacatecas fue consensuado desde el pasado mes de diciembre. Los brazos ejecutores del coordinador de senadores de Morena, Ricardo Monreal Ávila, abrieron las puertas a uno de sus cuadros netamente incondicionales.

No sin el consentimiento del Coordinador Nacional de Ganadería, la exsenadora suplente y exdiputada local, ambas ocasiones por el Partido de la Revolución Democrática que monopolizaba Ricardo en Zacatecas, recibió el visto bueno de la secretaria Olga Sánchez Cordero.

Más recientemente, Martina Rodríguez García permaneció cerca de Eldaa Catalina Monreal Pérez por encomienda del coordinador de senadores, una vez concluida la elección del 2018. Un año antes intentó participar en la definición de la candidatura al Senado, sin muchas posibilidades, frente a Mirna Zabeida Maldonado Tapia que incluso rebasó en preferencias a María Soledad Luévano Cantú.

Lejos de figurar entre el electorado, y consciente de ello, Martina se dedicó a las tareas proselitistas para el monrealismo y otra parte para Morena en 2016 y en 2018. Sin embargo, la disciplina y confianza que antepuso en su relación con la primogénita del exgobernador incentivaron su más reciente ascenso.

En el camino dejó a un aspirante convulso, Enrique Manuel Laviada Cirerol, que había exigido la misma delegación a David y Ricardo Monreal como muestra de su añeja relación política. La afrenta a las órdenes de su mentor dejó al político -metido a gerente de un diario- en la congeladora de la que intenta salir ensalzando a sus viejos aliados.

Por ello, detrás del nombramiento de “La MaestraMartina (como la conocen entre los Monreal) hay mensajes que no pasan desapercibidos. Quienes entienden una parte del cronograma del coordinador de senadores de Morena, saben que el momento de las definiciones vendrá forzosamente al concluir el último informe de gobierno de Alejandro Tello Cristerna.

Las delegaciones federales vuelven al control de Ricardo Monreal.

Una vez concluido el mensaje del gobernador en el pleno de la LXIII Legislatura, las extremidades de Ricardo correrán por Zacatecas de forma intensiva para recomponer la relación que los grupos heterogéneos incrustados en el D21 se han encargado de mantener entre constantes divisiones.

A diferencia del 2016 cuando el mismo David se encargaba de sumar todo tipo de apoyos a su causa, 2018 y 2019 se caracterizaron por la exclusión y la pugna interna por los espacios del gobierno federal en Zacatecas. Es en esa lucha donde se incrusta la designación de Martina Rodríguez al frente de la SEGOB.

El golpe en la mesa propinado desde el Senado de la República abre las filas electorales que comandará Catalina Monreal hacia el 2021. No es el primero ni parece que sea el último, y probablemente esa sea la píldora amarga que ayer terminaron de tragar quienes minimizaron el papel de la única hija de Ricardo metida en la vida pública.

Si algo caracteriza a la primogénita de los Monreal Pérez es que no hay decisión política que no tome sin antes meditarla con su padre. Los intentos por cercenar su influencia a nivel local y nacional únicamente confirmaron al coordinador de senadores la virulencia que alcanzaba el ambiente al interior del D21, y que en más de una ocasión obstaculizaron a Catalina (y no solo a ella).

Paulatinamente, las muestras de innecesaria rudeza entre quienes se asumían parte de un mismo proyecto le dieron la razón también al presidente municipal de Fresnillo, Saúl Monreal Ávila. El edil fue otro de los que vivieron la estigmatización y el ostracismo en la burbuja que todavía asfixia al Coordinador de Ganadería.

Fue de esta forma en la que, en el D21, con un tufo de falso triunfalismo, construyeron las condiciones necesarias para que nacieran nuevos contrapesos con mayor capacidad de diálogo, que es justo lo que comenzaban a reprochar a David actores políticos y empresarios.

El empoderamiento de dos mujeres que vivieron el “monrealazo”.

La designación de Martina Rodríguez al frente de la SEGOB no tiene que ver con perfiles, sino con un encuadre político de la campaña de David Monreal. Desde el Senado se optó por ofrecer canales de comunicación más frescos y menos imbuidos en la rebatinga de futuros (inciertos) en que se ha convertido el D21.

A “La Maestra” también le antecede el monrealazo; en aquél entonces como acompañante de Armando Cruz Palomino, dirigente del PRD en Zacatecas, y quien recibió a Ricardo Monreal en la candidatura del Sol Azteca. En una suerte de pago de favores después Armando pasó a su gabinete como secretario de Educación.

Ese monrealazo que hoy catequiza Enrique Laviada como bandera de reivindicación, en los hechos ha empoderado a dos mujeres que también estuvieron ahí para contarlo. Una muestra más de que las percepciones no hacen realidades cuando el poder está ausente.


#Coincidencias: La refriega interna por los espacios del gobierno federal en Zacatecas también dejó algunas historias en la delegación local del Seguro Social. El metropolitano Manuel Cavazos Melo concluye su breve gestión y deja una rasero difícil de superar.

En tan sólo un año, el órgano desconcentrado pasó del lugar 34 al número 2 en el en el Ranking Final de Delegaciones durante 2019, debido a la ingeniería administrativa que puso en práctica el también ex director de Contratación de Activos y Logística del IMSS.

Concluye su breve mandato el “súper-delegado” del IMSS en Zacatecas.

No obstante, hasta el último día de su gestión, Cavazos Melo fue uno de los funcionarios marginados por la delegada de Bienestar, Verónica del Carmen Díaz Robles. En la lógica de poner y quitar perfiles de las delegaciones que la funcionaria peleó con pocos resultados, quienes no fueron electos por ella ni siquiera merecían (ni merecen) su reconocimiento.

Aunque poco importó al experimentado mercadólogo electoral que, además de conocer las entrañas del Seguro Social, sorteó sin problemas un par de sabotajes patrocinados por la responsable de programas sociales, como después se supo.

Los episodios también prendieron las alertas en el Senado, pues acoplaban indicadores de la forma atípica cómo “operaba” la delegada. Sin poner realmente atención a esos infructuosos buscapiés, Manuel Cavazos se ganó el mote de “súper-delegado” y el reconocimiento abierto del gobernador Alejandro Tello Cristerna.

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