La plática menos amistosa que pudo haber sostenido David Monreal Ávila con el presidente Andrés Manuel López Obrador, sucedió esta misma semana. Los números de Palacio Nacional no alientan a un Saúl Monreal perdido en la francachela permanente y la complicidad de sus dedos meñiques.
Entrevistas a las que el “Cachorro” asiste en estado inconveniente, fotografías que atestiguan a un presunto candidato a senador acompañado por personal del ayuntamiento, como el (supuesto) secretario técnico y microfonero de nómina, Andrés Vázquez, en plena borrachera dentro de la cantina Las Quince Letras de la capital del estado.
El mismo secretario que sufrió en carne viva la desaparición de su hijo mayor en Fresnillo, y aún así pierde cualquier posible dignidad aplaudiendo al responsable de la inseguridad en el municipio que agrega una enorme cantidad de desconfianza y miedo entre su población, por el control de las bandas de la delincuencia organizada.
A la fecha, sin éxito, Andrés Iván Vázquez Zepeda, sigue siendo un fantasma en la cifra de desaparecidos, con el peso más absurdo de ver a su padre acompañar a un candidato en crisis. Sin embargo, ese es el reflejo de Fresnillo. Una suerte de hartazgo que sólo los cómplices pueden soportar.
Y las encuestas no se encuentran muy lejos de la realidad. En esa misma tónica surgió el regaño de López Obrador a David Monreal. Con cifras en mano, el presidente de la Cuarta Transformación reclamó al dizque “gobernador” de Zacatecas de llevar a la derrota la fórmula al Senado y dos diputaciones federales de Morena.
Ello significa que la estrategia de Verónica del Carmen Díaz Robles estaría en marcha para limitar las aspiraciones de Saúl Monreal, Ulises Mejía Haro y Soledad Luévano Cantú. En sus intereses, resguardarían ambas posiciones Julia Olguín Serna y la candidata del Partido del Trabajo, Ana Luisa del Muro.
No obstante, la preocupación de López Obrador es el pésimo desempeño de David, y los votos que cosecharía el castigo al apellido Monreal. Fue tal la urgencia de propinarle tremendo regaño al de la nueva gobernanza, que Andrés Manuel resumió su “visita” a un encuentro informal en el hangar del aeropuerto local.
Sin Ricardo en el horizonte (metido de lleno en tratar de compensar el apoyo de Dolores Padierna en la delegación Cuauhtémoc), tanto David como Verónica habrían aspirado a dispensar el triunfo al Senado a la delegada del Bienestar, mientras se deshacen de sus contrincantes en el camino.
Como aquí se insistió con anterioridad, únicamente dependía de la funcionaria federal poner las prioridades sobre la mesa, en las que nunca se encontró el presidente de Fresnillo con licencia. Incluso si aquel proyecto chocaba con los intereses del presidente de la república para imponer mayoría en ambas cámaras.
No resulta extraño que Saúl haya disminuido su presencia en medios de comunicación para darle paso a la campaña de José “Títere” Saldívar, que sería una de las candidaturas que no querrían soltar de la bolsa tanto David como Verónica. A fin de cuentas, el juego se llama “complicidad” y se establece entre perfiles escogidos.
En estas condiciones, la advertencia presidencial cala hondo en una parte de la nueva gobernanza, y ofrece ánimos renovados al grupo (cada vez más) compacto de la delegación del Bienestar en Zacatecas. En estos momentos existen amplias posibilidades de que el ilustre “literato” de Saúl pierda la contienda.
Pese a estas condiciones, aún subsiste un escenario que no logran dimensionar en ese equipo tan reducido y adoctrinado. Se trata del mensaje que ofreció Ulises Mejía en el cierre de campaña de la candidata presidencial, en el que no le concedieron trato preferencial a ninguno de los Monreal ni a la delegada de programas sociales.
En informes de las fuentes federales, existe una motivación transexenal para que se susciten cambios próximos en la delegación del Bienestar. Tendrían que ver con la deuda saldada a Verónica Díaz para llevarla a un espacio de impunidad como una curul federal, a cambio de sus posiciones en Zacatecas.
Tanto en el gobierno estatal, como en las delegaciones federales, Ricardo Monreal y un concilio cercano a la candidata presidencial de Morena, comenzarían a desarticular los arietes del poder que sostiene en sus manos Díaz Robles (por la gracia de un desaparecido y desinteresado David).
Se acerca entonces un periodo de cambios en el gabinete, como en otras dependencias, que estaría relacionado con las modificaciones estructurales del poder. En estos tambaleos, el único perfil fuerte de todo el gobierno -gracias a su amplia agenda en la Ciudad de México– sigue siendo Ricardo Olivares Sánchez.
Nota Aclaratoria: Escribió el candidato Jesús Padilla Estrada a este medio de comunicación para “aclarar” que no vimos lo que vimos, hace tres semanas en una cafetería cercana a Ciudad Gobierno. Que los ministeriales que lo acompañaban no estaban para protegerlo, aún y cuando bajaron a dicho comercio a comprarle su café. Y que él no necesita de “seguridad” aún y cuando el crimen organizado ya lo ha amenazó en un par de ocasiones. En fin, hay los que mienten, y hay quienes les creen.
Nos vemos el 2 de junio.