La inversión pública que la nueva gobernanza ha presupuestado a los servicios de salud, en todo un sexenio, es prácticamente nula. La centralización de las políticas sanitarias en el esquema IMSS-Bienestar ya ofrece los primeros síntomas de un paciente terminal, mientras los estados se quedan mirando las ruinas de lo que antes eran los servicios de salud.
Los hospitales generales, regionales y comunitarios a estas alturas sólo cuentan con personal suficiente para cubrir los distintos turnos de los nosocomios, pero los insumos son prácticamente inexistentes. A cambio de becas, la gente hoy vive en un sistema de salud público que obliga al “autopatricinio”.
La administración de David Monreal Ávila se lava las manos en toda esta crisis sanitaria. Prefiere aventarle el balón al gobierno federal, que ha asumido la (pésima) rectoría de toda la política de salud en el país. No obstante, eso no la hace más eficiente, ni ha mejorado sustancialmente los servicios.
Con mayor regularidad hemos escuchado la recurrencia de falta de medicamentos, equipo médico, y en algunos casos, incluso quirófanos rebasados por la demanda pública. El personal médico y de enfermería prácticamente tiene que “autogestionar” los gastos de operación de los mismos nosocomios.
En el Hospital General del municipio de Fresnillo, por ejemplo, ahora se vive sin insumos alimenticios para las y los trabajadores de la salud, así como para las y los pacientes. La concesión a un particular avecindado en Guadalupe, para la elaboración y traslado diario de comida, ha demostrado su mínima efectividad.
María del Rosario Buenrostro Barrón es la encargada de la proveeduría de comida para dicho nosocomio. Desde que se concesionó el servicio a esta persona, la calidad y cantidad de alimentos se redujeron de manera indiscutible. Además, se dejaron de lado los planes alimenticios que cubrían ciertos requerimientos nutricionales.
De los 220 paquetes para el personal se han identificado distintos casos en que la comida se encuentra en estado de descomposición debido a que los traslados de la empresa no garantizan el manejo correcto de los alimentos que entregan al nosocomio por día, en cada turno.
Eso cuando los insumos que son entregados alcanzan a cubrir a todos los trabajadores. Durante este fin de semana, en el HGF corrió una nueva denuncia porque los paquetes de alimentos fueron insuficientes. La dieta prácticamente consistía en una torta de jamón y queso, con dos piezas de fruta en una bolsa.
La denuncia se suma a la protesta del personal médico y de enfermería, quienes colocaron distintas mantas en las que enunciaron la ausencia de medicamentos, materiales de curación, guantes, jabón, papel sanitario, y quirófanos sin los elementos mínimos indispensables para su funcionamiento.
A la par, la manifestación del Sindicato Nacional Minero Metalúrgico, que paralizó los accesos de Fresnillo en la carretera federal 45, concentró las demandas en la construcción de un hospital de alta especialidad para el municipio. Se sabía con anticipación de la protesta que organizaba Carlos Pavón Campos.

En distintas entrevistas el sindicato minero advirtió de las precarias condiciones en que operan los hospitales públicos de Fresnillo, por lo que más allá de los exhortos a las autoridades del IMSS-Bienestar lo que buscaban era formalizar un compromiso, pues el diálogo se había agotado.
La movilización del sindicato coincidía con la crisis de abasto de alimentos en el Hospital General de Fresnillo (en el que ya cancelaron los servicios del comedor), y la demanda de las y los trabajadores de la salud por servicios mínimamente dignos. Empero, hasta el momento no existe respuesta del titular de los Servicios de Salud de Zacatecas, Uswaldo Pinedo Barrios.
Únicamente las autoridades municipal y federal atendieron dicha demanda. La primera en una reunión de cabildo en la que donaron un predio de 60 mil metros al Instituto Mexicano del Seguro Social para la construcción de un Hospital General de Zona, con una cláusula de temporalidad por 5 años para la realización del edificio. Donación a la que se había negado Saúl Monreal Ávila.
La LXV Legislatura deberá de autorizar la donación en las próximas sesiones ordinarias, en las que también habrán de conocerse las posturas de las bancadas en una crisis generalizada de los servicios de salud en el estado. El tema gira en torno a los presupuestos anuales asignados, y la efectividad del gasto de los mismos.
#Casualidades: El polémico diputado fresnillense, Martín Álvarez Casio, revivió una añeja propuesta legislativa para dejar sin dinero a los partidos políticos con el cual realicen actividades ordinarias durante los años no electorales.
La Ley General de Partidos Políticos prevé las prerrogativas de los institutos políticos, así como los cálculos aritméticos para la ministración de recursos según la representatividad de cada partido después de una elección.
Es un derecho adquirido en este sistema de partidocracia, por lo que parece difícil que una modificación legal de este tipo pueda proceder no sólo en el pleno legislativo, sino también en las impugnaciones que produjera una eventual afirmativa.

Sin embargo, Martín podría revivir otra propuesta que David Monreal solicitó dejar en la congeladora, durante la LXIV Legislatura. Tiene que ver con la reducción, en 50%, de las prerrogativas de los partidos para actividades ordinarias y electorales.
A quien más afecta dicha modificación es al partido guinda en Zacatecas, donde navega La Secta. No hay representatividad de ningún otro sector bajo la dirección de Rubén Flores Márquez. Sólo se siguen las instrucciones de Verónica Díaz Robles.
Es ahí donde Álvarez Casio podría modificar el panorama a nivel local, en caso de presentar una nueva iniciativa en el sentido de la reducción presupuestal, y además logra juntar los votos para la aprobación de la misma. Bien podrían redireccionar ese recurso para atender la crisis de salud en el estado.