Foto: Roberto Rodríguez.

La semana pasada fue publicada en la plataforma Medium la entrevista de título Una plática con el zar del coronavirus en México”, por Richard Ensor, en la que se abordaron temas de fondo como el modelo Centinela de vigilancia epidemiológica.

Las respuestas del Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell, fueron reveladoras. Aquí, nos enfocamos en un solo punto:

“Formulamos nuestra recomendación para que no fuera dirigida al ciudadano, fue dirigida al sector económico. Y eso hace una gran diferencia. Nuestra orden por parte del secretario de salud es suspender temporalmente la actividad laboral. (…)

Entonces, diseñamos la intervención para que se fuera destinada a los sectores productivos, porque los sectores productivos, al suspender actividades, en cascada van teniendo una desmovilización masiva. (…)”.

Esto lo afirmó López Gatell ante la pregunta de la cuarentena voluntaria total que se les pide a los ciudadanos en el mundo y, específicamente, en el caso mexicano.

La respuesta del zar del coronavirus es constructiva. Dirigir la recomendación de “quédate en casa” al sector productivo no es simplemente lógica, sino primordial. Las razones que expone son coherentes con la realidad social y económica de México, pero tal parece que sólo las conoce el Subsecretario.

A la hora de implementar la estrategia falló el elemento que le daría éxito: la falta de una respuesta del gobierno mexicano ante el sector productivo. ¿Cómo es que el sector salud plantea una estrategia dirigida al sector económico en la emergencia y los encargados de la política económica en México no la respaldan?

Es más que obvio, si el gobierno federal adopta como política de salud el asilamiento social y el sector económico es el protagonista en esto, lo lógico es que el gobierno federal acompañe su propia política de medidas fiscales y económicas que hagan que el destinatario cumpla ordenadamente con lo solicitado.

Al contrario, la falta de un plan económico para la contingencia provoca, naturalmente, que el sector económico en poco tiempo abandone la recomendación no por insensible, sino por ser insostenible.

La postura del presidente, al contrario de Gatell, es de ignorancia ante su panorama económico. El primer mandatario esta firmemente convencido de que su discurso en favor de los pobres es, en la dimensión real, a favor de los pobres.

Nada más falso. Sus posturas sólo perjudican a los más pobres y condenan a la clase media, quien sostiene la economía del país desde el autoempleo, hasta las micro, pequeñas y medianas empresas que manejan, a la pobreza inmediata.

Sumar la falta de una reforma fiscal de fondo que grave las grandes fortunas de sus ahora aliados (a quienes en cada oportunidad agradece y premia con concesiones como Salinas Pliego, Carlos Slim, Alberto Bailleres y otros) provoca que su discurso sea, por demás, contrario a la realidad que él mismo provoca.

Con esto, el sector salud no puede seguir hablándole al sector económico a parar, no hay una sola medida que apoye al sector para enfrentar la crisis. La consecuencia es evidente: un sector económico castigado levantará la cuarentena bruscamente y con ello, el colapso del sistema de salud, también muy golpeado por las medidas de austeridad de Andrés Manuel.

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