Gabriel Contreras Velázquez
30/08/2019
Entre una mera ficción o un deseo efímero, la “sana distancia” que Andrés Manuel López Obrador tomó hacia su partido concluyó ayer por la tarde.
Durante la reunión plenaria de los legisladores federales del Movimiento de Regeneración Nacional, el presidente de la república nuevamente se presentó como el fiel de la balanza necesario.
Sabedor de que Morena se encuentra en medio de una guerra de clanes políticos por alcanzar el poder absoluto, el tabasqueño volvió del breve exilio. Revestido de “sugerencia”, el llamado de López Obrador a cuidar la Cuarta Transformación revivió el método de encuestas para elegir a la dirigencia nacional del partido en noviembre.
“Lo de la encuesta es, considero, lo más recomendable, pero esta es una opinión, no vuelvo a hablar del tema, voy a cumplir -nada más porque es el compromiso- voy a mandar una carta a los militantes y voy a decir esto de que el gobierno no va a intervenir en el proceso interno” aseguró.
En alusión al conflicto del 2011 en el PRD para elegir al candidato presidencial, o al de diciembre del 2017 para que Morena designara al candidato al gobierno de la Ciudad de México, Andrés Manuel recordó que un sondeo “tampoco es infalible, recuerden que algunos también hacen berrinches cuando pierden las encuestas“.
Sin embargo, según el presidente, las mediciones permitirían a Morenatransitar en la renovación de su dirigencia sin que la división interna profundice. Dependerá de los órganos de dirección del partido procesar la sugerencia presidencial, tomando en cuenta que el padrón aprobado para el proceso interno concluyó afiliaciones en noviembre del 2017 y se encuentra en revisión.
“Cuando no hay ideales, ni principios, cuando es triunfar a toda costa, sin escrúpulos morales de ninguna índole, cuando es buscar el cargo a como dé lugar, encolarse, cuando es así los partidos no duran, fracasan“, pontificó el tabasqueño a la militancia en plena pugna interna y en busca de señales del líder único.
La “sugerencia” generó inquietud entre los legisladores reunidos y modificó la lógica del conflicto en el Senado, aún y cuando la reyerta se realizaba simultáneamente a la plenaria del partido. El triunfo de Martí Batres ante la Comisión de Honor y Justicia encontró también el desaseo partidista para tratar de influir en la lucha de poder con Ricardo Monreal Ávila en la Cámara Alta.
Ambos senadores señalaron la falta de legitimidad en las decisiones internas y demostraron que el movimiento se encuentra lejos de encontrar la “unidad” sin López Obrador en el escenario. Los arrebatos son descarnados cuando el monarca relaja el ejercicio de su ley, y la lucha del poder por el poder se enquista en todas sus filas.
El presidente de la república también demostró lo que varios analistas hemos anticipado desde hace algunos años: el movimiento durará lo que dure la influencia política del tabasqueño sobre el mismo. Ante la ausencia del máximo líder, el partido se desintegrará en sus variados cotos de poder, y entre todos se culparán del desenlace.
No hay Morena sin López Obrador, por lo que las reglas seguirán obedeciendo a la mística con la que el presidente piensa en el poder unipersonal. A tal grado llega esa mística que esta semana aseguró que si el partido llegaba a corromperse, no tendría dudas en renunciar a él. Con ello refrenda su premisa: no hay transformación sin el caudillo.
¿Cómo luchar entonces contra el pragmatismo? Según el tabasqueño, a través de la moral que separa a Morena de otros partidos. Por ello, López Obrador informó a los legisladores que, recientemente, los 32 delegados estatales coordinados por Gabriel García Hernández, recibieron la instrucción de no influir en la elección interna.
A quienes se encuentre participando en actividades proselitistas se les procesará como delincuentes, advirtióa sus representantes, de otra forma no tendría sentido la iniciativa de ley de Morena aprobada por el Congreso de la Unión, que elevó a delitos graves los ilícitos electorales.
¿Hasta dónde las palabras del fundador de Morena son mera retórica o una advertencia real? Parecen no tener mucha sustancia cuando su coordinador de delegados puja por la candidatura de Bertha Luján a la presidencia del partido.
En Zacatecas, por el contrario, abundó el silencio de la delegada Verónica del Carmen Díaz Robles para anunciar los mandatos que recibió del presidente de la república en cuestiones electorales. Como si el tema no fuera de interés público o no perteneciera al ámbito de las obligaciones del gobierno al que pertenece.
Existen antecedentes del desplazamiento de la estructura que concentra la Delegación de Programas de Desarrollo para favorecer a Eldaa Catalina Monreal Pérez como candidata a la dirigencia local de Morena. Aunque la ciudadana se haya deslindado de los audios que señalaban la influencia del gobierno en el partido, invariablemente el tema llegará a las instancias partidistas.
Pero serán sólo la ley y la moral de López Obrador las que al final del día decidan qué sí y qué no es válido en su partido y en su gobierno. Él es al mismo tiempo los márgenes y los alcances de las reglas no escritas en Morena.
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#Casualidades: Abarrotados de diputados y senadores marrones, los pasillos de la antigua casona de Xicotencatl, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, recibieron la visita del único presidente municipal que tuvo acceso a la plenaria de Morena.
Lejos de la grilla doméstica que abunda en política aldeana, Ulises Mejía Haro hizo valer sus cercanías para abrir las puertas de los legisladores federales. Su objetivo: el presupuesto municipal 2020, así como mantener presencia en el ámbito nacional.
El alcalde no tuvo oportunidad de ingresar al pleno y escuchar el mensaje presidencial, pero aprovechó la comida que ofrecieron a los tribunos y las conferencias de prensa de Mario Delgado y Tatiana Clouthier, para aceitar sus canales de comunicación con la cúpula de Morena.
Un mensaje político que sólo pudo presumir el presidente capitalino, y que dejó un tanto minimizados a sus pares de Fresnillo y Guadalupe. Saúl Monreal, teóricamente, estaría concentrado en su primer informe de gobierno, el próximo 15 de septiembre.
El fresnillense debería de aprovechar la fecha para demostrar un reordenamiento de su gobierno. La convocatoria al evento, su mensaje y los cambios de gabinete, supondrían una nueva etapa en su administración. Ricardo Monreal espera recibir señales claras en dos semanas.
De Julio César Chávez Padilla no hay mucho qué decir. Las incertidumbres por las que atraviesa Simón Pedro de León Mojarro se reflejan bien en el ayuntamiento.
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