Aún faltan once meses para que el Instituto Electoral del Estado de Zacatecas someta a votación las coaliciones que participarán en la elección de junio de 2021, y en los partidos la inquietud por comprometer candidaturas se esparce rápidamente. Esta suerte de precipitación comienza a correr por las venas del Revolucionario Institucional.
A menos que Ricardo Lamas Alvarado tenga el visto bueno de Alejandro Tello Cristerna para hablar y acordar en su nombre, entre los priístas ya lo identifican como un activo mercader de futuros electorales, en espera de ser favorecido con la candidatura tricolor a la presidencia municipal de Villanueva.
La percepción no es ingenua. Los priístas que participaron en la elección 2018 conocieron de primera mano el papel que jugó “El Japo” como emisario de los consensos que se construían desde el poder ejecutivo. Él era el encargado de repartir las buenas o malas que escucharon candidatos y candidatas, una vez que perdían comunicación con Tello Cristerna.
Hoy, de nueva cuenta, en el PRI Zacatecas surgen dudas de si el mensajero y sus compromisos son tan genuinos como los presume el mismo Lamas Alvarado. Y nada menos que la jefa de la Oficina del Gobernador, Arminda Díaz de Moreno, para corroborar los descuidos en que -de forma temprana- ha caído el amigo incondicional de Alejandro Tello.
Un día antes del ágape fresnillense en el salón Imperial, donde se celebraba a Adolfo Bonilla Robles con convocatoria política a tope, “Mindy” Díaz tuvo que deslindarse de las invitaciones que realizaba “El Japo” a nombre de la jefa de la Oficina del Gobernador, para que los priístas asistieran aquella tarde de sábado al agasajo del aspirante.
En la venta de expectativas, Ricardo Lamas no es el único que teje entre la zozobra priísta -esa que tiene pocos días de haber convergido en entusiasmo. Con perfil bajo, lo mismo ofrecen espacios Enrique Flores Mendoza y el delegado Joel Guerrero Juárez.
La lógica de la coalición PRI-PAN-PRD, tanto en Zacatecas como a nivel nacional, es escoger a sus mejores perfiles. Aquellos y aquellas que tengan más posibilidades de ganar la elección son quienes tendrán el respaldo de las tres estructuras. Por ende, cualquier ofrecimiento temprano no es más que un boleto aventurado en espera de que se apruebe la plataforma electoral tripartita.
En el inter, la disciplina priísta se someterá a las tensiones naturales que arranca la designación del candidato o candidata de la casa. Los primeros destellos surgieron unas horas antes de la comida de Fito Bonilla en el Hotel Don Miguel. Reunidos con el presidente del partido, Gustavo Uribe Góngora, otros tres aspirantes manifestaron su desacuerdo.
Roberto Luévano Ruiz, Claudia Edith Anaya Mota y Carlos Aurelio Peña Badillo, reprocharon los cánones de la disciplina partidista que, a su parecer, se rompían con un festín político de este tipo. Únicamente el secretario de Desarrollo Social pasó de las palabras a las acciones al intentar sabotear (sin el mínimo éxito) el encuentro.
Las pataletas vinieron del menos legitimado de los aspirantes. Como lo anticipamos en esta columna, Roberto Luévano ni siquiera hizo un intento por despertar a la estructura de voto para que acudiera a la elección del cambio de dirigencia nacional del PRI. El pasado 16 de agosto se dijo aquí:
“De acuerdo con los resultados de la pasada elección 2018, en el municipio de Guadalupe donde Luévano Ruiz y Flores Mendoza han hecho carrera política, el PRI obtuvo 21 mil 384 votos. De ese universo, los “operadores” – uno de ellos encargado de la política social del gobierno de Alejandro Tello Cristerna– tan solo lograron rescatar ¡761 votos priístas! Un número irrisorio”.
Supongamos que la mitad de esos sufragios corresponden a Roberto y Enrique por igual. ¿Qué le hace pensar a Luévano Ruiz que 380 votos tricolores y unas cuantas fotos en los destapes de otros aspirantes, le compran un boleto a la gubernatura del estado? De poco o nada ha servido su estancia en la SEDESOL, con todo y el reparto de apoyos del programa UNE.
La sombra de Miguel Alejandro Alonso Reyes pesa sobre las aspiraciones de Carlos Peña. A él tocará un momento distinto en la definición interna donde, si bien no buscará igualar la convocatoria de Fito Bonilla, sí intentará prevalecer mediante un mensaje político contundente.
Aunque no deberíamos descartar otra ruptura posible: ¿qué pasaría si Ricardo Monreal Ávila ofrece amnistía política para Miguel Alonso a cambio de levantar la mano del Coordinador Nacional de Ganadería? Así como en el 2010 el fresnillense lo hizo con el exsecretario particular del ahora coordinador de senadores de Morena.
Mientras, en la Cámara Alta, Anaya Mota buscará activar los acuerdos nacionales un tanto apartada del poder que la empoderó dentro del priísmo: Luis Videgaray Caso. En la negocia electoral de estados, Zacatecas siempre representa los menos votos. ¿Qué le podría ofrecer a ella el creador del “monrealismo”? Viceversa: ¿qué le podría pedir ella a Ricardo?
#Casualidades: Matemática electoral simple, pero con resultados desastrosos. Así es como Ernesto González Romo construye (y a la vez destruye) la carrera política de Soledad Luévano Cantú, a la que el libre albedrío de su costalero ya le costó una fuerte reprimenda en el Senado.
La senadora va en pleno divorcio de sus votantes. Para entenderlo, baste ver la cantidad de comentarios que desata en su contra dentro de las publicaciones que vende en Facebook. Por ser un instrumento de lucha política ha perdido rápidamente legitimidad. Lo mismo que sucedió con los regidores “monrealistas” en la capital.
En Agenda Política dimos a conocer un par de contratos que la sobrina de Soledad Luévano alcanzó en la Cámara Alta, una vez que la senadora rindió protesta. ¿Casualidades? Ninguna. La odontóloga Claudia Gisel Luévano Ruiz era y es parte de su equipo cercano.
Luévano Cantú luego se encargó de corroborar que, efectivamente, su familiar realiza “labores” en la Comisión de Defensa Nacional; temas completamente ajenos a los de su perfil profesional. Además, confirmó que, como presidenta de la Comisión de Administración, Soledad siempre tuvo conocimiento de los contratos que otorgó el Senado a su sobrina.
Las redes sociales, ecosistema favorito de la senadora, no dejaron de mostrar su inconformidad por el probable hecho de nepotismo. Aunque cada vez es más sintomática la forma en que las personas vuelcan su enojo contra la campaña política a la que sirve Soledad.
Alejandro Tello Cristerna se enfrasca inútilmente en debates bizantinos con la senadora. El tiempo ha demostrado que a ella no le asiste la razón. Aunque lo mismo fue reprochable el silencio desde Gobierno del Estado frente a la falta de respeto de Soledad Luévano y otros, a los funcionarios de estrategia digital. Ni un mensaje de solidaridad en respuesta a las agresiones.
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