Si no es una realidad, al menos la percepción predomina. Dos episodios emblemáticos, con apenas días de diferencia, explican bien la situación. En el PRI de Zacatecas la desarticulación entre militancia, partido, municipios, legisladores, aspirantes y gobierno es una constante que devalúa su posición política.
El primero de estos, la reunión entre Roberto Luévano Ruiz y su exjefe del ayuntamiento capitalino, Cuauhtémoc Calderón Galván, acompañados de un Enrique Laviada Cirerol que busca salir de las sombras en las que él mismo se instaló al convocar a aquel desayuno en la “Hacienda del Cobre”, lo que le costó un deslinde inmediato (y posterior distanciamiento) desde el Senado.
Según la narración del encuentro en una conocida cafetería de la avenida García Salinas el pasado viernes, el dos veces derrotado por “Sami” Samuel Herrera Chávez dejó correr en corto la versión de que el gobernador Alejandro Tello Cristerna ha dado la instrucción de trabajar en favor de la candidatura de Adolfo Bonilla Gómez.
Información que careció de sustento al contrastarla con los círculos rojos de otros dos aspirantes, donde negaron rotundamente tal supuesto. Hasta el momento las mesas de acuerdo entre los cuatro aspirantes se decantaban por los procesos de medición para definir al o la candidata del PRI en el estado, con cuatro propuestas distintas.
Cada una de estas se ajustaba a las necesidades de los aspirantes, sin que hubiera una fórmula que lograra el respaldo de al menos dos de esos cuatro que se reunen de forma habitual. Pero una vez conocida la fotografía del encuentro entre Luévano, Calderón y Laviada, cualquier posible acuerdo en la mesa de la unidad tricolor podría ser rebasado por la desconfianza.
En el D21 las reacciones no se hicieron esperar. Las más naturales apuntaron en el sentido lógico de la imagen: la filtración y quiebre de las filas priístas. Otras más prudentes cuestionaron: si así es como Enrique Laviada piensa construir engranajes en la candidatura de David Monreal Ávila, exponiéndolos y evidenciándolos en público, habrá que esperar más puentes rotos.
La única certeza que reflejó la fotografía es un Roberto Luévano agobiado por no encontrar respuesta entre la militancia. Además de que, en sus planes, siempre ha existido la posibilidad de reactivar viejas amistades que coyunturalmente se mueven en un sentido u otro. En este caso, las que parece (aunque no sea del todo cierto) que se encuentran más cerca de David.
A diferencia de su partido -donde cada vez se le ve con mayor sospecha-, la réplica del gobernador a las aspiraciones de Roberto ha persistido en mantener a su secretario de Desarrollo Social en los sondeos para definir al candidato del PRI. ¿Qué tanto cambiará o debería de cambiar la opinión del mandatario con estas evidencias? No se sabe.
Más allá de las distintas dudas que produjo el episodio, las prioridades políticas del partido permanecen inconexas. Durante las sesiones de la Comisión Permanente de la LXIII Legislatura de esta semana, el priísimo dio otra muestra clara de que la oposición es lo que los de casa permiten que sea. El vacío político lo llenan en Morena.
En medio de la crisis financiera del ISSSTEZAC, que este mismo día deberá entregar 70 millones de pesos para el pago de pensiones o esperar nuevos bloqueos, no existió la mínima controversia en contra del discurso político que imprimió la oposición en el pleno.
Mientras la bancada de Morena busca “responsables” a quien imputar el problema financiero del Instituto en los últimos siete años (plazo legal en que prescriben responsabilidades administrativas), al tiempo que ligan dos sexenios y los perfilan como los promotores de la corrupción interna, en la Legislatura los tricolores miraron y callaron.
A la respuesta en silencio le precedió un enorme vacío informativo desde Gobierno del Estado que, en tiempos de campaña adelantada, Morena ha llenado con una postura electorera. Los réditos podrán fluir en una parte de la opinión pública, aunque no resuelven la inmediatez: ¿cómo garantizar el pago a pensionados, y qué hacer con el futuro de las pensiones de 24 mil 200 matriculados de la administración pública estatal?
Ese es el debate público que no propone la oposición porque abre la posibilidad de revisar el funcionamiento del ISSSTEZAC desde su creación. En esa tesitura, para qué insistir en una auditoría externa (despacho particular) que únicamente pone la diana en dos administraciones y que carece de efectos vinculantes, si no para edificar la narrativa de los legisladores de Morena.
La anomia en la que se encuentra inmerso el partido en el gobierno es sintomática. Gracias a esta suerte de aletargamiento y falta de conducción política, la oposición (apenas visible si se le compara con el trabajo legislativo de Geovanna Bañuelos de la Torre o de José Luis Medina Lizalde) aprovecha todos los vacíos que le regalan unos tricolores eficientemente desarticulados.
#Casualidades: Otra de las percepciones que abundan gracias a la falta del trazado político que debería de preceder a un año electoral (comenzando por los cambios en el gabinete por perfiles operativos), es esa que inunda el vox populi: “Alejandro Tello ya negoció con los Monreal”.
En el D21 no celebran ni confirman el rumor. Por el contrario, en cada ocasión posible califican al ejecutivo estatal como un político incapaz de cumplir o mantener sus acuerdos. Señal de que en anteriores ocasiones existieron acercamientos que terminaron en desencuentros.
En paralelo, los tricolores sustentan esta hipótesis por la forma en cómo el PRI ha disminuido su presencia como partido del gobierno y como oposición del gobierno federal. En ambos casos las deducciones parecerían lógicas, aunque equivocadas en su diagnóstico.
De existir una negociación no habría necesidad del fuego de la oposición en la Legislatura. Los acuerdos transitarían en la no agresión y la capitulación temprana del gobierno, a la espera del cambio de estafeta.
Lo que persiste, en cambio, es la añoranza de los priístas de mandos políticos identificables a los cuales se les pueda seguir. Así lo dejaron saber en la fiesta de cumpleaños de “Fito” Bonilla. Una estructura a la espera de un guía, o conjunto de guías, al campo de batalla.
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