Una bolsa y una mochila. El backpack negro para cargar con los documentos y libros que atiende por el momento. De atuendo sucinto, serena, respetuosa, cariñosa con su familia y las mascotas. El distanciamiento social las obliga a ella y a Concepción Medina de García abreviar sus saludos, no sin restar afecto para los suyos y atenciones para el visitante.
La agenda de Amalia Dolores García Medina se divide entre la Ciudad de México (aquí mayoritariamente), la finca en Tacoaleche y Guadalupe. Muy amablemente Manuel Espartaco Gómez García dispone su casa como un punto de reunión común donde finalmente la exgobernadora se decide por regalarme algunos minutos.
Resuelta a obsequiarse un año sabático de actividades proselitistas y política partidista, Amalia atempera la mayoría de sus opiniones. Bien dicen que el respeto al sexenio ajeno es la paz, no sin dejar de sostener y justificar las decisiones tomadas entre 2004 y 2010, años en que la Revolución Democrática empoderó a la primera gobernadora emanada de la izquierda en México.
Para quienes la recuerdan bien, en efecto, no hay forma de que Amalia no articule su conversación a través de la intelectualidad. El linaje familiar, sus estudios en historia -aunados a un esposo e hija economistas-, y los años de lucha y debate entre las escuelas comunistas mexicanas, donde ella participó activamente, forjaron y empoderaron su identidad.
Comenzamos la plática con algunos retos del gobierno de la Ciudad de México en la nueva realidad global después del coronavirus y las condiciones laborales que esta modificó. Secretaria del Trabajo y Fomento al Empleo en la administración de Claudia Sheinbaum Pardo, su reciente encomienda exige conocer los fenómenos a los que se enfrentan los derechos laborales con el trabajo en casa.
Cita a Marta Lamas Encabo y a Amparo Dávila para fijar algunas reflexiones que van surgiendo. El feminismo es, sin duda alguna, el conducto de sus palabras y su pensamiento. Y cómo no sería así si su primera causa, además de la libertad de disensos en las estructuras cerradas del partido comunista, era la brega de las mujeres que hoy ocupan más lugares en lo público.
Entrado el intercambio, más adelante, recordará aquel episodio en que la reforma electoral zacatecana de octubre del 2009, edificó los primeros pisos de la paridad de género en puestos de representación popular. La novedosa ley traería para las zacatecanas un incremento de 6 a 9 diputadas, así como 3 presidentas municipales, 39 síndicas y 322 regidoras.
Viene a colación, debido a la pandemia, el tema electoral. No sólo cambian las estructuras de trabajo y la mano de obra, también se ponen a prueba los sistemas políticos y sus instituciones. Coincidimos en que será interesante mirar a las y los aspirantes y a las autoridades electorales tomar decisiones que ponderen responsablemente (o con negligencia) la libre decisión democrática y el derecho a la salud.
Las tecnologías de la información, así como permitieron la adaptación de las oficinas en casa, tendrán un papel preponderante en el despliegue de proselitismo electoral. Y fue gracias a la campaña de Donald Trump que las transnacionales de Silicon Valley se vieron obligadas a transparentar el flujo de efectivo y el tráfico de fake news entre cuentas apócrifas. Un detalle me llama la atención: no lleva el celular a la mano.
Definitivamente asistiremos a una elección sui géneris. La exgobernadora apunta a un caso reciente en la elección de Hidalgo, en que la autoridad electoral limitó los mítines de campaña a treinta personas con las medidas sanitarias obligadas. Aunque, acota bien, no es en esos eventos masivos donde participa el voto indeciso. Para esas tareas era y sigue siendo más efectivo el toque de puertas, casa a casa, pues permite el contacto directo con el candidato.
No hablamos de aspirantes en Zacatecas. Sigo en una reflexión general por respeto al año sabático que decidió tomar de las actividades proselitistas. Si bien coincide en los postulados de Morena y con algunas decisiones del presidente Andrés Manuel López Obrador, ella ha preferido no enrolarse en la militancia y sus forcejeos internos, aunque celebra siempre el derecho a debatir y disentir.
Recuerda que en el PRD las diferencias venían por su propia naturaleza interna. Aprovecho para cuestionarle sobre los roces y el conflicto con el monrealismo durante la elección del 2007, cuando Ricardo Monreal Ávila se atrinchera en Fresnillo (a través de David) producto de un fuerte encuentro en el seno de la tribalización perredista.
Su respuesta refuerza la premisa: los debates eran la razón de ser del PRD por más que marcaran diferencias profundas. Sin embargo, los tiempos de ruptura con el Sol Azteca se volvieron innegables en el momento en que el partido acepta la candidatura de Ricardo Anaya Cortés. De él recuerda una mesa directiva ilegal e ilegítima, en contra de la Cámara Baja, para aprobar de manera furtiva la privatización de los bienes nacionales un 12 de diciembre, día de peregrinajes a La Basílica.
Cambiamos de tema. Tomé unos momentos para platicarle la forma curiosa en la que yo conocí el entuerto mediático del proyecto de Ciudad Gobierno. Quizás Pedro Lara Rojas no lo recuerde. Habrán de cumplirse más de diez años en que, en un vuelo Ciudad de México – Zacatecas, por azares del destino compartimos asientos uno junto a otro.
Sin conocer la vida política de Zacatecas (que más adelante sería mi segunda tierra), Pedro y yo intercambiamos algunas palabras. Motivos de viaje, a quién visito, a qué se dedica él; poco a poco fuimos cercando la charla en el proyecto de moda. De su portafolio el arquitecto Lara me obsequia una copia de “Ciudad Gobierno: La Experiencia del Estado de Zacatecas en los Proyectos de Prestación de Servicios (PPS)”.
Publicado por el Instituto para el Desarrollo Técnico de las Haciendas Públicas (INDETEC) en conjunto con el entonces Gobierno del Estado de Zacatecas (2004-2010), se volvió el texto de cabecera para defender las asociaciones público-privadas que luego fueron adoptadas por gobiernos de todos los colores a manera de palanca de financiamiento.
A la fecha conservo el libro de 164 páginas, pero guardaba mis dudas del asunto. Las resumí en una pregunta: ¿qué sería hoy del Centro Histórico si las oficinas gubernamentales hubieran seguido en un área concéntrica? Me explicó que justo esa misma inquietud le plantearon en su momento Genaro Borrego Estrada y Arturo Romo Gutiérrez.
Gracias a la experiencia del presidente Ricardo Lagos después de un duro llamado de la UNESCO debido a la contaminación turística que puso en riesgo el nombramiento de ciudad patrimonio en Valparaíso, Chile, la exgobernadora sigue la ruta que tomaron en aquella república para que Zacatecas encontrara las inversiones necesarias del proyecto.
Votado por unanimidad en la LVIII Legislatura, con el sufragio en firme de Miguel Alejandro Alonso Reyes el proyecto fue presa de las críticas gracias al clima electoral. La erudición de los años le permiten concluir: en una elección cualquier pretexto es bueno para armar una campaña en contra de tu gobierno. Un mensaje para Alejandro Tello Cristerna, tal vez.
Del actual mandatario sólo lamentó la dificultad de gobernar en la terrible austeridad y la restricción de recursos gracias a la enorme deuda que recibió. Un endeudamiento que (en su derecho a disentir respetuosamente) no se ve, no se palpa, no se aprecia, ni la aprovechan las y los zacatecanos.
Agenda Política también buscará al exgobernador Miguel Alonso para conocer, desde sus palabras, la versión del sexenio que vivió. Hay denominadores en común entre ambas administraciones. Uno de ellos: “los amigos del poder” de siempre (comunicadores incluidos), dedicados a lo de siempre, la traición.
Finalizo nuestro encuentro con una pregunta pícara: ¿ya leyó “La Infamia”? Palabras más, palabras menos, ella responde con ese decoro propio: “No… y no me llama la atención el libro. He sabido por algunos cercanos que en una parte hablan de mi gobierno. Pero, para que haya polémica siempre se necesita de dos personas, y yo no tengo interés de entrar en polémica”.
Twitter: @GabrielConV