Mucho de razón tienen las palabras que David Monreal Ávila le dedicó a su hermano, el senador, en su visita por Zacatecas. Poco de realidad tienen, en cambio, las que insiste en vender Ricardo Monreal sobre el ex coordinador de Ganadería, porque lo suyo es la redacción política. Sin embargo, uno de los dos explica muy bien lo que ocurre en la dinastía.

Claro, a estas alturas nadie tiene dudas de lo que ellos mismos comunican. Tres años como presidente municipal, seis en el Senado, dos años (sólo uno efectivo) al frente del programa Crédito Ganadero a la Palabra -mismos en los que también condicionó apoyos de la Secretaría de Bienestar-, y a quien la gente “aprecia” y “respeta” al transitar por las calles es a Ricardo.

David carece de imagen propia y, si no lo ha entendido, más que ayudarlo, la sombra de Ricardo lo opaca. El exgobernador es ese aliciente que utiliza el monrealismo para hacer creer que la campaña interna no sufre fracturas, ni divisiones. Y que, teóricamente, hay un “líder” que conduce por sí mismo su andar político, aunque tenga que venir a recordárnoslo su hermano mayor.

Fiel a su estilo, a Ricardo le gusta caminar cerca de Catedral. Da unos pasos por la calle Hidalgo, justo en frente del Palacio de Gobierno para enviar señales que tranquilicen a sus seguidores. Cuando en realidad su presencia ratifica que hay un vacío de poder, siempre propiciado por David, quien pocas veces se atreve a realizar el mismo recorrido que hace su hermano.

Hoy, francamente desaparecido, David no tiene peso propio. Se rodea de los medios de comunicación que le dan el mejor apapacho, de los políticos que más lo adulan (o al menos eso le hacen creer), y de un grupo nutrido de incondicionales con los que no hay un diálogo honesto pues están seguros de que las encuestas pueden con todo, incluso con la indecisión del aspirante.

Si replicáramos la mítica reprimenda telefónica que Ricardo le propinó a David en 2016, no encontraríamos diferencia sustancial en el panorama cinco años posterior. Apenas concluyó la visita de Ricardo y ya habían deslindado a Enrique Manuel Laviada Cirerol de los variados “equipos” (nunca uno solo) del controvertido precandidato a quien lo esperan un par de impugnaciones.

Contrario a esas versiones, quienes conviven con Laviada explican que más bien es Norma Julieta del Río Venegas la que fue alejada del círculo concéntrico, pero que a través de emisarios la anti comisionada del INAI hace de las suyas. Esa que tiene que señalar a “foráneos” como responsables de pedir información pública (supuesto derecho humano) para desahogar su molestia.

Irónico que quien se autocalifique como recelosa de la transparencia busque los argumentos más infantiles que le permitan dar sentido a su delirio de persecución. Si grazna como un pato, camina como un pato y se comporta como un pato, seguramente lo es todo menos una funcionaria en resguardo del derecho universal a la información.

No obstante, llama aun más la atención el lugar que le concede Ricardo a su cómplice en la asignación de obra pública. Ya en una entrevista telefónica había remarcado que le insistió a Enrique que dejara el estado para enfocarse en las tareas del Senado. El ex director de NTR Zacatecas habría mostrado su fuerte apego a la política local, sin ganas de ponerse a prueba en otros ámbitos.

Pero esa es la “ayuda” que ofrece Ricardo y la que toman con amplio gusto sus seguidores. La misma que David aquilata en vez de mirar cómo demerita su propia identidad política cuando su hermano tiene que venir a prestarle el poder por unas horas. Aquello que sus incondicionales critican de Alejandro Tello Cristerna, no se lo han hecho entender a David: el poder es para ejercerlo.

En realidad, las intermitentes visitas de Ricardo Monreal se han convertido en un placebo para David. Esa ilusión o fe en que tan sólo Ricardo pisa tierra zacatecana y toda la política toma el orden que su precandidatura no logra consolidar. Si Ricardo “escribe” (por llamarle de alguna forma) un libro, David también. Si Ricardo vocifera “infamia”, David repite con admiración.

Paso a paso, y contra sí mismo, David siempre se sintió más seguro imitando lo que por propia voluntad no podía imaginar. Y la historia no le ha dado el temple para buscar su propio camino, que, nadie descarte, probablemente nunca fue el de la política. Ese es el gran dilema que surge con cada visita de Ricardo, incluso si David aún no lo entiende.

Alejado de todo ese bullicio, este domingo Saúl Monreal Ávila asomó en sus redes sociales para dar a conocer su registro como contendiente a la reelección en el municipio que Ricardo nunca gobernó. Nadie duda que el “Cachorro” era el candidato natural del monrealismo, pero el remordimiento del senador pudo más que su intelecto político.


#Casualidades: Es cuestión de memoria. El 14 de agosto del 2018, el diario Imagen de Zacatecas consignaba en su encabezado principal: “El velódromo, un elefante blanco”. A tres años de su inauguración y con 40 millones de inversión, sólo es utilizado por 8 personas, seguía la nota.

Un tema ya en el ámbito público pues el 4 de septiembre del 2017, el Observatorio Ciudadano de Zacatecas para la Función Pública utilizó las mismas palabras al referirse a esa obra “inconclusa” del sexenio de Miguel Alejandro Alonso Reyes.

Ahora, uno de sus principales promotores y beneficiarios (entre ellos su familia) se presenta dentro de un “colectivo de deportistas” que se adhieren al D21. Es Martín “El Boa” Barraza Luna, el que aparece acuerpado por personajes cuestionables -de playera guinda- para fijar su postura política.

¿Qué congruencia tiene esa “adhesión”? Tan poca como que los que ahí aparecen bien caben en el “con los corruptos ni a la esquina” de la senadora María Soledad Luévano Cantú. En efecto, son ex alonsistas y se enorgullecen de presentarse ahora como neomonrealistas.

¿Ya se olvidó la nómina secreta del INCUFIDEZ? ¿Se va a perdonar por las buenas conciencias de la Cuarta Transformación? Es cierto que la de Adolfo Márquez Vera fue una administración marcada por la falta de gestión y la confrontación con los gremios deportivos.

Pero no hay justificación para celebrar el salto de un sexenio del que algunos fueron cómplices, a un “proyecto” de “renovación” para Zacatecas.

Twitter: @GabrielConV

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