La población que asistió a los festejos del triunfo electoral de David Monreal Ávila, mayoritariamente, se encuentra en el segmento de edad que aún no recibe la vacuna para prevenir el desarrollo del coronavirus. Jóvenes y adultos menores de 39 años, con acceso a redes sociales, habitantes de zonas urbanas, y que nutren el núcleo de población económicamente activa.
No hay forma de justificar la celebración que decidió posponer el candidato electo, ya que era riesgoso realizarla como cierre de campaña pues le significaba gastos frente a la autoridad electoral y un mensaje de frivolidad que podría reflejarse en las urnas. La frivolidad no desapareció, David sólo recorrió la fecha del calendario hacia un fin de semana sangriento para los zacatecanos.
Esa fue la nota que recuperó el diario Reforma en su edición de este lunes. La secunda una investigación firmada por Verónica Espinosa en el semanario Proceso, en la que resalta “el silencio que sobre la situación guarda el morenista David Monreal Ávila”, frente a los tuits con los que la excandidata Claudia Edith Anaya Mota retrata un presunto pacto con la delincuencia.
A decir de los textos de la senadora, ese pacto se evidenció en la operación electoral en favor de las y los candidatos guindas en la elección del 6 de junio. Y el informe del INE al que tuvo acceso la revista de investigación, sí anticipó “el desplazamiento de la población y la intimidación a funcionarios que cuidarían las casillas… en municipios como Jerez, Tepetongo y Monte Escobedo”.
Avistamiento de grupos armados, toma de instalaciones gubernamentales por grupos armados, el secuestro exprés de servidores públicos (incluido un capacitador electoral), retenes ilegales con gente armada, y enfrentamientos entre grupos antagónicos y entre delincuentes y el ejército. El mapa de riesgos en manos del INE no falló en sus diagnósticos.
Llamarle a David “gobernador electo” es darle el papel que no quiere asumir. El fresnillense aún se imagina candidato. Sus mensajes en redes sociales mantienen la misma tónica, como el que publicó el pasado domingo. No ponderó la necesidad entre llevar una convivencia que fuera familiar, a la vez que señalaba listos los lugares para la venta de cerveza en el Multiforo.
No se centró en la obligatoria atención de medidas sanitarias permanentes como el núcleo esencial de su mensaje. Al uso de cubrebocas y gel sanitizante le dedicó menos de diez segundos en un video de más de 8 minutos, y aseguró que se atendían las indicaciones de COFEPRIS sin explicar a qué medidas se refería en específico. Se repartieron 10 mil boletos, y eso era lo importante.
Que era un evento histórico, sin precedentes y trascendente, se le escuchó repetir al “candidato electo” que prefiere el júbilo para no hablar de los temas que preocupan a la ciudadanía en general. Aún cree que los receptores de sus discursos repetitivos son quienes simpatizan con su causa. Los demás son enemigos de la transformación que “no quieren perder privilegios”.
Y ni siquiera sus seguidores mantienen el nivel de compromiso mostrado en la campaña. Un analista de redes sociales ha identificado la estrepitosa caída de “vistas” que tienen las apariciones de David Monreal en sus videos en vivo en Facebook; la tendencia es marcada desde hace semanas. El aún candidato cada vez llega a menos gente y sus palabras no son de interés.
Su compromiso con Julión Álvarez se cumplió, como lo explicó el candidato. Sin embargo, la mayor frivolidad viene con aquella emblemática fotografía en la que el cantante se deja ver acompañado por Enrique Peña Nieto y Manuel Velasco Coello. Esa misma que el expresidente borró de su cuenta de Instagram el 9 de agosto del 2017 por la información que se conoció aquel día.
De acuerdo con el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, a Julio César Álvarez Montelongo se le relacionó como prestanombres del grupo delictivo “Los Flores”. Las autoridades norteamericanas ubicaron su apoyo a las actividades de tráfico de drogas de la organización, y/o por ser propiedad o estar bajo el control de ésta, sus miembros y asociados de confianza.
La reacción del gobierno federal al borrar cualquier vínculo del presidente con el cantante señalado de operar recursos ilícitos, daba total legitimidad a la investigación realizada por el Departamento del Tesoro. Por un lado, David promovía un estereotipo de cantante que lo mismo formó parte de la imagen institucional del gobierno de Chiapas, y se retrataba con la “mafia del poder”.
Por otro, al “candidato electo” nuevamente se le veía despreocupado por rodearse de personajes de farándula que no sólo promueven la apología del delito (feminicidio), sino que además arrastran vínculos con grupos delictivos. El mismo fin de semana que en los municipios del estado se libraban las batallas más sangrientas entre los cárteles Jalisco Nueva Generación y de Sinaloa.
Al igual que las carreteras estatales a las que David intentará llenar los baches con discurso, los temas de seguridad no tendrán mayor justificación que una “herencia maldita”. La frivolidad hoy tiene a sus aduladores metidos en luchas intestinas para conocer quién sobrepasa en ineptitud a su rival cercano, y así ganar el mismo puesto que le prometieron a seis o siete más.
#Casualidades: De la reunión que sostuvo el candidato electo con Andrés Manuel López Obrador, sus alabanceros tampoco supieron sacar provecho. Están dedicados a construir relatos de ficción bastante cómicos y entretenidos que sacien las ansias vengativas del patrón.
A decir del comunicado que enviaron los lagoteros, resulta más que evidente que no hay trato preferencial para el “amigo del presidente”. Todo se llevó conforme al protocolo y David ocupó el lugar que le corresponde en ese bloque de gobernadores: uno más del montón.
Que va a armonizar su gobierno con el federal (porque no tiene idea ni proyecto propio); que habrá más coordinación en áreas de seguridad, infraestructura carretera e inversión económica. Paz social; abrazos sí, balazos no; y todo lo que emule al tabasqueño.
En el mismo boletín hablaron de una supuesta “reunión preparativa” (lo que sea que eso signifique) con el “equipo” (quiénes) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. De la presunta reunión no circularon ninguna foto, ni los nombres de los participantes.
El interés de sus serviles no es mejorar la imagen del “candidato electo”, sino resolverle los conflictos personales que él tiene con quien no comparte sus criterios. Ese nivel de política aldeana al que David Monreal está acostumbrado y que veremos de aquí en adelante.
Twitter: @GabrielConV