La fachada cayó muy temprano y el verdadero David Monreal Ávila aparecerá pronto. Limitado, sin preferencia en Palacio Nacional, con un coordinador de senadores de Morena acotado por la lucha política de la sucesión en 2024, y una procesión de aduladores que lo único que les interesa es ganarse un puesto en su gabinete. Será por eso que le urge salir de gira a los municipios.

Al candidato electo lo rebasa su situación, pero prefiere rodearse de incondicionales que no le lleven la contraria, aunque terminen por dañarlo. Así como lo hizo Francisco Javier Calzada Vázquez cuando aceptó que, de trasladar el problema financiero del ISSSTEZAC a la siguiente legislatura, dejaría a David en condiciones presupuestales limitadas para temas como seguridad, infraestructura y carreteras. No incluyó el de salud.

Entonces ¿donde quedó el amigo del presidente, ese que tiene las llaves del presupuesto federal en su bolsillo y un gran gestor en el Senado? Efectivamente, nunca existió. Andrés Manuel López Obrador fue nítido en su conferencia matutina de este jueves: nada de dobles pensiones. Se refería a las protestas que realizaron jubilados del IMSS para reclamar el pago de su esquema de jubilación.

Sus palabras lo resumen todo: “Si es una cosa justa no hay problema. Nosotros estamos aquí para hacer justicia, pero no podemos cometer la injusticia de darle más a quien no le corresponde”. ¿Qué le va a responder el presidente a su candidato electo cuando conozca el panorama del ISSSTEZAC (especialmente las compras y prestaciones otorgadas en el sexenio 1998-2004), así como la pretensión del monrealismo de reformar infructuosamente esos excesos?

Muy seguramente lo primero que le diga es que no hay recursos para rescatar continuamente un esquema estatal de pensiones, porque como ya lo explicó en esa misma conferencia: “Yo tengo que cuidar que el presupuesto alcance a todos… no podemos [dar dinero], aún con manifestaciones y protestas. Si no hay razón no” va a ceder. Un escenario completamente paralelo al de Zacatecas.

Por eso la urgencia de Ricardo Monreal de llevar los votos y los consensos a la LXIII Legislatura, con el objetivo de quitar un peso menos en el próximo presupuesto que deberá administrar David. Sin embargo, el panorama cambió drásticamente el miércoles cuando las y los legisladores presenciaron a una multitud enardecida a las afueras del Congreso.

Fue tal la tensión que la diputada Aída Ruiz Flores Delgadillo decidió no unirse al bloque que esperaba pacientemente en uno de los restaurantes del Mesón del Jobito a que llegaran las transferencias prometidas a cambio de sus votos. Alma Dávila desde un inicio fue una aliada perdida para ellos. Y entre refrescos y botana, también tuvieron espacio para darse ánimos como próximos (supuestos) secretarios y subsecretarios.

Ni qué decir del protagonismo en el que han caído Javier Calzada y Eduardo Rodríguez Ferrer, que no sólo es atípico. Resulta incluso contraproducente. ¿Cómo es que un presidente de la Mesa Directiva fija una postura particular sobre un tema legislativo, y cómo es que un próximo secretario de Congreso manda comunicados a su nombre?

No hay lógica, no hay orden, no hay capacidad, ni liderazgo entre las filas de la próxima administración. Los intereses individuales se reprodujeron en la campaña so pretexto de que los Monreal abrían las puertas del paraíso. Hoy se alcanza a ver el sectarismo y la indiferencia a los “acuerdos” políticos. Utilizan el mismo lenguaje binario que David.

Por ejemplo, alguien le dijo al candidato electo que las obras de arte en comodato colocadas en las oficinas de Ciudad Administrativa se iban retirando de las paredes como un botín de los que se van. David, que no sabe más que oponerse -sin talento alguno, va y repite las palabras que le maquillan en su burbuja, pero no le explican realmente por qué trasladan esas obras a otro lugar.

Resulta que quien lleva el inventario de todas las creaciones plásticas es el Instituto Zacatecano de Cultura, y esa dependencia realiza un padrón. Después deposita las obras en sus almacenes o las regresa a sus dueños. De ahí que, como lo estipula el reglamento, deban de regresar todos los préstamos a la tutela del IZC.

Empero, pinta tan difícil el panorama para el sexenio entrante, que lo mejor es distraer conque roban lápices, regalan bonos (aprobados por el propio David), basifican puestos en su imaginación, y -como lo pronunció él mismo en su transmisión del lunes- algunos trabajadores “como el tío Lolo, se hacen pendejos solos”. Bien lo anticipó Ricardo: se sacó la rifa del tigre (y no sabe cómo domarlo).

Las y los que “ayudan” en su proceso de entrega-recepción (a control remoto desde el INAI) están más preocupados por mediatizar nimiedades, que en comprender que David ya tiene enfrente el reto de gobernar y no llena los requisitos. Con las manifestaciones sindicales, y en ausencia de un mensaje contundente del de Fresnillo, la opinión pública hoy lo ve como traidor de las causas laborales.

“Todavía no gobierna y ya quiere vender el ISSSTEZAC porque dicen que su hermano ya tiene compradores en la Ciudad de México”, dijo un sindicalizado a otro en el plantón afuera del Congreso. Es tan malo el manejo de prioridades de David Monreal, no se diga la nula inclinación política para entender los problemas que enfrenta, que, sin gobernar, ya se ve como una autoridad sin poder.

El colmo: la reforma al ISSSTEZAC tendrá que llegar en su sexenio, y con los sindicatos en su contra.


#Casualidades: Otro de quienes ha mostrado poca agudeza para hacer política a nivel de municipios es Jorge Miranda Castro. Resultó bastante curioso ver su firma en el documento de ediles que piden a la Secretaría de la Función Pública que cuide los procesos de entrega recepción.

Él, mejor que nadie, sabe que la Función Pública no tiene competencia alguna en los municipios. Únicamente actúa la Auditoría Superior del Estado como órgano fiscalizador que realiza las observaciones para que la Legislatura apruebe las sanciones a que den lugar.

Esas sanciones y el desahogo del procedimiento contencioso lo realiza la Comisión de Justicia. Algunas veces coadyuvan las comisiones de Vigilancia y de Transparencia. Es absurdo que el exsecretario se preste a estos juegos de ignorancias, pero ese es el nivel.

Empero, para eso existen las contralorías municipales. Y es a ellas a quienes deben de pedir cumplan con la exhaustiva revisión en el cambio de gobierno. El mensaje – que no tardaba en llegar- es para Salvador Estrada González a quien dio trato institucional en la conferencia para revisar el proceso de transición, y luego vuelve a declararle la guerra. El edil sustituto permanece tranquilo. No caerá en provocaciones.

Lo mismo “Chava” Estrada y Martín Álvarez Casio en Fresnillo han encabezado sus administraciones municipales de forma excepcional. El primero más interesado en los acuerdos políticos y la gobernanza. El segundo como una revelación política a la que hay que dar seguimiento.

No obstante, a Jorge Miranda se le antoja pasar de exsecretario a munícipe inexperto que capitaliza con el discurso para ganar legitimidad. Un cambio muy drástico. Y es que tres mil votos de diferencia con Heladio Verver y Vargas de ninguna manera es un piso en el que pueda sentarse cómodamente a administrar la pobreza.

Twitter: @GabrielConV

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *