El único operador político eficiente en el equipo de David Monreal Ávila no es uno de sus cercanos ni de sus consentidos. No lo acompañó en la campaña. No estuvo en los años previos cuando el Coordinador Nacional de Ganadería se dedicaba de lleno al proselitismo político adelantado. Vaya, ni siquiera conocía Zacatecas hasta hace algunos meses.
Un desacierto que lo consideren aún como posible secretario de Seguridad Pública, aunque él, en corto, asegure que lo que quiere es marcharse a la brevedad del estado. Y digo un desacierto porque Arturo López Bazán es el único que puede encabezar la secretaría General de Gobierno en la nueva gobernanza transformadora, como insiste en simplificar David.
Los primeros en conocer sus estrategias fueron los operadores electorales del PRI, PAN y PRD. El 6 de junio, las corporaciones estatales cumplieron la instrucción de desmovilizarlos. Así ocurrió en los municipios de Pinos, Ojocaliente, Fresnillo, Calera, Villanueva y Zacatecas. Con testimonio en mano, distintos personajes vivieron una jornada de persecución política.
El caso del hoy regidor capitalino Carlo Magno Lara Muruato, es ejemplar. A él, la Policía Estatal lo detuvo en dos ocasiones ese domingo. Como represalia por la obstrucción que sufrió Jorge Miranda Castro en la casa de su hermano Josué (donde concentraron recursos para la compra de votos) los estatales respondieron a su manera.
Y no porque los priistas promovieran el bloqueo en el fraccionamiento de Tahona, en donde reside Josué Miranda. Recordemos que, una vez que los simpatizantes de Encuentro Social reventaron el centro operativo, los primeros en llegar al lugar fueron precisamente los estatales, acompañados de la Guardia Nacional.
Otro de sus objetivos prioritarios, ese día muy temprano, era inmovilizar a Víctor Anaya Mota, hermano de la candidata del Va Por Zacatecas. Debido a que no lo encontraron en la capital, donde pretendían aprenderlo, los municipales de Guadalupe detuvieron entonces a su pareja.
El alcalde de Juchipila, Rafael Jiménez Núñez, incluso presentó una denuncia ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Zacatecas en contra de Arturo López Bazán y sus muchachos por el hostigamiento que sufrió durante los días de campaña. La radiografía que dibujan en el Va Por Zacatecas es la historia de cómo la policía estatal operó a las órdenes de David Monreal.
Aunque legalmente respondía a Alejandro Tello Cristerna (que, efectivamente, no metió las manos), los estatales salieron a la jornada electoral a obedecer a David lo mismo que lo hicieron este martes a petición de Francisco Javier Calzada Vázquez, pero en contra de los sindicatos. Un despliegue de fuerza inexplicable para resguardar a seis diminutos diputados que hoy claman soberanía absoluta.
Sí, el mismo estudiante que se forjó como normalista en la escuela General Matías Ramos Santos, de Loreto, Zacatecas, hace unos días presumió su soberbia en el uso de la fuerza para “proteger” los intereses de una camarilla minúscula. En definitiva, el presidente de la Mesa Directiva de la LXIII Legislatura olvidó su historia en la izquierda, que siempre vivió con convicciones de liberalismo.
El desaseó comenzó desde que la diputada Susana Rodríguez Márquez, al frente de la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política, dejó de acatar el Acuerdo 366 con el cual su comisión debió de exigirle a Eduardo Rodríguez Ferrer, solicitara licencia y ocupara la Secretaría General del Congreso. Nombramiento que surtía efectos desde el pasado 30 de agosto.
Amurallados en las instalaciones del Museo Felguérez desde las primeras horas del martes -con desayuno incluido en los interiores artísticos- Rodríguez Ferrer les cumplía el quórum al impedir la entrada de Mónica Leticia Flores Mendoza. El híbrido de secretario/diputado es suplente de la perredista, y por ello Susana Rodríguez disimuló como que no existía el famoso Acuerdo 366.
Todavía en su calidad de diputado, que insiste en mantener hasta el último día de la dieta legislativa, “El Conejo” Ferrer votó junto con Padilla, Calzada, Mónica Borrego, Raúl Ulloa, y Dolores Hernández el periodo extraordinario de este jueves en el que no pudieron lograr ningún avance a su pretendida reforma. El uso de la fuerza sólo sirvió para presumir cómo será la nueva gobernanza.
Es falso que, sin publicar el acuerdo del periodo legislativo extraordinario en el Periódico Oficial, el bloque monrealista estuviera impedido a sesionar. Esa fue la narrativa que quisieron vender a los medios de comunicación en su conferencia; la realidad, sin embargo, es que la diputada Aida Ruiz Flores Delgadillo ya les había asestado un golpe fulminante.
Efectivamente, la legisladora de Nueva Alianza se apersonó en la sede del Congreso, no con la idea de completar el quórum. Por el contrario, desde ahí lanzó un video mensaje a David Monreal Ávila: nos vemos en la LXIV Legislatura. La representante de los turquesas no será la diputada suplente, sino la líder seccional del SNTE, Soralla Bañuelos de la Torre.
Estos son los síntomas de un cambio de gobierno que va a la deriva por el exceso de soberbia en la, cada vez más, reducida burbuja del candidato electo. Son víctimas de su propia intolerancia, a tal grado que ya comienzan a preparar la toma de protesta del fresnillense en el Palacio de Convenciones. ¿Cuántos votos perdió David esta semana?
#Casualidades: El mejor acierto de toda la administración de Ulises Mejía Haro, se llama Salvador Estrada González. El alcalde suplente bajó las luces, desvió los reflectores públicos y se dedicó a gobernar dentro de los pasillos del ayuntamiento.
Un político discreto. Sin afanes de protagonismo. Sorteó las tensiones que heredó de Ulises Mejía, y que parecían casi irremediables. Entrado en estudios filosóficos y de teología, con un doctorado en proceso de concluir, Salvador Estrada dio un tono distinto a los asuntos públicos.
Nunca a través de la imposición ni del choque de posturas. Así le advirtió al Comité de Entrega Recepción de Jorge Miranda Castro (sediento de revanchismos), que su administración tenía los libros abiertos, y que eran rumores equivocados los que escuchaban de algunos actores.
Buscó acuerdos, y donde había resistencias dejaba que la norma y la institucionalidad resolvieran. Impuso una agenda progresista en su equipo y en su estilo de gobernar, consecuente con su forma de vida, sus creencias y sus prácticas cotidianas.
No se detuvieron los servicios públicos, ni colocó menos luminarias, ni se interrumpió la obra pública. “Chava” Estrada fue el contraste máximo de un alcalde comprometido con el servicio público, y otro alcalde que volcó el ayuntamiento durante tres años a una aspiración política.
Estrada González nos deja un legado que no es menor: hace mucho que en Zacatecas y en el país se ven pocos políticos ocupados en el quehacer público, y no en la elección inmediata posterior. Se ha perdido la tradición del servicio público, pues se utilizan los puestos como espacios de aspiración permanente.
Twitter: @GabrielConV