Ni programa de trabajo, ni un equipo propio y una cartera de recursos casi en ceros. Eso es lo que tiene en su escritorio, hasta estos momentos, el general brigadier en -reciente- retiro Adolfo Marín Marín dentro de la Secretaría de Seguridad Pública. Peor aún, Gustavo Alberto Fernández Medina, encargado de la Dirección del C-5, parece no tener interés en obedecerle.
Desde que Arturo López Bazán abandonó Zacatecas, en el C-5 no se comparte información para la policía estatal. La lealtad al exsecretario se mantiene incluso en su ausencia, con evidente detrimento del interés público. De ahí que corran las especulaciones sobre el futuro inmediato de Marín Marín. Apuntan a un interinato que ha de cubrir un par de meses hasta que lleguen nuevos nombramientos.
Mientras eso ocurre, en las estaciones UNIRSE a las que dará “mantenimiento” la empresa Seguritech Privada S.A. de C.V., no hay dinero para trasladarse a atender reportes. La compra de gasolina se detuvo, por lo que los policías se mantienen apostados en los arcos de videovigilancia sin poder mover un dedo frente a la crisis de inseguridad que dio la bienvenida al sexenio.
Lo urgente no es lo importante, por ello la Función Pública y el “vengador de la corrupción” Ernesto González Romo, prefirieron hacer mutis al respecto de cuatro contratos que dimos a conocer aquí en una entrega anterior, que apuntan -por evidentes razones- a distintas adjudicaciones directas previamente consensuadas (moches) con Seguritech, un proveedor por demás irregular.
Compras, compras y más compras, bajo el concepto de adjudicación directa -esa de la que abusó en Loreto el Cepillo “Cuentas Públicas” Figueroa– y que, a decir de la diputada Gabriela Montserrat Basurto Ávila, acumulan más de 90 procedimientos de adquisición con el aval de Humbelina Elizabeth López Loera y Víctor Hugo Hernández Reyes.
El desprestigio del sexenio ocurrirá pronto y en una proporción similar a la que utilizan para montar estruendosamente el teatro “anticorrupción” y las “herencias malditas”. Solo quienes no entendieron la magnitud del desaseo que se oculta detrás de ocho líneas de investigación en contra del Crédito Ganadero a la Palabra, le dan un voto de confianza al “davidismo”.
Sin embargo, hoy las prioridades son otras. Dos fuentes al interior de las decisiones cupulares del “gobierno” de David, han confirmado a este espacio que en enero comenzarán los cambios en esa suerte de “gabinete”. Si el primer paquete arribó a cuentagotas y tarde, ahora se abre un nuevo espacio de incertidumbre al respecto de lo que sigue en esta irrisoria “administración”.
Podríamos esperar incluso la renuncia de Francisco José Murillo Ruiseco, como la solicitó el propio David al fiscal hace algunas semanas. La prudencia con la que se ha mantenido el titular de la FGJZ al respecto de la asfixia presupuestal que vivirá ese organismo en 2022 deja dudas de estas presiones del ejecutivo estatal para entorpecer la procuración de justicia.
También se encuentra en el tabulador de recambios el “tembloroso” Ricardo Olivares Sánchez, situación que obligó de inmediato a la comisionada Norma Julieta del Río Venegas a tratar de blindar con urgencia la posición que más interés le despierta (por encima de la Función Pública) dentro del gabinete. Ella sabe, mejor que nadie, que David no es un político de palabra.
Únicamente los espacios que no cuenten con el aval total de Verónica del Carmen Díaz Robles corren peligro al interior de estos equilibrios que no tardan en romperse. Se cuentan, ahí también, los nombramientos que logró empujar Ricardo Monreal Ávila, y no es novedad que al senador poco le interese lo que ocurre en Zacatecas pues desde hace tiempo “no se mete” en lo de David.
Aunque, en honestidad del panorama que pinta este 2022, lo de menos a estas alturas es la cantidad de enroques, saques, modificaciones y rediseños que inventen en la “nueva gobernanza”. David Monreal y Verónica Díaz tienen recursos para tirar por la borda a través de programas sociales y presupuestos discrecionales en Finanzas y la Oficina de la Jefatura del Gobernador.
Este jueves, Ernesto González presumía la reducción presupuestal que vivió la oficina donde despacha David, así como la del piso de abajo, donde labora Gabriela Evangelina Pinedo Morales. Todo con un cínico acento de “austeridad”, ya que, en la misma medida que “quitan” presupuesto a estas dependencias, crecen los ingresos de Finanzas.
Es una simple simulación. Ahora todos los gastos se van a triangular a los libros de Olivares Sánchez, por ello es importante que el “tembloroso” ocupe el menor tiempo posible esa oficina. Mientras más información acumule el tlaxcalteca, más herramientas de chantaje le entregan a Julieta del Río para permanecer anclada como un pesado lastre. Al menos ese es el trato que le dan actualmente.
Resulta difícil imaginar que Verónica y David no lo piensen de la misma manera. En la boleta al Senado de la República sólo caben los nombres de una mujer y de un hombre. Y ya quedó en evidencia, con el paquete presupuestal que ayer aprobaron los guindas, verdes, turquesas y petistas, que la de Bienestar comienza su campaña el 1 de enero del 2022 (con la resultante siembra de enemigos).
#Casualidades: Si quisieran construir un discurso creíble de censura a la violencia de género, deberían de ser un poco más consecuentes. En la discusión del presupuesto de egresos, la diputada Violeta Cerrillo Ortiz trajo al pleno su ideología de género.
La conoce al derecho y al revés, pero no la interioriza. De no ser así, ¿por qué guardó silencio en el calificativo de “acomodaticias” que dedicó Armando Delgadillo Ruvalcaba para Amalia Dolores García Medina y Claudia Corichi García?
¿Por qué en campaña no manifestó su repudio al toqueteo de David al glúteo de Rocío Moreno Sánchez? ¿Es una ideología selectiva que se acomoda a los intereses personales de la diputada que asume un “feminismo” con filtros políticos?
Violeta tampoco atendió las inquietudes de la Red Plural de Mujeres en el diseño del presupuesto de egresos que reduce los recursos de la Secretaría de Mujer, ni la reserva para el SEDIF. No se indignó con el periodista Carlos Loret de Mola cuando adelantó lo que José Juan Mendoza Maldonado llevó al pleno, y mucho menos se inmutó cuando llamaron a otra diputada “sabelotodo”.
Una postura ocasional, que responde a la defensa política (no de género) de dos personajes y no a la de un movimiento político socio cultural ¿hace feminismo? Es la misma lógica cuando se usan las ideologías con fines particulares y que terminan en demagogia.
Sororidad no hubo en el pleno. Por ende, no cupo ahí el debate real sobre violencia de género, sino sobre las amenazas que sí realizó, por ejemplo, Víctor Humberto de la Torre Delgado: o cuidan lo que dicen de la delegada, o habrá consecuencias. ¿Así o más claro?
Twitter: @GabrielConV