Los hay algunos que no sacan a un perro de una milpa. Y luego están los otros, como las y los diputados de la LXIV Legislatura, que se pierden en la misma milpa con todo y perro. Este jueves se clausuraron las nada honrosas labores de su segundo periodo ordinario de sesiones, que llegaron al colmo de obstruir un consenso mínimo y elemental como consensuar el orden del día.
A esos extremos han llegado en el Poder Legislativo del Estado de Zacatecas. Perdieron incluso el sentido más básico de legislar, que obliga en un primer momento a sostener un simple acuerdo acerca de los temas que se van a discutir en una sesión. No fue el único récord que batieron, pues todavía se dieron el lujo de elaborar un exhorto dedicado a uno de sus colegas. Y en otros casos alcanzaron hasta 8 horas en discutir un insignificante punto de acuerdo.
En la historia de las legislaturas quedará como registro único el hecho de que Armando Delgadillo Ruvalcaba exigiera al secretario de Finanzas les retuviera la ministración mensual de recursos, que quiso apoyar con acusaciones de presuntos desvíos de recursos que nunca comprobó. En respuesta, el pleno le votó aquel exhorto inédito para que mostrara las pruebas de sus dichos.
Se ha degradado en tal extremo la posibilidad de cualquier entendimiento, que mejor utilizan el pleno para dirigirle una invitación al diputado que confirmó que la Legislatura es una simple oficialía de partes de la nueva gobernanza, por instrucciones provenientes de la delegación de Bienestar. Lo más denigrante, Delgadillo tuvo que aguantar los arrastres una y otra vez.
Con el voto de la nueva mayoría parlamentaria lo destituyeron como presidente del Órgano de Administración y Finanzas, situación que luego enderezó el Tribunal de Justicia Electoral del Estado de Zacatecas. Lo reponen en el cargo, y a los días lo vuelven a excluir por haber roto la “confianza” interna gracias a sus actitudes de completa sumisión hacia cierta funcionaria.
En el anecdotario también quedó el video con el que la diputada Violeta Cerrillo Ortiz, muy segura de sus palabras, acuñó aquello de que “en Morena no venimos por cargos ni oficinas”. Congruente con su pensamiento ayudó a elaborar la impugnación para que le regresaran a la vieja mayoría, sus cargos y sus oficinas. No su dinero. Para ese mejor organizaron una tanda interna.
Este viernes la Sala Regional Monterrey del tribunal federal podría decidir el destino inmediato de la integración parlamentaria. Si se decide por mantener el criterio del TRIJEZ, la autoridad electoral jurisdiccional sentaría un muy grave precedente para que los gobiernos estatales se inmiscuyan sin el menor pudor en los asuntos legislativos, más de lo que ya lo hacen.
En caso de otorgarle la razón al bloque plural ampliado, su suerte no termina ahí. Ya sea José Guadalupe Correa Valdez, Manuel Benigno Gallardo Sandoval (ambos son quienes más insisten en “acordar” con David Monreal Ávila para que el dinero mueva voluntades) o María del Refugio Ávalos Márquez, entre los visibles, próximamente podrían acompañar los votos oficiales sin necesidad de cambiar de partido.
El presunto “coordinador” de las panistas María del Mar Ávila Ibargüengoytia y Karla Dejanira Valdez Espinoza se mueve de forma autónoma. Si acaso le entera algunas cuantas cosas a la dirigente albiazul Verónica Alamillo Ortiz, para él es más que suficiente. Baste decir que las diputadas no sabían que su propuesta a la CDHEZ era la de Arturo López de Lara Díaz.
Si hablamos de los priistas, las cosas se ponen más rojas que tricolores. Hace unos cuantos días la diputada Gabriela Montserrat Basurto Ávila dio a conocer a Enrique Flores Mendoza y Omar Bazán Flores lo que sus colegas de partido sabían desde algún tiempo. Ella renuncia a la coordinación del grupo parlamentario a partir de septiembre o, de ser posible, antes.
Se va entre reclamos de conducirse como un factor de división más que de unidad en el partido, pues, al igual que Correa Valdez, se manejaba de manera autónoma y comunicaba poco a sus pares sobre las agendas de la bancada. Además, en aquella reunión espetó -muy segura- no tener deuda alguna con Alejandro Tello Cristerna, lo que levantó varias cejas entre sus compañeros presentes.
Ya veremos qué opinan de eso en el partido al que no falta cada lunes a rendir honores a la bandera, sin mensaje alguno o proyecto político propio conocido. A sus expresiones también las acompañó la franqueza con la que Enrique Flores dijo mantenerse al pie del cañón con Alejandro “Amlito” Moreno Cárdenas, mientras que Bazán Flores exigía la cabeza del campechano.
Quien se postule a esa coordinación debe saber que llegará a administrar una bancada que ni siquiera resguarda intereses en común. Tan es así que, una vez difundida la convocatoria para la renovación de la dirigencia interna en Zacatecas, estas pequeñas grietas se ensancharán y conoceremos el grado de distanciamiento interno en el que se encuentra el partido.
Así acaba el segundo periodo ordinario de la LXIV Legislatura, en medio de la parálisis que provocó la polarización proveniente de las oficinas de Bienestar, la inmovilidad de los resentimientos tricolores, y treinta diputados que no saben hacer política sin dinero. De entre el marasmo, el único legislador que asumió el compromiso del diálogo y los acuerdos usa toga y despacha en la presidencia del Tribunal Superior de Justicia del Estado.
En unos cuantos días de encuentros pacientes con cada uno de las y los treinta diputados, Arturo Nahle García hizo lo que jamás David, junto con su gabinete (legal y ampliado, en Bienestar), podría hacer. Aún y con sus jugosos “estímulos por responsabilidad en el cargo”. Con un poco de política, el Poder Judicial hoy tiene una nueva ley orgánica.
#Casualidades: Muy poco, casi nada, deben agradecer a la LXIV Legislatura las y los 25 aspirantes a presidir la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Zacatecas. Su trajinar en los últimos días fue más un desgaste que una promoción.
Bastante esperanzados, la mayoría de los participantes se mostraron muy activos en redes sociales y medios de comunicación, cuando la realidad es que los integrantes del pleno legislativo sabían de antemano que esa convocatoria había nacido muerta, al menos en el corto plazo.
Lo confirmó muy molesto el diputado Ernesto González Romo cuando evidenció como imposible un escenario de veinte votos para llenar la vacante del Órgano Interno de Control, en donde empujaba a Edith Guerrero Lechuga, del grupo de los “Choles”.
En reiteradas ocasiones se le dijo a las y los aspirantes que cuestionaban a este espacio sobre la ruta a seguir en los trabajos de la Comisión de Derechos Humanos que preside Georgia Fernanda Miranda Herrera.
La respuesta, en todos los casos, fue la misma: la convocatoria no va a llegar ni a la integración formal de una terna. Algunos tomaron con seriedad el consejo, otros prefirieron creer en el juego diario de padrinazgos que no llevaba a ningún lado.
Sin duda alguna, quien más perdió mediáticamente en estas semanas fue la Fiscal Especializada de Derechos Humanos, Martha Berenice Vázquez González. Hoy carga con un fuerte estigma de parcialidad y sesgo institucional, basado en evidencias, a los que se le anexa un trabajo de cabildeo que se extiende hasta el epicentro de la polarización legislativa, en las oficinas de Bienestar.
Twitter: @GabrielConV