Desde que el crimen organizado asedió al municipio de Apulco, la presidenta Yanet Morales Huizar vive en huida permanente. Una vez que rindió protesta como edil reelecta por la coalición Va Por México, el grupo armado que mantiene secuestrada dicha demarcación tomó represalias al haber conocido su intención de “combatir” a los delincuentes.

La primera advertencia llegó con un “levantón” a su esposo. Durante una semana en la que el único alimento del cónyuge se compuso de insistentes contusiones y tortura, el mensaje no dejaba lugar a dudas. Morales Huizar pronto entendió que su lucha no tenía sentido alguno más allá de poner en entredicho su integridad, así como la de su familia.

A partir de entonces, y apenas días después de estrenarse para un segundo periodo en la misma presidencia municipal, Yanet desapareció de los reflectores públicos y de los límites conocidos de Apulco. Sin embargo, el pasado miércoles, la edil en fuga reunió cerca de un centenar de personas, ninguna de ellas armadas ni dispuestas a dar la vida por un objetivo fútil.

Recorrieron las calles aledañas al Palacio de Covián, en la Ciudad de México, donde fueron atendidos por el personal de la Secretaría de Gobernación, que a la vez hace las funciones de cuartel de guerra electoral de la “corcholata” Adán Augusto López Hernández. La reunión no llevó muchos minutos y los de Apulco salieron con un ofrecimiento que en Zacatecas es bien conocido.

Al igual que las familias de desplazados, habitantes de las comunidades del municipio de Jerez, para Yanet Morales la Cuarta Transformación sólo tuvo una respuesta: diríjase a las autoridades estatales para resolver la situación. Así lo hicieron cuando tocaron a las puertas del Palacio de Gobierno a su vuelta, donde fueron atendidos por Gabriela Evangelina Pinedo Morales.

De antemano, la titular de la Secretaría General de Gobierno conocía la cronología de enfrentamientos dentro de los límites del municipio de Apulco, entre dos bandas del crimen organizado. El más importante sucedió un año atrás. En aquel episodio, un convoy del ejército mexicano y la policía estatal fueron emboscados exitosamente por los criminales.

Desde aquellas fechas, una de las células del narcotráfico que controlan la demarcación se ha encargado de derribar constantemente las cámaras de videovigilancia que coinciden con la glorieta vial que introduce la carretera federal hacia el centro de Apulco. Expertos militares que conocen dicha estrategia, aseguran que de esa forma se blindan no sólo de las corporaciones estatales.

Explican que, en la lógica de los acuerdos con ciertas células criminales, que han sido ventilados por los grupos antagónicos, los videos captados en esas cámaras a la vez sirven de información para sus rivales, que se obtienen de las policías en el municipio así como de las que comanda Adolfo Marín Marín en coordinación con la Guardia Nacional.

Apulco es un centro de guerra, ahora comandado por las cotos de delincuentes resguardados en el estado vecino de Jalisco, en el que la autoridad ha perdido cualquier injerencia. De ahí el reclamo de la federación a la presidenta Yanet Morales. Quienes debían de coadyuvar en sus problemas también son autoridades, y, aunque estatales, no debían desentenderse de su responsabilidad.

La pérdida de poder del Estado, como sujeto legítimo del monopolio de la fuerza pública, se entrecruza con otro problema de dimensiones menos colectivas. Dos versiones subsisten de la decisión que tomó la delegada de programas sociales en Zacatecas, Verónica del Carmen Díaz Robles, para ocultarse después de las amenazas recibidas por parte del narcotráfico.

Ya sea en Fresnillo, donde habita uno de los ranchos colindantes con los de la familia Monreal, o en la Ciudad de México donde presumió un par de reuniones con funcionarios de la Secretaría de Bienestar, Díaz Robles renunció a las giras municipales en las que conjugaba una misma agenda con el titular de la nueva gobernanza, David Monreal Ávila.

Así permaneció por más de una semana, en donde fue evidente su ausencia gracias a que ella misma se encargaba de difundir a los cuatro vientos el control de los compromisos, en horas y días, que debía mantener el que se dice “gobernador”. Sorpresivamente, el pasado martes volvió a las fotografías de redes sociales, más con la urgencia de aparecer, que en la seguridad de publicitarse.

Esa misma actitud demuestra que las amenazas no son un tema para minimizar, ni contienen datos lanzados al azar por los criminales. Por el contrario, el exilio momentáneo de Verónica Díaz coincide con el ostracismo obligatorio en el que se encuentra Yanet Morales. Y la respuesta de Palacio Nacional no es una que pretenda vincularse con el desastre que mantiene David Monreal.

El olfato político y la información en manos de Andrés Manuel López Obrador le advierten que Zacatecas no debe ser un tema prioritario en su agenda, gracias a los intereses que se entrecruzan en Zacatecas, y que son disfrazados de “rutas de trasiego” de narcóticos. En Apulco no hubo necesidad de incendiar tiendas Oxxo, como sí sucedió en Ojocaliente. El mapa se lee por colores.


#Casualidades: No tienen dinero, dicen. Tal vez por eso, muy probablemente, aceptaron el ofrecimiento de la Conferencia Permanente de Congresos Locales (COPECOL), que consiste en costear la primera noche de hospedaje para las y los legisladores de distintos estados.

Los de Zacatecas atendieron a la convocatoria para ahorrarse algunos pesos. Así disfrutarían de unos cuantos días más de relajación (no moral, laboral), con gastos pagados por la LXIV Legislatura, en la que la austeridad es mero pretexto.

Encabeza la lista el favorito de las agendas de viaje convertidas en viáticos legislativos. El primero que debe venir a la mente, sin muchas vueltas, es precisamente José Xerardo Ramírez Muñoz. Nunca falla.

En los tricolores trascendieron los nombres de Gabriela Montserrat Basurto Ávila, María del Refugio Ávalos Márquez, y Jehú Eduí Salas Dávila. Los acompaña un panista exhausto de su crisis personal, José Guadalupe Correa Valdez.

Tendrá suficiente tiempo para platicar con sus colegas y negociar la presidencia de la Junta de Coordinación Política (otra vez), o bien, del Órgano de Administración y Finanzas. Quiere adelantarse a la taurina Marimar de Ávila.

Les siguen las diputadas turquesas, Susana Andrea Barragán Espinosa y Priscila Benítez Sánchez, que buscarán un buen baño de sol. El diputado José Juan Mendoza Maldonado renunció a asistir porque a Río Grande no llegan las invitaciones, de lo contrario, sería uno más de los vacacionistas.

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