Andrés Manuel López Obrador asistió a Zacatecas con una agenda mínima que prácticamente rescató algunas cifras de lo que sus programas sociales significan en el estado. Son números que no tienen la misma adherencia en el imaginario público cuando las publicitan y presumen David Monreal Ávila o Verónica del Carmen Díaz Robles.

Un gobernador sotanero en los sondeos y una delegada que despierta más antipatías que consensos entre la clase política y las preferencias electorales, no son los mejores canales propagandísticos de la Cuarta Transformación. De ahí que, sólo un fragmento de la mañanera de este 9 de septiembre dedicara el presidente a los problemas de inseguridad, supuesto motivo de su visita.

Casi 5 mil becas de Jóvenes Construyendo el Futuro, otras 3 mil becas para universitarios, más de mil planteles inscritos en el programa La Escuela es Nuestra, 148 mil adultos mayores y 13 mil personas con discapacidad (su voto duro) acceden a una pensión en Zacatecas. En resumen, más de 150 mil familias reciben apoyos en forma de becas, créditos y apoyos directos a productores.

A partir de este tronco común se relativizan y se segmentan los apoyos dependiendo del rubro que busque impactarse con el discurso del subsidio social: madres trabajadoras, mujeres productoras, alumnos, familias beneficiadas, etcétera. Conocedor del pulso público, López Obrador prefirió ir a los elementos que lo conectan con los positivos, que asumir la crisis local.

El discurso siempre se dirige a su base votante -más menos 150 mil familias-. Encierra luego a los críticos en la categoría de detractores de la transformación que atentan contra el pueblo (ese al que reduce a transferencias monetarias o sufragios previamente cultivados con dinero público), base de su legitimidad social y electoral. Muy distinto a un David que vive en el repudio ciudadano.

Pero, a diferencia de noviembre del 2021, cuando Andrés Manuel presentó el Plan Zacatecas II, esta vez el presidente prefirió no ahondar en el terreno discursivo de la inseguridad (que ha impactado más en la opinión socializada), como esperaban en la nueva gobernanza. Sus voceros informales hablaban incluso de una mesa de seguridad, con la atención particular del gabinete federal y el énfasis en aquel tema.

No fue así. Las expectativas se diluyeron cuando la visita se redujo a la Onceava Zona Militar como escenario de la mañanera del pasado viernes, y la siguiente frase: “Hay preocupación en la gente por el problema de la inseguridad y de la violencia, por eso (…) decirles que no están solos, que continúa el programa de apoyo de las Fuerzas Armadas, de la Guardia Nacional”.

Y el mensaje fue confirmado: “Quise iniciar dando a conocer estos datos [de programas sociales] para comentar que Zacatecas tiene todo nuestro apoyo, todo nuestro respaldo… David Monreal siempre ha estado trabajando de común acuerdo con todas las instituciones, con todas las secretarías del gobierno federal, sobre todo en lo que más le preocupa a la gente: la seguridad”. O sea, un asunto de corresponsabilidad.

El principal testigo de tales declaraciones fue el titular de la Secretaría de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, presente en el presídium de la conferencia. Especialmente las últimas líneas de la mañanera: “Yo apoyo totalmente a David, totalmente, no tengo ninguna duda; lo conozco, nos conocemos desde hace muchos años y cuenta con todo nuestro apoyo”.

Ese mismo apoyo que en el Palacio de Covián se convierte en constantes deslindes, cuando tienen escuchar las quejas de los desplazados de Jerez o de la presidenta municipal de Apulco en exilio por amenazas del crimen organizado: esos asuntos le tocan al gobierno estatal, David no puede evadir corresponsabilidad en el tema de inseguridad.

Pareciera más bien que ese “no tengo ninguna duda” que refirió López Obrador al titular de la nueva gobernanza tenía que ver con su fidelidad a la Cuarta Transformación por encima del apellido Monreal, como contrastó la elección en el Senado de la República para modificar el plazo de permanencia de la Guardia Nacional en las calles, y la ratificación de un mando militar.

Nació de una pregunta sobre el informe de gobierno del fresnillense en las horas anteriores, que muy poco pudo resaltar las cifras con las que comenzó Andrés Manuel la mañanera del 9 de septiembre. Seguramente al tabasqueño no le informaron de la frase que soltó David ese día: “Hasta el hijo de un campesino puede llegar a ser presidente”, en referencia a su hermano Ricardo.

No obstante, y para atajar especulaciones, la presencia de Adán Augusto en la comitiva presidencial respondía a cualquier duda de la posición de Palacio Nacional en el conflicto subterráneo que mantiene con el de la Cámara Alta. Para David todo el apapacho retórico, sin conceder en los hechos. Al senador “la falsedad, la hipocresía y la politiquería del conservadurismo de México”.

El de la nueva gobernanza se embarca a la próxima ruptura entre los Monreal y López Obrador. Como hace 5 años, David ya definió de qué lado de la cancha jugará la final en 2024. Su casaca no registra el apellido de su familia ni el de la delegada de Bienestar. “Lo conozco” afirmó Andrés Manuel con toda seguridad, pues entregará Zacatecas a su corcholata, pese a Ricardo y pese a Verónica.


#Casualidades: La coordinadora de la bancada del PRI en la LXIV Legislatura resultó mejor publicista del apoyo de López Obrador a Zacatecas que el propio David Monreal. Muy ad hoc al clima de cordialidad PRIMor que se vive en el Congreso en estos días.

Entre las “bondades” que rescató del presupuesto de egresos de la federación 2023, Gabriela Montserrat Basurto Ávila, después de poner el dedo en la llaga de los subejercicios en Zacatecas, ahora presume los “incrementos” de este año.

Así, en sus redes sociales difundió una infografía que pone énfasis en mil 500 millones de pesos adicionales que recibirá el estado en 2023 dentro del Ramo 33 (aportaciones en educación, salud, infraestructura básica, fortalecimiento financiero y seguridad pública).

Y “destaca” (como se aprecia literal en su publicación) 600 millones más para el FONE “que es nómina educativa y 295 millones para la infraestructura social”. Ni en sus tiempos como subsecretaria de egresos se le vio tan activa y con tal entusiasmo.

Qué curioso que la que se ha encargado de tomar los temas financieros como propios en el pleno legislativo, haya omitido los pronósticos macroeconómicos excesivamente optimistas que programaron en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, para 2023.

¿Inflación en 3%? ¿Crecimiento económico al 3%? ¿Tipo de cambio en dólar en 20.6 pesos igual que en 2022? Estos indicadores eran los primeros que calificaban en SEFIN como poco reales durante la administración de Alejandro Tello Cristerna, cuando encabezó la Subsecretaría de Egresos.

¿Hoy no merecen ni un extrañamiento, como sí lo hace la senadora Claudia Edith Anaya Mota en cada discusión del paquete económico? ¿El gobierno no se endeuda si la perspectiva ecnómica no se cumple? Y si se cumple ¿la deflación no traerá caída de precios, salarios y producción? ¡Ah! La “oposición” tan dócil y empobrecida, que se vendió a los caprichos de su presidente Ernesto González Romo.

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