Desde el pasado primero de julio en este espacio dimos la primicia. Gabriela Montserrat Basurto Ávila renunciaba a la coordinación de bancada del Partido Revolucionario Institucional en la LXIV Legislatura, antes de que se inaugurara un nuevo periodo ordinario de sesiones en el mes de septiembre. La causa, dijo ella a sus compañeros, eran las diferencias internas.
Así lo anunció días antes en uno de los cubículos del Congreso en el que se reunieron los tricolores junto con Enrique Flores Mendoza y Omar Bazán Flores, excoordinador de campaña de la senadora Claudia Edith Anaya Mota (que confirmó esa versión). Las cartas se abrieron y cada uno mostró su juego: los que mantendrían lealtad a la dirigencia de Alejandro “Amlito” Moreno Cárdenas, y los que pugnaban por su salida.
Bazán Flores explicó que, debido a que Comité Ejecutivo Nacional del PRI había peleado muy poco por la candidatura de Claudia, en la elección interna él se integraría a las filas de la disidencia que encabeza Miguel Ángel Osorio Chong. El dirigente estatal, en contraparte, permanecería de guardia y parapeto para Moreno Cárdenas en Zacatecas, entonces envuelto en la trama de los audios “del jaguar”.
Sin ánimos de consenso, más en una apuesta por la próxima división interna, las únicas tintas claras fueron las de Basurto cuando anticipó a los presentes su dimisión, tal cual explicaron los priistas a esta columna en esas fechas. Sin embargo, el PRI carecía de consensos para dar paso a la o el próximo líder de bancada.
Identificada estaba la aspiración de la diputada María del Refugio Ávalos Márquez, pero sólo acopió los votos de Manuel Benigno Gallardo Sandoval y Herminio Briones Oliva y nunca alcanzó una mayoría que modificara el escaso consenso tricolor, que a la fecha es endeble. Además, las sospechas de un acuerdo electoral temprano con Julio César Chávez Padilla la rondaban.
Así transcurrieron los meses de agosto y septiembre, sin que la estabilidad del PRI encontrara un punto de equilibrio y consistencia. Lo peor y lo mejor que podía pasar, en plena inercia -como dijeron dos diputados- era convencer a Basurto de mantenerse en el puesto, aunque, para los suyos, ya no fungiera como facilitadora de acuerdos ni de canales eficientes de comunicación.
Y era así porque la alternativa en la figura de “Cuquita” tampoco le ofrecía alivio al clima interno de incertidumbre. Fue de esa forma que el PRI eligió permanecer en lo malo por conocido (según los priistas), que lo no tan bueno por conocer. Tarde o temprano la coordinadora iba a enfrentar aquella ruptura tricolor, que en estos momentos ha salido de la zona de “tensa calma” para elevar a tormenta.
En este transcurso, hay un antecedente a rescatar. Hacia finales de marzo, Basurto explicó a su equipo que los meses posteriores y algunas encuestas se encargarían de definir si era una buena decisión mantener la inyección de recursos en las giras por los distritos. Por lo que muestran sus redes sociales, que interrumpieron las fotografías de sus giras, todo parece indicar que el proyecto electoral pasó a segundo plano.
Basurto, muy probablemente con mediciones en mano, ha puesto en pausa su objetivo de buscar simpatías en el municipio y los distritos de Guadalupe para dedicar tiempo a los “acuerdos” legislativos. Situación que, al igual que su aspiración pendiente, no tendrá un futuro inmediato en los mejores términos posibles por las siguientes razones.
Previo a la sesión legislativa de este miércoles, cuando los priistas confirmaron la reelección de Gabriela, los tricolores también asumieron el poder en la Junta de Coordinación Política. Con la coordinadora designada para un segundo término (ahora de seis meses), las negociaciones giraron en torno a la diputada que hasta hace poco no quería saber de responsabilidades ni compromisos políticos.
Y para estrenarse en la silla, lo primero que le prometió a las panistas Karla Dejanira Valdez Espinosa y María de Mar Ávila Ibargüengoytia era que la JUCOPO respetaría el turno del Órgano de Administración y Finanzas a los perredistas, pues había que velar por la alianza Va Por México, todavía en la lógica de un bloque plural opositor medianamente firme.
La propuesta fue avalada por Maribel Galván Jiménez, que plancharía los consensos con el voto de la bancada guinda, sin la aprobación del grupo de Verónica del Carmen Díaz Robles. La palabra empeñada de ambas diputadas era el único activo político para dar viabilidad al entendimiento entre fracciones… y fue el activo político ausente en los mismo acuerdos que luego rompieron.
Maribel Galván se excusó de no poder acompañar la propuesta y en su lugar lanzó el nombre de Georgia Fernanda Miranda Herrera. El Partido del Trabajo promovió a los suyos, y Gabriela Basurto guardó silencio. Sin respaldo al PAN y al PRD (que pugnaban por ratificar a Priscila Benítez Sánchez), y con un voto en abstención, la exsubsecretaria de Egresos traicionó a sus propias compañeras y aceleró el conflicto próximo.
Al tiempo que eso sucedía, la diputada Martha Elena Rodríguez Camarillo era desplazada, sin su consentimiento, de la coordinación de la bancada de Nueva Alianza. A ese puesto volvería Susana Andrea Barragán Espinosa, que nunca pidió el voto de sus colegas ni la opinión del dirigente estatal Mariano Lara Salazar para modificar la representación de las turquesas.
Basurto teatralizaba así su “noche de los cuchillos largos” que terminó por escenificar este jueves, cuando pidió a los tricolores romper el quórum de la Comisión de Derechos Humanos con tal de estancar el dictamen que elegiría a la nueva presidenta del órgano autónomo del mismo nombre, tan sólo para aparecer minutos más tarde acompañada de José Xerardo Ramírez Muñoz.
La fotografía donde se dejan ver junto a Georgia Fernanda y con la que reclaman un presunto desinterés de los integrantes de esa comisión despertó la severa molestia de un José Juan Estrada Hernández que hasta el momento había guardado toda la prudencia institucional posible. Esa era la señal indudable de que en el PRI el encono de meses atrás no se había movido un solo centímetro.
Sin poner a la opinión de los suyos el nombre de Maricela Dimas Reveles, tal cual operaba anteriormente la “coordinadora”, las dos grandes interrogantes en estos momentos es cómo Basurto podrá restablecer la legitimidad que rompió en los primeros minutos de su encomienda al vender a dos de sus compañeras, y cómo convencerá a los priistas de votar por una propuesta ajena al partido tricolor que tanto minimiza.
A lo lejos, las y los diputados que representan los intereses de la Delegación de Bienestar se divierten y miran expectantes cómo la LXIV Legislatura comienza a dividirse en islas pequeñas de intereses bastante mezquinos que buscarán cooptar en su momento.
Y pensábamos que no podían estar peor.
#Casualidades: Después de denigrar y denostar a diestra y siniestra a través de sus plumas deficientes, ahora resulta que llamarle “taquero” al taquero habla de quienes así lo han renombrado.
Un patético chiste que se cuenta solo.
Moraleja: nunca le encargue su comunicación a uno(a) de ideas púberes y superfluas, que necesita de vejigas para nadar y se empareda entre peones que defienden el bocado con la dignidad y credibilidad que hace tiempo perdieron. Fin.