Hasta este martes, la clase política en Zacatecas adoptaba la hipótesis de que uno de los flancos más débiles en la aspiración del senador Ricardo Monreal Ávila lo constituía la nueva gobernanza, a ojos de la opinión pública nacional. Era un lastre (y lo es aún), que le repercute directamente debido al vínculo familiar tan protegido por los de Puebla del Palmar.

Un vínculo que fue el centro discursivo durante el cuarto informe de gobierno de Saúl Monreal, el pasado 15 de septiembre. Aún y con sus diferencias, David reconoció entonces la madurez del presidente municipal de Fresnillo, mientras que el “Cachorro” destapaba públicamente (por primera vez en el estado) la campaña de Ricardo como el candidato no reconocido por Palacio Nacional.

Los Monreal enviaban señales de un cierto consenso, sostenido más por el apellido que por la visión de gobierno y política en cada uno, que trazaba ruta hacia el 2024. David, el que titubeó a la hora de ofrecer un espaldarazo al senador. En cambio, Saúl y Ricardo no dejaron dudas de caminar en paralelo conforme avancen las grescas que encontrarán al entrar en el tablero electoral.

La primera batalla iniciará esta tarde, dentro del programa propagandístico “El Jaguar”, que produce el Sistema de Radio y Televisión de Campeche. Un formato que se ha convertido en la vitrina política que utiliza una fracción del Movimiento de Regeneración Nacional para defender su idea de “proyecto nacional”, a través de la emisión de audios obtenidos mediante espionaje telefónico.

Al menos esa fue la turbina que encendieron para deteriorar, en cuestión de meses, la imagen pública de Alejandro “Amlito” Moreno Cárdenas, diputado federal y presidente nacional del PRI. Gracias a la reputación de uno solo, la coalición con el PAN y el PRD se detuvo temporalmente, y en el Congreso de la Unión se abrieron las puertas para nuevas reformas constitucionales.

Las más importantes sucedieron en septiembre, cuando se discutió la incorporación de un mando militar en el cuerpo de la extinta Policía Federal, hoy conocida como Guardia Nacional, y luego se amplió el plazo para que los militares, vestidos de civiles, regresaran a los cuarteles hasta el 2028. Fue en esa reforma, cuando una negociación modificó el escenario conocido.

Todavía el 9 de septiembre, Andrés Manuel López Obrador descalificó a Ricardo Monreal por haber votado en abstención el empantanamiento del dictamen de aquella reforma en interés de las Fuerzas Armadas. “Avaló la falsedad, la hipocresía y la politiquería de los conservadores” espetó molesto el de Palacio Nacional en su visita por Zacatecas, mientras lo escuchaba a unos metros David Monreal Ávila.

Sin embargo, el trato cambió una vez que los cambios legales fluyeron en el Senado de la República. De acuerdo con el analista Mario Maldonado, existió un pacto entre el coordinador de senadores de Morena y Adán Augusto López Hernández, a solicitud de este último, como lo explicó en su columna del 20 de septiembre, publicada en el diario El Universal.

El Secretario de Gobernación, explicó Maldonado, ofreció a Ricardo Monreal la posibilidad de encartarse en la baraja de “corcholatas” de López Obrador, siempre y cuando alcanzara los votos faltantes que aprobaran el dictamen proveniente de la Cuarta Transformación. Una oferta que, en aquellos días, parecía más una trampa (por el nivel de dificultad) que un acuerdo palpable.

La operación del presidente de la Junta de Coordinación Política, que días antes había resguardado el consenso para permanecer en el poder dentro del Senado, cristalizó en la segunda quincena de septiembre. Por aquellos días, el lenguaje presidencial hacia el “compañero rebelde” (como lo bautizó Adán Augusto) abandonó la confrontación y se movió más en el reconocimiento.

Este antecedente resulta clave para entender el contenido de lo que reproduzca esta noche la gobernadora Layda Sansores San Román. Aquí habría que sumar también las portadas del diario La Jornada en cuanto a la polémica -que David Monreal no supo desactivar a tiempo- acerca de un convenio inexistente con el embajador Kenneth Lee Salazar en materia de seguridad pública. Tampoco subestimemos el lugar que ocupa el senador en el libro “El Rey del Cash” de Elena Chávez.

El pulso actual en Twitter, donde se genera el oleaje previo a los contenidos que luego son expuestos en “El Jaguar”, muestra que buena parte de los mensajes comienzan a construir la narrativa de Monreal traidor de la Cuarta Transformación”. Parece que en ese colchón habrá de caer el material que exponga Layda Sansores, y el cual ya fue reprobado tanto por Monreal como por Andrés Manuel.

En la mañanera de este lunes, el tabasqueño no sólo señaló esa confrontación como una “de mal gusto” entre los integrantes de su movimiento. Además recordó cómo, en la mítica elección de 1998 cuando Monreal abandona al PRI para jugar su candidatura por el PRD, del gobierno le enviaron un expediente para desconocer a su candidato.

“Creo que uno de sus hermanos, son 14, lo acusaban de que se había robado un caballo algo así por ahí debe andar el expediente y ya cuando terminé de leerlo… dije él debe ser nuestro candidato porque no tiene nada y además si no les conviene a ellos es porque sí representa para Zacatecas un buen gobierno” anticipó López Obrador en el conflicto que ahora se desarrolla.

“No hay que pelearnos” concluyó luego desde su conferencia matutina, ya que “es de mal gusto, aunque no afecte [al movimiento], no debería de hacerse eso, no hace falta”. Pareciera entonces que una parte del acuerdo entre Adán Augusto y Ricardo se sostiene en Palacio, al tiempo que la parte restante apuesta por cerrar el paso, de manera definitiva y por medios más coercitivos, al del Senado.

Lo que es una realidad es que no será (por ahora) Zacatecas, ni su nueva gobernanza, el punto débil de la aspiración electoral del presidente de la JUCOPO. Para suerte (momentánea) de Verónica del Carmen Díaz Robles, que desde hace tiempo busca, por cualquier medio, una entrevista con Claudia Sheinbaum Pardo con tal de ofrecerle su maquinaria electoral a cambio del fuero legislativo.


#Casualidades: Si el subsecretario de responsabilidades administrativas (con minúsculas, como su carrera política y judicial) Ángel Manuel Muñoz Muro dejara huella de todas las presiones que ejerce sobre Salvador Villa Almaráz, hace tiempo la Fiscalía le habría contestado como lo hizo este lunes.

Al juez con licencia le urge vincular a proceso y que se giren órdenes de aprensión en contra de una lista específica de exfuncionarios (varios enemigos de un subsecretario que arrastra un pasado funesto) y para ello extiende oficios cosméticos que resalten su cruzada personalísima.

Empero, José Francisco Murillo Ruiseco le recordó que para proceder en una orden de detención, primer un juez federal debe notificarle a la Fiscalía de tal resolución. Lo más curioso del asunto, es que la FGJEZ dice que recibió un oficio del asesor jurídico de la Secretaría de la Función Pública.

Lo que no explicó es que, actualmente, en la SFP no existe una Dirección Jurídica. Fue fusionada a la Subsecretaría de Responsabilidades en un apéndice llamado Dirección de Asuntos Contenciosos, ambas a las órdenes de Ángel Muñoz, creador de tan absurda petición.

Pero qué más se podía esperar de un funcionario que hace tiempo tuvo que abandonar el estado por amenazas de cierto grupo delictivo (y de un generador de violencia conocido), por haber rebasado la línea de su interés personal en su papel de juzgador y parte de un conflicto sombrío.

Solo una pregunta queda en el aire: ¿cuántas decisiones erróneas más se permitirá Humbelina Elizabeth López Loera antes de que sus subsecretarios mancillen y caricaturicen a la SFP, cuyo desgaste sólo corre hoy a su nombre? Aunque a Muñoz Muro le cueste su breve y ocurrente encargo en la nueva gobernanza, es claro que está decidido a dinamitar a la joven Secretaria.

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