Si no fuera por los gritos de Ricardo presidente”, pocos habrían advertido el ingreso de Adán Augusto López Hernández al recinto legislativo acompañado de David Monreal Ávila. En medio de una pugna legal, y el resentimiento chovinista, “La Marcha Zacatecas” no sonó en el vestíbulo del Congreso, por lo que el tumulto de políticos avisó del arribo del secretario.

El trayecto del Palacio de Gobierno a la sede legislativa tampoco se caracterizó por el ánimo de recibir a una corcholata en la tierra monrealista, hoy más que en otros tiempos. Sólo el séquito de acompañantes de la Secretaría de Gobernación, sus símiles en la delegación local, varios civiles que velaban por su seguridad y algunos cuantos de la nueva gobernanza.

Más cabía en la escena aquello del “más si osare un extraño enemigo, profanar con sus plantas su suelo”, que las estrofas zacatecanas de la Marcha Aréchiga. Aunque, para el exgobernador tabasqueño, el asunto ni siquiera llegó a una provocación. Era tan natural como llegar de invitado a la tierra del adversario, con la encomienda de notificar un parte de guerra en ciernes.

Quedó más que claro que Andrés Manuel López Obrador eligió a un hombre que presenta cualidades de las que el propio presidente carece. Paciencia, temple y una piel bastante curtida por el tiempo y la encomienda, que ni siquiera alcanzó a interiorizar las bravatas naturales de un ambiente político hostil.

En ningún momento se le notó molesto o presionado por lo que, a comparación del juego de intereses nacionales, se vio como un quehacer político pobre y provinciano al estilo de los locales. Se entiende, también, por qué Adán Augusto ha robustecido los canales de comunicación y consensos con el coordinador de senadores de Morena, ambos animales políticos endurecidos.

López Hernández únicamente exhibió un breve bonche de hojas rellenas de letra a puño, con las ideas que captó en el trayecto a Zacatecas. No había un discurso estructurado, ni un mensaje con dedicatoria. Un orador pausado, de argumentos claros y rebatibles, pero nunca incuestionables. Su mejor arma para acallar a un remedo de “oposición”: la historia.

Finalmente en la nueva gobernanza, aunque sea por un lapso de cuatro horas, pudieron respirar tranquilamente. Adán vino a llenar los vacíos y el extravío político en los que se encuentra el peor gobernador del país, al exponer de manera sencilla y articulada todo el discurso de la Cuarta Transformación que “la secta” ha vulgarizado y banalizado con poses y berrinches.

Así aplaudieron, por fin, que alguien pusiera en su lugar al de las arengas y manotazos, mejor conocido como José Juan Mendoza Maldonado. Y vaya que le tomó particular atención al de Río Grande cuando hizo polvo todo su histrionismo. Tal y como no pueden ni siquiera intentarlo en la piltrafa de gabinete con el que se acompaña David, por decisión propia.

No. El de la nueva gobernanza está más ocupado en responderle a la “oposición a conveniencia” de la LXIV Legislatura, que Maribel Villalpando Haro tiene todo su respaldo para seguir al frente de una secretaría que no sólo ha acabado con su salud, sino con su inexistente carrera política. En cambio, a Adán Augusto le bastaron unos cuantos minutos para dinamitar los intentos de debate.

Ni todos los enunciados que un personaje de por sí gris como Armando Delgadillo Ruvalcaba intentó entrelazar en un discurso sin sustancia y sin otro atractivo que las becas del Bienestar que reparte su patrona, alcanzaron a compararse en lo más mínimo con una de las muchas formas políticas que Adán Augusto puso en práctica en un día más de su agenda proselitista.

Con otra hoja en mano (esa sí en formato impreso de archivo electrónico) fulminó al PRI cuando mencionó dos nombres: Fuensanta Guadalupe Guerrero Esquivel y Carolina Dávila Ramírez. El discurso acartonado de la presidenta de la JUCOPO y coordinadora de los tricolores, que tampoco convenció emocionalmente, ya ni siquiera tenía sentido ser pronunciado.

Aun y con ello, Gabriela Montserrat Basurto Ávila buscó desvivirse en reclamos por una Guardia Nacional que parece un maniquí frente al baño de sangre cotidiano en Zacatecas. Sin embargo, las mujeres con las que hizo campaña votaron por las reformas que quiso echarle en cara al orador principal. Y en su partido, la autocrítica ni siquiera quisieron disimularla.

Dentro del diálogo sólo faltó el nombre de Claudia Edith Anaya Mota, no intencionalmente sino en el desinterés de dar tiempo y palabras a un voto en abstención. Con Carolina y Fuensanta tenía de sobra el de Gobernación mientras les recordaba que en la Cámara de Diputados el PRIMor funciona sin contratiempos y al ritmo del Jaguar.

Empero, dos grandes lecciones de Adán Augusto quedaron con su visita: que se puede ser un actor político de contraste de ideas y referencias históricas, sin perder la capacidad de acuerdos, tarea primordial en la que sirve a López Obrador. Ahí, que los priistas tengan a un pillo desvergonzado como negociador principal, es problema de los tricolores y de nadie más.

Y que, aunque las mañaneras sean de un solo hombre, todo intento de política es tan exitoso como el equipo que rodea al principal tomador de decisiones. Una enseñanza que Ricardo Monreal Ávila ha intentado transmitir de mil y un formas a David, sin mucho éxito hasta el momento. Si puso atención el de la nueva gobernanza, tal vez por fin entienda uno de sus muchos errores.


#Casualidades: Y como en la nueva gobertranza no hay día que no sorprenda el nivel de vileza y bajeza que ejercen como credo de gobierno, ahora fue el turno de las personas con algún tipo de discapacidad para atestiguar las vulgares ambiciones de la Delegación de Bienestar.

Resulta que fueron convocados, después de meses de recibir largas y pretextos hilados burocráticamente por Verónica del Carmen Díaz Robles, a una entrega de apoyos… ¡sin apoyos! Todas las tarjetas de pensiones del Bienestar, carecían de fondos, y el evento en el Multiforo sólo buscaba la fotografía oficial.

Muy acorde con aquello de que “la mejor delegada del país” (para sabotear sus propias aspiraciones, tal vez) permanezca con sus seis puntos de preferencias a alguna candidatura de Morena. Claro, había que dar alguna nota porque ella sería la gran ausente en la visita de Adán Augusto.

Esperaron pacientemente hasta noviembre para informar que, en efecto, con todo y subejercicios, el tal “Zuñi” (coordinador de giras de David, y en sus ratos libres titular de SEDESOL) tenía que aportar el 50% de recursos, o no habría apoyo de la federación.

Nadie le avisó a Ariadna Montiel Reyes que a Carlos Alberto Zúñiga Rivera no se le conoce por su brillantez en el servicio público, y que David Monreal no sabe cómo gastar el recurso que le deposita la federación, como en sus buenos tiempos de Coordinador Nacional de Ganadería. ¡Ups!

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