A las oficinas de la Comisión Estatal de Procedimientos Internos del PRI, que preside Juan Carlos Lozano Martínez, no ha llegado ningún documento que inicie la controversia de la elección para renovar la dirigencia de dicho partido en Zacatecas. Las inconformidades no han pasado más allá de las redes sociales y las expresiones propias del Revolucionario Institucional.

Entiéndase pues, el mensaje que envió Roberto Luévano Ruiz a sus simpatizantes el sábado 3 de diciembre a las 11 horas, cuando era esperado en el Comité Ejecutivo Estatal con el objetivo de registrar su candidatura, no tenía otro fin que respaldar su decisión de declinar a la convocatoria debido a una “mesa de acuerdos”. Esa misma mesa a la que él asistió y obedeció como buen priista disciplinado en la última semana.

Roberto no ha sido del todo franco con quienes le demostraron su apoyo, de lo contrario hubiera aprovechado la ocasión para transparentar las pláticas de más de una hora y media que emprendió con el delegado especial Felipe González Alanís hace unos días, lo mismo que el contenido de la conversación telefónica que sostuvo con Alejandro Moreno Cárdenas el viernes por la tarde, con la que confirmó su declinación.

Esa disciplina asumida sólo indica dos cosas: hubo ofrecimientos de parte de la dirigencia nacional de su partido con tal de abandonar la contienda interna, o bien, simula obediencia mientras prepara el desembarco del buque tricolor en cuanto algún otro partido le abra las puertas. Ambos escenarios tienen un nivel de fiabilidad propia y, lo más importante, no se anulan mutuamente.

La gran interrogante cae en la segunda posibilidad: ¿qué otro instituto político podría recibir a un ex coordinador de campaña dedicado a sabotear la elección de su candidata a gobernadora? Dentro de la coalición Va Por México, únicamente cierta fracción menor del PRD; mientras que en Morena, espera que le conceda entrada el “showman” Julio César Chávez Padilla.

Esa es una relación que no pierde vigencia política y la cual explica algunas jugarretas que ya habíamos anticipado en este espacio meses atrás. Una de las más llamativas es la que toca a María del Refugio Ávalos Márquez, que acompañaría a Roberto en la fórmula a la dirigencia estatal como aspirante a secretaria del partido.

Por fuentes internas en su propio equipo, desde el pasado mes de mayo Agenda Política tuvo conocimiento de la propuesta que realizó Chávez Padilla a “Cuca” Ávalos como posible aspirante al ayuntamiento de Jerez… con las siglas de Morena. En ese entonces comenzaba el coqueteo de la “maestra” con el edil de Guadalupe, situación que quedó registrada en sus participaciones en tribuna.

Julio César ya armaba una lista de candidaturas que acompañarían su aspiración al Senado de la República, dentro del primer lugar de la fórmula, según insistía. La prioridad de Ávalos Márquez entonces dejó de enfocarse en la coordinación de la bancada tricolor, en la que nunca logró juntar más de los tres votos que le ayuda a sostener Roberto Luévano.

Junto con el de la diputada, se sumaban los de Manuel Benigno Gallardo Sandoval y Herminio Briones Oliva, afines a los planes de Luévano Ruiz. Sus intentos frustrados por dirigir a un partido poco unido mostraban muy temprano que ella no sería un factor de cohesión y que Roberto ni siquiera lograba modificar la composición del grupo parlamentario del PRI.

Luego continuaron sus proyectos sin cambios sustanciales y sin presencia ni diálogo con el Comité Ejecutivo Nacional en el caso de Ávalos Márquez que, recordemos, ya le había negado su solicitud de convertirse en la coordinadora de bancada priista apenas iniciaba la LXIV Legislatura. Así, sin elementos que modificaran la toma de decisiones nacional, el panorama que se concretará este martes en el PRI no era uno inesperado.  

Y así también, sin peso real en la “mesa de acuerdos”, con el veto que Alejandro Moreno impuso a Roberto desde la elección del 2021, lo que tenemos es un intento de fórmula que sólo invoca la “democratización” del PRI, pero no utiliza los canales legales para inconformarse por la convocatoria de la que se quejan en redes sociales. Otro “show” al estilo Chávez Padilla, en el que Roberto igual repite que algunos comentarios y críticas en redes sociales y medios de comunicación provienen del patrocinio de Enrique Flores Mendoza. ¡Qué original!

Podrán pretextar un proceso “amañado” y lamentar que su partido le cierre las puertas a la “militancia” en la consulta abierta. Empero, nadie se atrevió a plasmar esas protestas en un documento de impugnación de la convocatoria. Es que, es tan fuerte su gen priista, que la disciplina puede durarles hasta que alguien más brinde espacios para “crecer” en otro partido.

Lo que no pueden negar es que se asumen dentro del PRI, con todo y sus asegunes, sin incomodar a la dirigencia nacional de la que se quejan en público y en privado. Tibios, a final del día, otra vez jugarán a “permanecer”, sin formar parte realmente. Porque es más fácil decir a sus seguidores que “la convocatoria no ofrece condiciones”, que empujar los límites del partido. Obedientes, pues.

Asumirse “víctimas” tampoco es una opción viable. Roberto se rodea de priistas como Alan Murillo Murillo y Omar Téllez Aguayo (a quienes pretendía representar como dirigente estatal), que hoy permanecen en el ojo público por corrupción, conflicto de interés, nepotismo, desvío de recursos, e infiltración del crimen organizado, entre otros.

Mientras que “Cuca” Ávalos insiste en dibujarse a sí misma como la diputada a la que la secretaria de Educación no le contesta el teléfono. No es que tuvieran las respuestas a la crisis partidista de la que ahora quieren sacar provecho mediático, es que querían el partido para sus propias aspiraciones al tiempo que amenazaban con “depurar” a los contrarios. Que los compre quien no los conozca.


#Casualidades: En medio del “Plan Zacatecas II” que hace unos días cumplió su primer año de implementación, la entidad que dice “gobernar” David Monreal Ávila se convirtió en el escenario para la reedición del “Culiacanazo”, registrado el 17 de octubre del 2019.

A diferencia de los sucesos acaecidos en Sinaloa, la autoridad “logró contener” una fuga de reos sentenciados por delitos del fuero federal, lo que le costó una movilización paramilitar de grupos de la delincuencia organizada que en minutos paralizaron e incendiaron Zacatecas.

No se le llamó el “Culiacanazo II” o el “Zacatecanazo” porque no vio involucrado a un líder de la talla de Ovidio Guzmán López. Tampoco tuvo toda la atención mediática, a nivel nacional e internacional, comparado con la movilización de Sinaloa.

Sin embargo, el trasfondo es exactamente el mismo. La delincuencia organizada supera en cantidad y fuerza a la nueva gobernanza, que no sabe cómo aprovechar los centenares de efectivos federales que llegan cada que una “escena espectacular” de violencia mancha a esta “administración”.

Decenas de vehículos robados e incenciados, otras más con neumáticos ponchados, familias en pánico, una caseta en fuego, y el mayor de los descontentos que David Monreal ha acumulado en unas cuantas horas, con más de 17 mil firmas (al corte de esta columna) que crecieron súbitamente.

En medio de la guerra en la que quedó secuestrada la sociedad, una parte de su “gobierno” alcanzó a arrancar dos mensajes oficiales: el de Gabriela Evangelina Pinedo Morales y el de Adolfo Marín Marín, pues los demás serviles de la Delegación de Bienestar hicieron mutis a los hechos evidentes.

Una semana antes, el “cerco” que ingenió la Mesa de Construcción de Paz para la detención de cuatro policías municipales de Pinos cobró la vida de José Silvestre Urzúa Padilla, perdido en la comunidad de Jaltomate, donde lo superaron en número y fuerza los criminales.

De esa misma mesa provino la “reacción oportuna” al interior del Cerereso Cieneguillas, que dejó sin elementos de seguridad (cuando se presumen por miles) a la gente en las carreteras. Y así va su “estrategia” contra el crimen organizado. Las “herencias del presente” ¿por cuánto tiempo más?

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