Según las reglas de operación del programa “La Escuela Es Nuestra”, la Tesorería de la Federación, así como el Banco de Bienestar, son las dos principales instituciones encargadas de dispersar los recursos que recibirán las y los padres de familia integrantes de los Comités Escolares de Administración Participativa.

Salvo que se determine algún otro ente público, como en el caso de Zacatecas, el programa que tiene como finalidad la inyección de recursos para mejorar la infraestructura de los planteles de educación básica, debería de carecer de cualquier otro intermediario que no recaiga en las figuras que inventó para tal fin la Cuarta Transformación.

Renglones más debajo de esas mismas reglas de operación, aquella voluntad de eliminar mediadores que medren políticamente con los recursos, termina en un simple buen deseo. El apartado Cuarto, sobre a la operación del programa, impone, ahora sí, a la Secretaría de Bienestar como responsable de la “entrega de medios de pago” en los planteles públicos seleccionados por niveles de prioridad.

Más tarde, esos “medios de pago” se convertirán en recursos financieros que teóricamente se depositan en cuentas personales del Banco de Bienestar, Sociedad Nacional de Crédito, o la Institución de Banca de Desarrollo, cuando exista cobertura suficiente de alguna de estas, una vez que pasaron por el filtro de las delegaciones del Bienestar.

Así llegamos a la última entrega de medios de pagos que presumió “la secta” en sus redes sociales, el pasado miércoles, con unas cuantas gráficas por demás interesantes en las que se atestigua a cada uno de los padres de familia convocados a las reuniones que encabeza Sergio Casas Valadez, que llevan en mano un periódico tamaño tabloide con el título “Bienestar”.

Se desconoce cuáles sean sus contenidos, aunque no deben distar mucho de la propaganda que focaliza y machaca el discurso de la Cuarta Transformación rumbo al proceso electoral que inicia en septiembre de este año. Acorde también con una de las publicaciones que promovía la imagen personal de Verónica del Carmen Díaz Robles con el lema: “Juntos Construimos Bienestar”.

Esa fue su respuesta, un par de horas más tarde, al reclamo del presidente municipal de Chalchihuites, Julio Alfredo Lazalde López, debido a las irregularidades presentadas en dos obras relacionadas con el programa “La Escuela Es Nuestra” dentro de las comunidades La Aurora y El Parche, en esa demarcación.

Una de las cuales presenta derrumbe de la cancha de basquetbol que fue construida con dicho recurso federal, debido a que la edificación de este espacio adicional a los centros de trabajo escolares se realizó en un asentamiento irregular. La segunda, explicó el edil, no corresponde al domo que supuestamente adquirieron los padres de familia, sino a un “tejabán”.

Como ya es costumbre en la Delegación del Bienestar (así como en la nueva gobernanza, ya que el reclamo también fue frontal para David Monreal Ávila), no existe información alguna de lo sucedido en las comunidades de Chalchihuites, en las que queda constancia de que su programa de apoyo a los centros educativos se tradujo en una escuela siniestrada.

Sabemos, eso sí, por denuncias de los padres de familia, que la asignación de obras pagadas con el presupuesto de “La Escuela Es Nuestra”, que oscilan en el rango de 200 mil hasta 600 mil pesos, la mayor parte del tiempo no toma en cuenta a los Comités Escolares de Administración Participativa, sino que son elegidas arbitrariamente por los subdelegados del “Malestar”.

En ese caso estaría bien identificado Jaime Manuel Esquivel Hurtado, del que se han recibido denuncias por desvío de recursos en efectivo a distintos beneficiarios, así como la imposición de “constructores” en la subdelegación de Río Grande, con la que intentará lanzarse como diputado local con las siglas de Morena.

El condicionamiento de programas sociales apoyada en la estructura de “cuervos” de la nación que conocen bien el esquema de triangulación de dinero en efectivo pretextando a distintos adultos mayores y personas discapacitadas que sus becas “todavía no llegan”, han sido la constante desde que la delegación de Bienestar desplegó sus operativos en Zacatecas en 2019.

Lo mismo para casos de adultos mayores finados que, por alguna curiosa razón, siguen recibiendo apoyos monetarios del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, como lo han logrado demostrar distintas familias zacatecanas. Sin embargo, denunciar en la Función Pública federal o en las contralorías del Bienestar, es lo mismo que hablarle a la pared.

Lo verdaderamente importante para los “bienestaristas” es repetir afanosamente que los programas sociales se encuentran en peligro, en caso de que Morena pierda la próxima elección presidencial. Así, en esa bitonalidad, los programas que por sí mismos se encuentran en peligro por la red de corrupción del “Malestar”, ahora se venden -por rentabilidad electoral- como especies endémicas.

Y nada mejor para demostrar que en el Morena de “la secta” ya iniciaron la campaña electoral, en medio de la crisis que vive Zacatecas en todos sus rubros, que las publicaciones de la diputada Violeta Cerrillo Ortiz con las que presume la “toma de protesta de los comités de defensa de la 4T” en Guadalupe. Sí, así con ese descaro tocarán las puertas para pedir el voto mientras el estado se incendia.


#Casualidades: Los esfuerzos puestos en el Festival Cultural 2023 comienzan a dar frutos. Al menos la redes sociales del Instituto Zacatecano de Cultura, engalanadas con un programa a la altura de lo que permite la nueva gobernanza, ofrecen un respiro de tan mala imagen gubernamental.

No obstante, falta una fecha simbólica antes de que las y los zacatecanos inmersos en los calendarios oficiales boten sus cosas y se dispongan a descansar en los días de Semana Santa. Me refiero a la del próximo 26 de marzo, sexagésimo tercer aniversario luctuoso de Francisco Goitia García.

Por el momento, el festival retoma la obra del pintor Rafael Coronel, digna de la exposición “Sin Máscara” a presentarse a partir del primero de abril, que cuenta con apoyo de la Secretaría de Cultura a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.

Sin embargo, el marco cultural de esta festividad ya clásica en Zacatecas no debería dejar a un lado al paisajista galardonado en 1958 dentro de la segunda Bienal Internacional de Grabado y Pintura, convocado por el INBA, recién estrenada en aquellos años.

Podría anexarse a la conmemoración que se realizará en la ahora “histórica ciudad” de Fresnillo (ayer nombrada por las y los diputados de la LXIV Legislatura), pues el mismo 26 de marzo ya se tiene programado un evento en ese municipio para los festejos del emblemático paisajista zacatecano.

Además, la legisladora Maribel Galván Jiménez colaborará con esta importante celebración en la sesión de ese jueves, para recordar las huellas de un pintor que se coloca como una vértebra en la columna del arte mexicano durante el siglo veinte. Una fecha, sin duda, especial para el estado, en la que también debería aportar el ayuntamiento encabezado por Jorge Miranda Castro.

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