La posibilidad de buscar la candidatura al gobierno de la Ciudad de México esta misma semana quedó cancelada para Ricardo Monreal Ávila. El coordinador de senadores de Morena ha comprometido todo su capital político en el proceso sucesorio que culminará con la candidatura presidencial que apadrine Andrés Manuel López Obrador.

En la portada del diario Reforma, del pasado 7 de junio, se dieron los pormenores de la cena en el restaurante El Mayor, este lunes por la noche, en donde se reunieron las y los gobernadores de Morena, el presidente y su cuarteto de aspirantes a sucederlo. Ahí se acotaron las características de la “contienda” interna, con las reglas que ya ratificó el presidente.

En efecto, las cuatro corcholatas deberán de presentar su renuncia (que no licencia) al cargo en el que se encuentran, a más tardar el jueves 15 de junio. No habrá debates previo a la encuesta y se les tiene prohibido a los aspirantes ofrecer entrevistas en medios de comunicación no alineados con la Cuarta Transformación (para no perder la costumbre sectarista).

Nada que simule cualquier división, ruptura, pleito o contraste, como filtro protector a la favorita del tabasqueño, Claudia Sheinbaum Pardo. De acatar las reglas, quienes no resulten favorecidos en las encuestas, y dependiendo del lugar en que se encuentren dentro de las mismas, se les concederán (de manera directa) un “premio de consolación”.

El primero, y más importante de estos, la coordinación de la bancada de Morena en el Senado de la República. El segundo, esa misma coordinación pero en la bancada guinda de San Lázaro. Y un tercero, no menos valioso, un lugar dentro del gabinete del próximo gobierno “transformador”, con un tufo de intervención en el que López tendrá la mano en muchas decisiones.

Aunque existirá una mesa de negociación en la que fungirán como moderadores Mario Delgado Carrillo y Citlalli Hernández Mora, las “corcholatas” tendrán que llegar a un mismo acuerdo sobre las empresas que participarán en la medición. El resultado será definitivo (o sea, no se podrá cuestionar), y deberá acatarse por los participantes, quienes tendrán que declinar por el o la ganadora.

Si se decidiera la “encuesta” por los afectos presidenciales, el escenario pinta claro: Claudia encabezará la candidatura presidencial, mientras que Adán Augusto López Hernández irá a la cámara de senadores a pastorear la marca Morena. La gran duda queda en la repartición de espacios para Marcelo Ebrard Casaubón y Ricardo Monreal Ávila, que ahora tiene comprometida toda su lealtad en “obedecer”.

Ya sea que Ricardo repita como coordinador de legisladores, pero ahora en San Lázaro, el zacatecano buscaría presidir nuevamente la Junta de Coordinación Política. Acumular poder y buscar su reelección para permanecer seis años en la cámara baja, como bisagra de negociación. Con menos poder que en el Senado, pero garantiza su permanencia política.

Mismo panorama se espera en caso de que Marcelo llegue al tercer lugar de la encuesta: refugiarse en San Lázaro, o armar una ambiciosa campaña que lo empuje al segundo lugar de las preferencias, y así tomar la estafeta del Senado. En esa prospectiva, es más fácil que Adán Augusto acate las órdenes de Andrés y acepte el tercer lugar para ir a la Cámara de Diputados.

Todo girará en torno al cuarto lugar, en el que permanece constante Ricardo Monreal. La pregunta que se hacen en Palacio Nacional es: en qué puesto el exgobernador de Zacatecas jugará menos como un factor de inestabilidad. Si Andrés Manuel ya hizo a un lado el gobierno de la Ciudad de México como premio de consolación, de ninguna manera le abrirá las puertas del Palacio de Covián.

Y si la gubernatura de la Ciudad de México se resolverá con un proceso sucesorio que encabece Claudia Sheinbaum, es precisamente para no encumbrar a un adversario en una plataforma tan ambiciosa como el gobierno de la capital. Andrés Manuel lo sabe muy bien porque así le impuso la agenda pública a Vicente Fox Quesada durante su sexenio, cuando inauguró las “mañaneras”. Luego saltó a la elección del 2006.

Por experiencia propia, López Obrador conoce perfectamente el peso político de un gobierno como el que encabeza hoy Claudia, una aliada a su proyecto, nunca un obstáculo. En consecuencia, tratarán de evitar un cuarto lugar de encuesta en manos de Ricardo, porque perdiendo podría ganar un espacio como la Secretaría de Gobernación. Algo que no sucederá.

De ahí que la secretaría que entrará como premio de consolación estará sujeta al resultado de la encuesta. Ahora se le llama “espacio privilegiado”, aunque podría ser cualquiera de los del gabinete legal, excepto la que todavía encabeza Adán Augusto en caso de que Ricardo pierda el sondeo. En dos meses y medio sabremos en qué condiciones se jugará este proyecto transexenal.

Quien ya puede respirar más tranquilo es el benjamín de los Monreal. La campaña que pretendía encumbrar a Ricardo en su propia tierra como candidato a senador de mayoría relativa, acaba de desaparecer del mapa. Será Saúl el abanderado guinda en Zacatecas, en espera de conocer a la fémina que lo acompañe en la fórmula a la Cámara Alta. Este fin de semana “El Cachorro” celebra.


#Casualidades: No en balde ha surgido la etiqueta #ContinuidadEnUnidad dentro de las redes sociales de Ricardo Monreal Ávila. Hay más factores que lo obligan a cuidar la disciplina interna, antes que ser un disruptor, papel que ahora asume Marcelo Ebrard.

Se entiende que la subordinación del senador al proceso de sucesión que busca equilibrar López Obrador, con un canciller que aceleró los tiempos del destape, también tienen que ver con la forma en cómo interviene el gobierno federal en Zacatecas.

La última noticia de esta vinculación dependiente en distintos terrenos políticos, la dio el super secretario de Finanzas, Ricardo Olivares Sánchez. Sin duda el perfil más sólido en esta administración, que ha mantenido a flote los distintos déficits presupuestales.

El más reciente es uno que ronda los mil 259 millones de pesos en participaciones federales destinadas al estado, debido a la caída anual, casi en un 15%, de los ingresos en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Olivares nunca se engañó con la miscelánea fiscal federal ni la aprobación del Paquete de Egresos del 2023, en donde las perspectivas económicas ya se veían demasiado optimistas. De ahí que su propuesta se recargara en la aprobación de fondos de estabilización, dentro del presupuesto local.

Estos rondan los 950 millones de pesos para amortiguar, oportunamente, la caída de los ingresos federales. Así que, es el peor momento para que el apellido Monreal rompa la disciplina que hoy mantiene con López Obrador. Por más gestiones (y vaya que son muchas) que logre el discreto secretario de Finanzas, lo peor sería cerrar las puertas de Hacienda y Educación Pública a estas alturas.

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