Poco ha cambiado dese aquella conferencia de prensa que ofreciera el senador José Narro Céspedes en la sede del Senado de la República, en el mes de septiembre de 2020. Desde hace casi tres años existían indicios de que los programas sociales repartidos por la delegación de Bienestar en Zacatecas tenían como finalidad la compra de voluntades.

Custodiado en el presídium por su incondicional, Felipe Pinedo Hernández, el legislador federal denotó el trato diferenciado que ofrecía (y a la fecha sigue ofreciendo) Verónica del Carmen Díaz Robles a los 58 municipios del estado, al concentrar los recursos federales a manera de condicionamiento para recibir votos en la elección del 2021.

Como “prácticas perniciosas” calificó entonces Narro Céspedes a las triquiñuelas del Bienestar, que años después develaría -con lujo de detalle- la diputada Priscila Benítez Sánchez en el pleno legislativo al destapar las corruptelas que son cotidianas en las oficinas federales: desde cooptación de salarios, hasta la apropiación burocrática de meses completos de apoyos federales.

Y el panorama no se ha movido un solo centímetro tres años después de que se conociera en el Senado de la República, la intención de Verónica Díaz de favorecer a un aspirante de Morena con la estructura de programas sociales en la elección a gobernador. Lo único que ha cambiado son las aspiraciones de distintos actores que juegan en un tablero electoral parecido al del 2020.

En algunos casos, como el de la delegada de Bienestar, el tiempo ha jugado en su contra al acentuar las diferencias con las que operan las directrices de los programas sociales. Es tan notorio el desperdicio de la estructura en términos políticos que, a la fecha, ninguna encuesta la posiciona en el ánimo de los votantes a cualquier puesto de elección popular.

En estas se incluyen los números con los que cuenta el propio David Monreal Ávila, en los que María Soledad Luévano Cantú, María del Carmen Salinas Flores, Geovanna del Carmen Bañuelos de la Torre y Norma Julieta del Río Venegas (en ese orden), superan por un margen considerable a quien manipula el padrón de beneficiarios federales en todos los apoyos que provienen de la Cuarta Transformación.

Para las y los operadores políticos que conocen los corredores electorales en el estado, resulta todavía un misterio cómo, con recursos a la mano y un escuadrón de siervos de la facción davidista, Verónica tenga un mínimo de intención de voto después de instalarse en los 58 municipios del estado como el vínculo único con la federación.

Sin embargo, las y los aspirantes a un escaño en la Cámara Alta, como José Narro, entienden bien que la animadversión política, al acaparar los apoyos sociales, pronto rompió el consenso y las posibilidades de tránsito hacia los anhelos de Díaz Robles. De ahí que vuelva a Zacatecas para poner el dedo en la yaga a la menor oportunidad.

Así lo hizo un par de semanas atrás cuando calificó de “protagonismo” a la dispersión de beneficios como la entrega de semilla y fertilizante para productores agropecuarios, que originalmente (y fuera del calendario agrícola), las delegaciones de SADER y Bienestar habían programado para la tercera semana del mes de junio.

La fecha luego fue recorrida hasta el 15 de julio, y luego a fines de mes, porque Díaz Robles metió las manos en la repartición de esos beneficios, según las declaraciones de Narro. Ahí nació la consigna de “protagonismo”, muy parecido a los tiempos en los que David Monreal ocupó la Coordinación Nacional de Ganadería.

Los programas estrella que entonces presumía el coordinador eran los de precios de garantía, apoyo al diesel agropecuario, así como la entrega de semilla, fertilizante y forrajes. Abarrotaron sus redes sociales de los eventos en los que entregaban una mínima cantidad de insumos, inflados mediáticamente por la campaña a gobernador.

Empero, los afanes de protagonismo que ni siquiera le han servido en el posicionamiento entre el electorado, regresan al foco público conforme avanza el proceso electoral madrugado por las “corcholatas” presidenciales. Y justo fue el elemento central de la segunda visita de Adán Augusto López Hernández por Zacatecas, con un cambio de itinerario.

La idea era que el aspirante participara en una asamblea en el municipio de Guadalupe, lejos de las y los campesinos que resienten los “protagonismos” de la nueva gobernanza. Hasta que el equipo de José Narro solicitó una modificación en la agenda de Adán Augusto con la finalidad de llevarlo a Sombrerete a saludar a los frijoleros afectados por el condicionamiento de apoyos.

Ahí se reunieron productores de Río Grande, Sain Alto, Francisco R. Murguía y Sombrerete para expresar su preocupación por la situación en la que se encuentra el campo zacatecano (ese que “le duele mucho” a David), obstaculizada por las decisiones burocráticas del Bienestar. Este es apenas el inicio de una campaña en la que esa delegación será “protagonista” … pero de sus conocidas corruptelas.


#Casualidades: A propósito de las y los productores de frijol zacatecanos, el secretario de Gobierno del municipio de Fresnillo, Martín Álvarez Casio, dejó conocer un extrañamiento público a la Secretaría del Campo de la nueva gobernanza.

De acuerdo con las cifras del equipo de Saúl Monreal Ávila, ese municipio concentra alrededor del 20% del total de campesinos dedicados a la siembra y cosecha de frijol, que fueron excluidos de los criterios de Jesús Padilla Estrada en los programas emergentes por la sequía.

El llamado de atención sería un primer paso en la resolución del trato diferenciado que proviene continuamente del gabinete de David Monreal a la tierra que un día gobernó, aunque ya no recuerde esos tiempos, ni formen parte de sus discursos.

David, mejor que nadie, debería de conocer la realidad del campo fresnillense. Jesús Padilla, un poco más, por aquellos años de movilización de frijoleros que le trajeron réditos financieros y políticos. De ahí que no se entiendan los criterios de exclusión a ese municipio.

No obstante, el camino es uno muy sencillo, y por el que deberían optar Saúl y Martín: exigirle al titular de SECAMPO, por escrito, una explicación detallada de los criterios de selección para beneficiarios de esos programas emergentes.

De esta manera, Padilla Estrada tendrá que transparentar el diseño político-burocrático, y de protagonismos (como ya indicó José Narro), a la hora de dispersar el dinero de los fideicomisos que atípicamente maneja una secretaría como la del Campo.

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