El de la reconciliación de la familia Monreal con su excuñada Verónica del Carmen Díaz Robles, no sólo es un discurso que difícilmente penetrará en el imaginario social sin trasladar una factura política pagadera a corto y largo plazo para Saúl “El Cachorro”. También es uno que, entre los catorce hermanos, generó molestia y encono una noche antes del informe del presidente municipal de Fresnillo.
La convocatoria para recibir al senador con licencia en el rancho de Puebla del Palmar mudó de horario, y lo que se planeaba como una comida de hermanos concluyó en una cena de reclamos y divisiones. A la reconocida sede también asistiría el titular de la nueva gobernanza y el edil que al siguiente día “destaparía” a la polémica delegada.
El grueso de hermanas y hermanos, excepto Susana y Rodolfo (que envió una representante) coincidieron en la reunión, puesto que se pondría en la mesa un tema de trascendencia. En esta, Ricardo y Saúl reconocieron, abiertamente, que el cambio en el panorama político nacional les cerraba un importante abanico de posibilidades a futuro.
Palabras más, palabras menos, lo que escucharon los ahí reunidos fue un acto de contrición bajo el lema “o nos mantenemos unidos, o nos pueden quitar todo”. No se referían a las múltiples propiedades que han construido en su paso por el poder político, sino a la posibilidad de que en Zacatecas, y a nivel nacional, su apellido se perdiera en el olvido.
En tal contexto, y sin que los asistentes conocieran con anticipación lo que en la cena les sería revelado, la decisión tomada dejó a Ricardo Monreal Ávila poco convencido -según lo que ahí se vivió. Empero, no le quedó de otra que aceptar que era tiempo de pasar por alto los rencores establecidos hacia la delegada del Bienestar, y aceptarla de “nuevo” en el proyecto familiar.
Por obvias razones, el grueso de las y los hermanos protestaron de manera inmediata. El blanco de los reclamos, ahora “gobernador” (así le dicen), replicó con un: “no es cierto que ella influya tanto en mí, ni que me separe de mi familia, y tampoco es cierto que le haga daño a mi gobierno”. En ese momento la mesa dejó la cena atrás para convertirse en un desafío abierto.
Un desafío en el que nadie puede llevar la contraria a las necesidades del clan que busca sobrevivir políticamente, así sea que vulneren a Luis Enrique Monreal Ávila como anterior mancuerna de Saúl para acercarse a distintos municipios a restar votos de de la delegada. En términos de intereses, David mete las manos al fuego por Verónica, y Saúl no puede ser senador sin los votos del Bienestar, dicen.
Sin embargo, lo más interesante de la reunión, y el saldo negativo que surgió de allí, por más que Saúl quiso adornar el capítulo al día siguiente con un: “nada, ni nadie, por encima de la familia”, fue el diagnóstico que presentó Ricardo a sus hermanos en la franqueza absoluta. Por supuesto que el apellido peligra, y la correlación de fuerza no les favorece en lo más mínimo.
En la Ciudad de México, más recientemente, perdió la posibilidad de incluir con trato preferente a Pedro Haces Lago para contender por la delegación Tlalpan. El hijo de Pedro Haces Barba, pilar del extinto Fuerza Por México como partido nacional, era una de sus apuestas, junto con Eldaa Catalina Monreal Pérez, a fungir como el relevo generacional en la capital del país con el respaldo del senador con licencia.
Pero, de mayor gravedad aún, ha sido la noticia que dejó correr Dolores Padierna Luna al encartarse próximamente como rival de Catalina en la delegación Cuauhtémoc, proyecto que tenía reservado por su delfín, José Manuel Oropeza Morales. La exdelegada busca revancha por el triunfo de Sandra Xantall Cuevas Nieves en la elección del 2021, y por el que acusa a Ricardo de “traición”.
Es absolutamente cierto que los espacios de maniobra para el apellido Monreal comienzan a reducirse de forma acelerada, y la caprichosa “planeación” electoral que presenta David en Zacatecas lo único que logrará es anticipar la ruptura al interior del clan familiar, y hacia afuera, con la pretendida unidad que intentan construir en Morena.
Por ello resulta de la mayor trascendencia la decisión tomada por Claudia Sheinbaum Pardo para entregar las candidaturas federales, y luego las locales, a un método de selección de encuesta que resolverá con un partido en el que empoderará a Citlalli Hernández Mora, una vez que Mario Delgado Carrillo abandone la dirigencia nacional del partido guinda.
La coordinadora nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, por asesoría del poder en Palacio Nacional, se libró de compromisos (sin abandonar a sus preferidos) mediante las estadísticas electorales. Una ecuación de complica de sobremanera el escenario de imposición que ya imagina David Monreal en la fórmula Saúl Monreal – Verónica Díaz.
El eslabón más débil de esa dupla (que por sí misma resta), son los números de la delegada. David lo sabe y por eso presiona a Ricardo para que empuje el consenso en la mesa de “corcholatas” a fin de que Verónica se mida con una sola rival: Norma Julieta del Río Venegas. Resulta irrisorio y un sinsentido que el que se dice “gobernador” busque medir a una comisionada del INAI contra una funcionara dedicada a repartir apoyos federales en campo.
En respuesta, Ricardo le sugirió (aunque hoy no es una opción) que incluyera a Soledad Luévano Cantú en la encuesta para reforzar a Saúl. Ahora, con la propuesta de encuestas del partido en firme, cualquier aspirante de Morena, indiscriminadamente, podrá medirse en los distintos puestos de elección popular, y es ahí donde peligra toda la patética escenificación que vimos el pasado viernes en Fresnillo.
De nada sirvió salir empachados de aquella cena, y Saúl cayó redondito en la absurda rabieta de David.
#Casualidades: Antes de la reunión en el restaurante Canto del Agua, donde se fraguó la dupla Saúl Monreal y Verónica Díaz al Senado de la República como acuerdo de la nueva gobernanza, existió una reunión de aspirantes “favoritos” del que se dice “gobernador”.
Ahí se repartieron tareas a los distritos que tendrían que trabajar si quisieran posicionarse, excepto dos posibles aspirantes: Ernesto González Romo y Santos Antonio González Huerta, que serían suplidos por Héctor Adrián Menchaca Medrano y Nieves Medellín Medellín.
Otro de los consentidos que tuvo que ser sustituido en el distrito local XVII fue Armando Delgadillo Ruvalcaba (que sigue esperando la llamada para recibir el nombramiento de Secretario de Educación), y dieron paso a Maribel Villalpando Haro pues su “trabajo electoral” durante los últimos meses en el distrito federal 2 no le alcanzó para quitarle el espacio a Julia Olguín Serna.
Lo mismo ha sucedido con Sergio Casas Valadez que, aún y con las constantes fotografías de recorridos en Guadalupe, no logró colarse entre las preferencias ciudadanas para sustituir al prófugo Julio César Chávez Padilla. Las encuestas, al momento, le favorecen a José Saldívar Alcalde.
En cualquiera de los distritos de Guadalupe, David acomodará a Georgia Fernanda Miranda Herrera, pues no reservó espacio alguno para Violeta Cerrillo Ortiz (lo que representaría violencia política de género), y el de Roxana Muñoz González correspondería ahora a la cuota masculina. Mientras que en distrito 3 federal enviará a Gabriela Pinedo Morales como contendiente.
Quedan relativamente a salvo en la lista de preferidos de David y Verónica para reelegirse en un distrito, antes de que cualquiera se mida en las encuestas, Susana Andrea Barragán Espinosa e Imelda Mauricio Esparza. Veremos qué tanto sobrevive su berrinchuda “estrategia electoral” al filtro de Morena, en donde hoy no significan un contrapeso real.