Lo que confirmó este lunes el delegado en funciones de “presidente” del partido guinda en Zacatecas, Rubén Flores Márquez, echa por la borda toda la narrativa de la nueva gobernanza para intentar vender una percepción a todas luces falsa y de presunto “empoderamiento”, tal cual aquí se explicó en una entrega anterior.

Que David Monreal Ávila y Verónica del Carmen Díaz Robles necesiten del Consejo y el Comité Estatal de Morena para “solicitar” formalmente a su dirigencia nacional la conclusión de la alianza con el Partido del Trabajo y el Verde Ecologista, tan sólo retrata la evidente exclusión en la que se encuentra el que se dice “gobernador” de la transformación.

Lo que no pudo “arreglar” David en su mesa de diálogo con las autoridades del partido, hace dos fines de semana, no lo va a “enderezar” a través de un instituto político secuestrado por la delegación del Bienestar. Mucho menos cuando el discurso que lanza Flores Márquez es uno que abona a todo, menos a la frágil unidad que construyen en Morena.

Aún y con la diatriba de descalificación a sus aliados, como un fenómeno muy peculiar y exclusivo de Zacatecas, Rubén Flores no dijo mentiras: la petición al Comité Ejecutivo Nacional de Morena es para “proteger los intereses” de su “gobernador” y los de Verónica Díaz, muy alejada de cualquier posibilidad de competencia al estancarse en el último lugar de las encuestas.

Lo que nos lleva al siguiente punto de trascendencia: el debate que se lleva en la opinión pública alrededor del “siglado” de candidaturas federales (a senadores y diputados) es un mero distractor, porque incluso en el escenario de una poco realista ruptura de la coalición que se amarró con un consenso nacional, Verónica no pasaría el filtro más importante.

Por eso David llevó una lista de “indeseables” (como la famosa “libreta negra” de la secta del Bienestar), que la dirigencia nacional de su partido debía de tomar en cuenta para ser descartados del proceso interno, mientras daba preferencia a su acuerdo en el Canto del Agua. Y ahora resulta que su diminuto coto de poder local enquistado en el partido guinda festeja las mediciones nacionales.

Sin embargo, su solicitud de “romper” la coalición a nivel local no impidió que Morena, este fin de semana, encuestara a María Soledad Luévano Cantú y a Geovanna del Carmen Bañuelos de la Torre contra una muy iracunda delegada del Bienestar. O a Ulises Mejía Haro, José Narro Céspedes, Carlos Puente Salas y José Luis Medina Lizalde en el mismo paquete de aspirantes en donde se incluyó a Saúl Monreal Ávila.

Tal y como lo hicieron en Zacatecas las mismas casas encuestadoras que participaron en las mediciones espejo del CEN guinda, previo a los sondeos oficiales en estos últimos días. Los números que no le favorecen a Díaz Robles son el muro con el que ha topado la nueva gobernanza, y los fuegos artificios desde el comité estatal tienen como objetivo disimular otras dos ofertas.

Esas son las que realizó David a Verónica (en fecha reciente) a manera de Plan B, ante la evidencia de que no tienen voz ni voto preferentes en los acuerdos nacionales. Se trata entonces de una candidatura alterna o un puesto en la nueva gobernanza. De no alcanzar números en el municipio de Guadalupe, Díaz Robles aterrizaría próximamente en la Secretaría General de Gobierno.

Es de tal magnitud la caída del “mito” de la nueva gobernanza, que en la crisis también atropellan a los suyos, a como dé lugar. Como el caso del excoordinador de Comunicación Social, Gerardo Flores López, que a la fecha se encuentra desempleado, y que su propio colega Mariano Alberto Casas Valadez declaró en contra de un rumor nacido en aquellos días de su despido.

Según la propia dirigencia estatal, las candidaturas de representación proporcional se definirían en Zacatecas mediante insaculación (tómbola). Una aseveración muy distinta a lo que se especulaba de Gerardo Flores en su reciente salida, que intentaron aderezar con una supuesta diputación plurinominal. Así, al de la taquería Apache lo expusieron públicamente.

Empero, entre sus afirmaciones se les olvidó explicar que, pese a las dos reuniones que Gerardo exigió sostener con David Monreal previo a su destitución, su “amiguísimo” de batallas políticas le aseguró, las mismas veces, que en días posteriores debía de entregar su renuncia. Por ende, no es extraño ver que nunca lo consideraron para ofrecerle una “salida digna”.

Y aunque presione a distintos medios de comunicación con el puesto que le fue arrebatado de un día a otro, así como la “influencia” que ha dejado de tener, a Flores López hoy muy pocos extraviados lo toman en serio. Todo lo anterior cruza por la crisis en la que se encuentra la secta, y la degradación de una imagen de poder que se sostenía con alfileres.

Así que, ni Andrés Manuel López Obrador meterá la mano por un David Monreal al que ni siquiera le muestra “amor” y “respaldo” en el presupuesto federal, y ninguna Beatriz Gutiérrez Mueller vendrá a reclamar la senaduría que Verónica Díaz, con un amplio margen de presupuesto y una estructura de programas sociales, no pudo construir en cinco años.

Por cierto, aún es temprano para conocer el alcance de las declaraciones de Sandra Xantall Cuevas Nieves y de Jesús Zambrano Grijalva en el mismo sentido: la delegación Cuauhtémoc la negoció Ricardo Monreal Ávila con el bloque opositor para impedir el triunfo de Dolores Padierna Luna. Algo que el fresnillense se dedicó a negar en Palacio Nacional y en su partido en los últimos años, y que ahora dota de elementos al ala radical de Morena para terminar de hundir el apellido Monreal.


#Casualidades: A propósito del Sol Azteca, este fin de semana su dirigente nacional arropó a uno de sus políticos favoritos no sólo en Zacatecas, sino a nivel nacional, por el papel de contrapesos que ha logrado Miguel Ángel Torres Rosales en la Cámara de Diputados.

Al de Villanueva ya le tienen asegurado el segundo puesto de la fórmula al Senado de la República dentro de la coalición PRI-PAN-PRD. Aunque, no todo está dicho en términos de género y acomodo del “siglado” entre quienes disputarán un escaño en la Cámara Alta.

Y lo mismo arroparon los dirigentes locales de la oposición, con un guiño de confianza de parte de la secretaria general del PRI Zacatecas, Norma Castorena Berrelleza, quien también buscará medirse en encuestas para pelear un espacio en aquella fórmula.

Miguel Torres ha sido consistente en su aspiración y en el camino para lograr su inclusión. Las mediciones conocidas hasta el momento lo ponen en mejores números que el propio Adolfo Bonilla Gómez, que intenta mantenerse presente mediante su programa radiofónico #ZacatecasCuenta, en un medio como B15, que recibe convenios millonarios de la nueva gobernanza.

En esa misma línea de consistencia también se encuentra Claudia Edith Anaya Mota, que sólo por una imposición de Alejandro Moreno Cárdenas quedaría excluida de la candidatura a una senadora que hoy es la priista mejor calificada y más reconocida en la opinión pública local.

A menos que, en los hechos y en los números (aún desconocidos ambos), la presunta aspiración de la expresidenta honorífica del SEDIF, Cristina Rodríguez Pacheco, venga a modificar todo el escenario. Aunque, hasta el momento, ella no ha dicho “esta boca es mía”. Y por algo será.

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