No debería mirarse la atroz muerte de Juan Pérez Guardado como un fenómeno peculiar en Fresnillo. Con él, la administración de Saúl Monreal Ávila (reelecto en 2021) sufre la tercera baja de un funcionario público, en un contexto de violencia que ha recrudecido sus manifestaciones públicas en poco tiempo. El primero de ellos fue Arturo Luna Rojas, ex director del Rastro Municipal, ejecutado en diciembre del 2022.

La segunda víctima, Antonio Soledad Pérez, exdirector de la Policía Municipal, ultimado el 30 de noviembre del 2023, apenas un par de meses antes del asesinato de Pérez Guardado. Aquella emboscada que concluyó con la muerte del entonces policía mereció menos atención de las autoridades de la nueva gobernanza, a diferencia de lo ocurrido este miércoles.

A Soledad Pérez sólo le rindieron un homenaje póstumo (como a muchos otros policías y soldados), después de siete meses al frente de esa corporación. Luego fue sustituido el 16 de diciembre del año pasado por el comandante Alejandro Acosta Pozos, de quien enaltecieron su adiestramiento en el Buró Federal de Investigaciones de los Estados Unidos, o FBI por su siglas en inglés.

La corporación, sin embargo, se encuentra lejos de las necesidades de contención que vive el municipio de Fresnillo, debido a la constante penetración de tres grandes cárteles del narcotráfico en sus zonas urbanas y rurales. Ahí se vive un asedio permanente por los enfrentamientos entre la alianza de los grupos Noreste y Sinaloa (herencia del Golfo), versus el Jalisco Nueva Generación.

Aunque las autoridades minimicen el clima de guerra dentro de la región conurbada, en la red Twitter (X) han proliferado una buena cantidad de cuentas relacionadas con miembros de la delincuencia organizada, que publican evidencias -cotidianamente- de la capacidad de fuego de ambos grupos en los combates sangrientos dentro de las serranías o las calles de Fresnillo.

Basta una búsqueda rápida por esa red, con cierta mezcla de conceptos como: Fresnillo, CJNG, MZ y FRIZ, para conocer una serie de tuits con videos, fotografías y mensajes de cómo los cárteles narran las incursiones en ese territorio a través de sus brazos armados, y que distan mucho -y muy lejos- del discurso oficial ahora estampado en la estrategia “2024, Año de la Paz en Zacatecas”.

Tan solo el pasado 7 de enero, en distintas cuentas se dispersó un video que retrataba a estos grupos antagónicos, fuertemente artillados y atrincherados en una calle frente a frente, en la región urbana de Fresnillo. Ningún medio de comunicación pudo recopilar esas imágenes, pues sólo las células delictivas podrían retratar dichas ráfagas en el momento en que ocurrían.

Empero, que la prensa impresa y los portales electrónicos no podamos recopilar esa información por el riesgo que implica la labor, no significa que “los topones” entre cárteles no sean menos ciertos o inexistentes, y que la delincuencia haya disminuido. Ese es el ambiente de guerra que percibe la población y por el que Fresnillo permanece (y permanecerá) como el municipio que más miedo genera a sus habitantes.

Es importante traer al contexto del asesinato de Juan Pérez Guardado estos antecedentes, porque los hechos acaecidos el miércoles cerca de las 9 de la mañana no se pueden entender sin la cronología de la guerra en ese municipio. Y lo que tenemos de datos concretos, hasta el momento, los ha proporcionado la nueva gobernanza.

El más importante de estos fue la declaración que otorgó David Monreal Ávila a los medios de comunicación el mismo día que Pérez Guardado sufrió el fulminante atentado. El que se dice gobernador calificó como un mensaje “directo y frontal” el “artero crimen” en contra de uno de los miembros de su familia política, y otrora operador político en sus campañas electorales.

A diferencia del asesinato del policía Antonio Soledad, el de Juan Pérez mereció una respuesta enérgica del secretario General de Gobierno. En un video escenificado a las afueras del recinto del ayuntamiento de Fresnillo, y rodeados por patrullas y corporaciones de seguridad, Rodrigo Reyes Mugüerza dijo que esa era la respuesta del Estado a las intimidaciones del crimen organizado.

La nueva gobernanza hacía suya, en un ámbito personal, la muerte de Pérez Guardado. Una enorme diferencia de postura política que se pudo advertir en los homicidios de Antonio Soledad, de Cuauhtémoc Rayas Escobedo, de Cecilio Murillo Murillo, de José Olvera Fraga y de José Medina Ordaz. Todos perpetrados en los últimos tres meses, pero no menos importantes.

Si la muerte de Juan Pérez trae un mensaje de algún grupo de la delincuencia organizada a las autoridades de Fresnillo (porque la víctima fue de ese municipio en particular, y no del gobierno estatal), eso es algo que sólo saben con certeza los que integran las Mesas de Construcción de Paz. Por ahora, y a decir de David Monreal, sí lo hay y fue uno muy “directo”.

No obstante, no puede obviarse el destinatario del mensaje político. Saúl Monreal esperaba un miércoles de “buenas” noticias. Después de dos meses (los mismos en que se descompuso el clima de seguridad en Fresnillo), el Comité Ejecutivo Nacional de Morena por fin integraría a Zacatecas a un nuevo bloque de fórmulas de candidatos al Senado.

Junto con Nayarit, Oaxaca y Veracruz, los nombres del Cachorro de los Monreal y el de María Soledad Luévano Cantú se harían oficiales. La crisis de seguridad, en cambio, modificó los planes de Mario Delgado Carrillo y apresuró a Ricardo Monreal Ávila a volar de inmediato a Zacatecas, no sin antes pedir prudencia para “destapar” una fórmula que crisparía aún más el ambiente.

Menos envalentonado Saúl Monreal hoy debería abandonar el discurso de “las encuestas que ganó” y que nadie conoce, para luego iniciar una campaña en medio del fuego y la muerte. Huellas indelebles para el candidato que, obligadamente, necesita enfriar la cabeza y bajarle a sus sueños del 2027, porque en esta elección ya tiene todo en contra… empezando por su partido, que lo bajó a una posición en donde corre el riesgo de no entrar a la Cámara Alta.


#Casualidades: En la coalición Fuerza y Corazón por México las cosas no distan mucho del clima de tensiones políticas por los hechos de inseguridad perpetrados en Sombrerete. La muerte de Cecilio “Chilo” Murillo Murillo fue precedida por mensajes de relevancia incuestionable.

El 18 de diciembre del 2023, el empresario gasolinero colgó un video en su perfil personal de Facebook mediante el cual señalaba a su hermano Manuel Alan Murillo Murillo, en caso de que le sucediera algo a él, a su familia o a sus comercios.

Según su publicación, en Sombrerete el “cobro de piso” o extorsión, realizada por los grupos de la delincuencia organizada, ha crecido de manera substancial. Alguna información específica debió tener el empresario para lanzar dicha acusación contra el presidente municipal.

Aunque parezca fortuito, el asesinato del reconocido excandidato albiazul se realiza el mismo día que Alan formalizó su candidatura a diputado federal por el distrito de Fresnillo, en donde los cárteles incrementaron la virulencia en contra de la clase política.

Todo parece retratar una elección en la que los políticos poco a poco comienzan a entender que ninguno compartirá el poder con la delincuencia organizada. No son más que simples peones que obedecen a un actor político muy poderoso, y que en cualquier momento puede dispensar de ellos. La realidad es más cruel de lo que imaginaron.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *