Quedan dos sillas. Se llaman: distrito federal 3, con cabecera en Zacatecas capital; y distrito federal 4, con cabecera en el municipio de Guadalupe. La música de fondo ya no son las encuestas, ahora la pista elegida son los “acuerdos” (una forma políticamente correcta de llamar la rebatinga de espacios). Además, los asientos están rotulados con las siglas del Partido del Trabajo.

Son cinco los perfiles que teóricamente van a esa batalla en forma de “juego”. Una contienda que no recupera heridos, que no conforma unidades y que, por el contrario, profundiza la división. Los nombres de los participantes: Alfredo Femat Bañuelos, Geovanna Bañuelos de la Torre, Maricarmen Salinas Flores, Verónica Díaz Robles y Ulises Mejía Haro.

Tres de los anteriores pasaron por el primer filtro de sondeos, esos que un día valían el 100% de la prueba a superar, y al otro menos del 50% de los reactivos para abrir paso al tablero de los “consensos”. Ulises Mejía y Geovanna Bañuelos, aunque resaltaron en las encuestas publicadas (en las que minimizaron a Soledad Luévano Cantú), fueron eliminados sin más remedio.

Aquel mérito les otorga réditos de una pugna anterior. A diferencia del escenario que camina Verónica Díaz. Ella, la “súper delegada” (que en lo electoral no refrenda el mote), ni siquiera pudo aventajar a Susana Rodríguez Márquez, aspirante del Verde Ecologista en aquellas encuestas. Una secretaria de Medio Ambiente sin dinero ni estructura como la del Bienestar.

Alfredo Femat, por el contrario, ingresa a la competencia en un primer turno, aliado de una contendiente que mantiene relativa ventaja a comparación de sus rivales. “Ventaja” que no le funcionó en las mesas de negociación entre Morena-PVEM-PT para lograr que los resultados de las encuestas a la Cámara Alta se garantizaran en la primera vuelta.

Maricarmen Salinas también se presentará a la prueba definitiva de las dos sillas restantes para diputaciones federales de Zacatecas. Con la membresía característica del grupo compacto del senador Ricardo Monreal Ávila, su aspiración parece alejarse más que los otros participantes cuando ya ha entrado a la lista de legisladores Bennelly Hernández Ruedas.

Mucho más tranquila cuando escuchó la noticia, la de Fresnillo deberá de refrendar la reelección en un distrito altamente crispado por el clima de inseguridad. Incursionar en un municipio donde el crimen organizado ha impuesto sus propias reglas electorales, y con un candidato en segunda fórmula al Senado en desgracia, el panorama se torna incierto.

Lo mismo que para Martín Álvarez Casio, que ha despertado fuertes dudas en el entorno de los atrabancados grupos monrealistas (los de David y los de Ricardo), porque testigos sobraron en la misa de cuerpo presente dedicada a Juan Pérez Guardado, de las imprudentes condiciones en las que arribó a dar el pésame frente a los ojos de quienes toman decisiones políticas.

El constante ánimo de fiesta dentro del equipo de fanáticos que han “mamado” los consejos políticos de Saúl Monreal, tiene a sus herederos políticos hundidos en el rubor público. Otro craso error de quien hasta hace poco vitoreaba: “incluso perdiendo gano la senaduría”. Son esos excesos los que despiertan dudas sobre su futuro político.

Empero, lo más interesante es la cuadrícula que forman en Morena, y que rompe los intereses de todos los rivales en disputa. Nadie esperaba a Soledad en la primera fórmula. No tomaron en cuenta (a menos que fuera una estrategia) la solicitud de Lyndiana Bugarín Cortés de no subir a la contienda por una decisión personal y por lo sangrienta que se puede tornar este elección.

Julia Olguín Serna y Gabriela Pinedo Morales resultaron en bajas colaterales dentro de las boletas guindas, cuando de manera inopinada el Comité Ejecutivo Nacional propuso una lista de diputaciones a su gusto (justificado por la intransigencia de los locales). De ahí que se cancelara la ruta trazada para Bennelly Hernández en el municipio de Fresnillo, con la idea de dejar libre la cartera que supuestamente se le concedería a la delegada y “amiguísima” de Beatriz Gutiérrez Muller.

Hoy, Verónica Díaz no va al distrito federal 1, no va al Senado, y ya sólo faltan una tercia de opciones en un municipio, un distrito local o una curul plurinominal en Zacatecas para quienes gastaron ríos de tinta malbaratada en tratar de convencer que la “súper delegada” era, por fuerza (nunca por encuesta), la compañera de fórmula de Saúl, y que entraría en primerísimo lugar.

En apariencia, los deseos de Ricardo Monreal se imprimen en la asignación de candidaturas del estado que dice que “gobierna” David. Pero, ni esa premisa resulta del todo cierta porque los planes de ambos clanes se resquebrajan momento a momento en la Comisión Nacional de Elecciones de Morena, que ha hecho a su antojo este estado.

Las malas noticias aún se juntan para Saúl: nadie tomó en cuenta la petición de “la secta” para romper la coalición en lo local y de esa manera conformar varias listas de aspirantes al Senado (Ulises y Geovanna en el PT, Verónica Díaz y Saúl Monreal en el PVEM-Morena). Llamar a la “unidad” en estos momentos (nota que, por cierto, sólo un medio local pudo rescatar porque también ha encontrado resistencias en la prensa), es lo mismo que sentarse a apagar una fogata a soplidos.


#Casualidades: En diciembre del 2022, el Instituto Zacatecano de Transparencia recibió un fuerte golpe a sus finanzas, cuando se estrenaba de pleno el primer ejercicio fiscal anual de la nueva gobernanza, después de que David Monreal rindiera protesta en septiembre del 2021.

En aquellos días, el pleno del IZAI lanzó un pronunciamiento en el que, palabras más palabras menos, la presidenta Fabiola Gilda Torres Rodríguez anunciaba que “La transparencia no es cara. Cara es la opacidad. Cara es la corrupción”.

El instituto anunciaba un recorte presupuestal por el orden de los 10 millones de pesos, que lo obligaba a realizar una reingeniería de gasto profunda, con tal de privilegiar los derechos de transparencia, acceso a la información y protección de datos personales, a costa de sus operatividad.

Las cosas no han cambiado mucho desde entonces. El paquete de egresos estatal para 2024 les ratificó la disminución que los mantuvo cerca de los 22 millones en 2023, y luego resolver un “ajuste” (ni en términos de inflación), al presupuesto de este año por 24 millones.

Aún y con ello, Fabiola Torres, Samuel Montoya Álvarez y Nubia Coré Barrios Escamilla, tan sólo el año pasado procesaron 690 inconformidades ciudadanas por falta de información pública y 376 denuncias por opacidad, según informaron en su rendición anual de labores, este jueves.

Estas resoluciones se tradujeron luego en 455 cumplimientos, 185 apercibimientos y 83 medidas de apremio que en suma, le regresaron 3 millones 936 mil 339 pesos a la nueva gobernanza para que los ejecutara como “recurso propio”.

El margen de eficiencia es tal que, incluso en rangos de “pobreza franciscana” el IZAI le genera ingresos al gobierno a razón del 12% del presupuesto del Instituto. Eso ni el 90% del gabinete de David podría hacerlo en todo el sexenio.

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