Si no sucede alguna otra cosa, y si Jesús Padilla Estrada pudo descansar algunas horas para soltar el coraje que pasó la madrugada de este 12 de septiembre, la Junta de Coordinación Política se reunirá hoy a las 11 de la mañana para -apenas- sentarse a revisar la repartición de comisiones legislativas.
Al exsecretario del Campo que hicieron maje sus “aliados” de Movimiento Ciudadano durante la votación de la reforma al Poder Judicial en la LXV Legislatura, la oposición lo tiene hasta la coronilla. Pasando por lo que él consideró como el “berrinche” de Carlos Peña Badillo e Isadora Santivañez Ríos, hasta la reciente traición naranja.
Y en la que se espera sea una reunión poco amistosa durante la JUCOPO, Padilla advirtió ayer a sus rivales que habrá muy poca tolerancia y espacios para quienes no han cooperado con “la voluntad” de su patrón en Palacio de Gobierno. De entrada, la codiciada Comisión de Vigilancia quedará en manos del Verde Ecologista.
Encabezará la misma Lyndiana Elizabeth Bugarín Cortes, porque ni de chiste le cederían tal puerta de cabildeo con municipios y gobierno estatal a Georgia Fernanda Miranda Herrera, y la asesoría que naturalmente escucha de su padre Jorge Miranda Castro. Lo que menos quieren es empoderar nuevamente al candidato derrotado de la capital.
En consecuencia, el nombre de Ricardo Humberto Hernández Muñoz, hijo del excoordinador jurídico de la nueva gobernanza, y brazo derecho de Miranda Castro en varios negocios inconfesables, no estaría precisamente entre los favoritos a votarse como presidente del Concejo Ciudadano que rendirá protesta el 15 de septiembre.
De Hernández Muñoz también se conoce un conflicto al interior del ayuntamiento al haber acusado, con premeditación, a un trabajador de un presunto robo que nunca sucedió, y llevar a la Fiscalía General del Estado a verificar los dichos erróneos de Ricardo Humberto para abusar de su poder.
Empero, para Miranda Castro resulta de vital importancia recargarse en los Hernández con el objetivo de llevar una entrega-recepción protegida, y tapar aquel mar de corrupción que entiende a la perfección la diputada Ruth Calderón Babún. Ella fue punta de lanza y corresponsable de la voracidad financiera recién clausurada.
No obstante, para el propio Jesús Padilla tampoco hay fecha de definición del Concejo Municipal, y las y los integrantes de la JUCOPO declinaron de una vez por todas a trabajar cualquier acuerdo con un diputado a quien ya ubican por sus modos particulares de conducirse, más allá de imitar la voz de Ricardo Monreal Ávila.
Nos referimos al joven Santos Antonio González Huerta, que en menos de una semana perdió la confianza de sus interlocutores por la intransigencia con la que se ha estrenado como legislador local. En la fiel creencia de que su “operación” en el Senado le daba dotes de articulador, la realidad lo muestra más bien como un simple fantoche.
Y ese vacío de interlocución entre Padilla y Santos lo ha utilizado a su favor el -todavía- grupo del Bienestar, en la figura de Lyndiana Bugarín. La del Verde sería fiel de la balanza y pieza de engranaje cuando los favoritos del diputado de San Lázaro agoten sus (pocas) cualidades de gestión de votos en el pleno.
Por el momento, en Movimiento Ciudadano ya pueden dar por descontado que no tendrán representantes dentro del Concejo Ciudadano, puesto que rompieron el acuerdo para acompañar la reforma del Poder Judicial. Ese será su castigo por renunciar a su papel de bancada bisagra del “MONRImiento Ciudadano”.
Suficiente -dice Padilla– con haberles otorgado la presidencia del Órgano de Administración y Finanzas, que bien podía haber tomado cualquier otro partido (no necesariamente el PRI). Así que los esfuerzos de Juan del Real Sánchez por intervenir en la entrega-recepción de la capital no llegarán a buen puerto.
Ello empujaría a la eventual cohesión (por tiempo limitado) del bloque PRI-PAN-PRD-MC a manera de presión en los dos grandes temas que tendría que conducir un Jesús Padilla, hoy más motivado por el enojo que por su capacidad de darle gobierno a la LXV Legislatura a través de acuerdos transitables.
Veremos si para las once de la mañana el exrepresentante de los frijoleros de Sombrerete y Río Grande ya tiene línea oficial con la que comience a trabajar. Ayer canceló la reunión de JUCOPO con el pretexto de que “tenía una salida” (a curar la desvelada del jueves). En una de esas David Monreal Ávila se acordó que tenía que mandarle instrucciones.
#Casualidades: Sólo le faltó ponerle alfombra roja. Algo sabe Rubén Ibarra Reyes que, a diferencia de su anterior informe de gobierno cuando se encontraba indeciso de invitar o no a Ulises Mejía Haro, su actitud cambió drásticamente.
Lo mismo que la de Rodrigo Reyes Mugüerza, pues saluda con más familiaridad al diputado federal del distrito 3. Sabe que las huestes de Ulises serán necesarias en una eventual elección extraordinaria del ayuntamiento capitalino.
Ulises se encuentra estos días en Zacatecas, después de aprobar la reforma constitucional al Poder Judicial. Una de tantas en el Plan C que no carga del todo Claudia Sheinbaum Pardo, sino la etapa agonizante del sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
Si el diputado federal decidió no asistir al informe de David Monreal fue porque puso en prioridad las voces que construyeron una mayoría en su equipo de trabajo. Más allá de la cordialidad política, le piden no olvidar los agravios a los que fue sometido constantemente, lo mismo que advirtieron de un posible sabotaje operado por los servidores de la nación.
Se acabaron los días en que las pleitesías de Rubén Ibarra giraban en torno a Saúl Monreal, que ahora se dedica a aparecerse en cuanto evento pueda agendar, para poder saludar a sus propios cuadros. No construye puentes nuevos, ni reconstruye los que rompe, como buen Monreal.
Las fotos de Ulises en el Palacio de Convenciones claro que le costarán a Rubén un jalón de orejas del “Cachorro”, ahora sometido a la presión de la Cámara Alta, donde le recuerdan bien lo que significa el concepto de “nepotismo”, al que él quiere darle un nuevo significado, alejado de su propio apellido y alejado de la realidad.