El cuarto informe de gobierno del presidente Saúl Monreal Ávila inició a las once de la mañana con dos minutos. De la camioneta Ford Explorer blanca, modelo 2019, en resguardo de la Jefatura de la Oficina del Gobernador, descendió el senador Ricardo Monreal Ávila. Empujó la puerta del copiloto, se despojó el chaleco verde que cambió por un blazer gris oscuro, y caminó.
En la entrada del Centro de Convenciones de Fresnillo, donde la clase política del municipio hacía antesala y se saludaba, los locales arremolinaron un tumulto con premura para festejarlo y recibirlo. “Ya llegó el presidente de la república”, gritaban con orgullo y emoción evidentes. Del otro lado de la camioneta, David Monreal abandonaba el lugar de chofer y se abría paso entre la gente.
Ninguno de los cantos y vivas encontraron dedicatoria al de la nueva gobernanza, mero testigo de la fidelidad que guardan en su tierra natal hacia el exgobernador. A la gente sólo le interesaba corear una palabra: “¡presidente, presidente!”. Se acabaron los tiempos del “David gobernador”, ahora encasillados en unas cuantas rondas de aplausos por cuestión de protocolo.
En los interiores los alcanzó el “Cachorro” de Fresnillo cuando iniciaba la marcha de Zacatecas dentro del recinto que, como afirmó el mismo Saúl en su mensaje, no alojó invitados con la idea de mostrar músculo político. Algunos representantes federales, parte del gabinete estatal, cinco diputados locales, dos legisladoras federales, el senador y nueve de las y los hermanos de Saúl.
Su esposa y dos de sus hijos, un “gobernador”, una delegada (en la tercera fila, dos hileras detrás de su exesposo), cuatro presidentes municipales, el magistrado presidente del TSJEZ, una magistrada del TJA, el “rector” de la UAZ (mascota oficialista), tres líderes sindicales y un reconocido empresario, engalanaron la cita que marcó el inicio inequívoco de las campañas de Fresnillo a la elección del 2024.
Muy a lo lejos, un presunto secretario de Desarrollo Social al cual sólo conocieron y saludaron unos cuantos serviles del Bienestar, paseaba con el celular en la mano. Tal vez afinaba los detalles de la celebración del Grito de Independencia (del que fue responsable), más tarde en las inmediaciones del Palacio de Gobierno, no sin aprobación de una lista de asistentes al gusto de Verónica del Carmen Díaz Robles.
Pocos imaginan que un ente tan desdibujado, sin identidad o historia política propia, sea actualmente el picaporte de la Oficina del Gobernador. A tal grado llega la displicencia de David, que sólo previa cita acordada con Carlos Alberto Zúñiga Rivera se abre la agenda del titular de la nueva gobernanza incluso para su gabinete. El reflejo indubitable de una infantil burbuja de cristal.
En el extremo opuesto, en la administración de puertas abiertas de Saúl Monreal Ávila ni siquiera tuvieron oportunidad de escuchar completo el mensaje del jefe político de Fresnillo. Sus secretarios se volcaron a atender a los invitados y procurar el orden del día de la sesión solemne del cabildo, guiada por el Secretario del Ayuntamiento, Martín Álvarez Casio.
A ellos y ellas, Saúl les dedicó algunas líneas de su discurso acordes con el día a día del municipio en el que las jornadas laborales exceden las 24 horas, debido al ritmo vertiginoso y riguroso que le imprime el menor de los Monreal a sus formas políticas. Tan demandante es su itinerario, que quienes lo acompañan viven uno de los cursos más intensivos de política municipal.
Y parecieran perderse en la obviedad, pero estos son los detalles que marcan la distancia diametral que existe entre los dos hermanos gobernantes (uno por puro mote). Esa distancia que fue el núcleo del mensaje de Saúl, este 15 de septiembre: “Nunca he sido un hombre de medias tintas. Nunca he sido un mediocre”. El silencio en el auditorio secundó la seriedad de sus palabras.
El coordinador de senadores de Morena escuchaba sereno, de manos y piernas cruzadas. A veces sonreía, otras más seguía los aplausos. Sin embargo, cuando “El Cachorro” defendió la línea entre sus dos pasados (los Monreal y los Ávila), Ricardo habló al aire, y para sí mismo, “Saúl”, en reconocimiento a la rebeldía y la historia del menor.
“Quienes me conocen, saben que nunca he ocultado mis anhelos y mi aspiración. Sigo trabajando y construyendo para ser el mejor presidente que ha tenido Fresnillo. Para que los zacatecanos encuentren en mí un representante capaz, entregado, al que se le puede exigir. Soy Monreal, amigas y amigos, pero sobre todo, soy Saúl”. El contraste con dedicatoria a David, un edil olvidado.
“En cada uno de los Monreal hay una forma distinta de hacer política”, clausuró en definitiva ese mensaje e inauguró los tiempos que marcan a David como la loza pesada del apellido Monreal y la punta de la lanza de la discordia en Palacio Nacional. Ahí donde Saúl pidió a Ricardo “no renuncie a su compromiso histórico con Zacatecas de ver a uno de sus hijos” en la presidencia. Primer destape público en su tierra.
“Le digo, señor senador, cuando se lleguen los tiempos contarás conmigo, contarás con nosotros [hermanos y familia]”, anticipó con la mirada puesta en la primera fila del Centro de Convenciones que ocuparon los nueve hermanos Monreal presentes. El otro, el que no acompañó a Ricardo en su ruptura con Andrés Manuel López Obrador durante 2017, escuchaba con seriedad en el presídium.
David, pese a los ánimos y la opinión de la delegada (que se hundía en su silla para pasar desapercibida), al fin reconoció públicamente a Saúl: “Es un hombre comprometido, tenaz, audaz. Las vicisitudes de la vida, la responsabilidad de gobierno y la cotidianeidad le han dado temple y madurez.” Todos los atributos de los que lo había privado Ricardo hasta el día de ayer.
Probablemente escuchó el consejo del senador de camino al informe del hermano menor, para haber lanzado ese guiño temporal de pax monrealista. Y, aunque quiso resaltar a Verónica Díaz en el evento como representante de López Obrador, ningún aplauso acompañó su intención. Más captó la atención un David en exceso prudente y dando rodeos a la hora de respaldar abiertamente la candidatura de Ricardo, que aquella mención con calzador.
#Casualidades: Y a los priistas, en plena crisis, se les ocurre asistir al informe de un presidente municipal bien conocido por el nepotismo y el desvío de recursos en el municipio de Sombrerete, como algunos de los asistentes incluso lo han afirmado en corto a este espacio.
Hay muy poco de donde asirse entre los tricolores de Zacatecas, hoy perdidos y resignados a los honores a la bandera de cada lunes, y a sentirse cómodos como espectadores de las decisiones sumisas de su Consejo Ejecutivo Nacional, ahora promotor del cisma en el “Va Por México”.
El tricolor vive la tensa calma antes de la tormenta que, independientemente del resultado de la elección interna en los próximos meses, pone la fecha fatal para la ruptura que esperan todos los grupos políticos sobrevivientes de la desgracia del partidazo.
Son vanos los intentos de “unidad” cuando no hay muestras reales de cohesión al interior, sino intereses en espera de abandonar un barco que hace tiempo hace agua. La gran pregunta: ¿qué fuerzas políticas aprovecharán el cisma, con una Morena encapsulada y excluyente al estilo de la delegada?