Bien se dice que en política no hay sorpresas, sólo algunos cuantos (o muchos) sorprendidos. Las “modificaciones” en el gabinete de la “nula” gobernanza no rebasaron la línea de los reacomodos entre perfiles que ya desempeñaban las mismas tareas desde otros espacios. El más obvio de estos, sin duda, es el de Carlos Alberto Zúñiga Rivera.

Aquí se apuntó en octubre del año pasado, posterior a la comparecencia del exsecretario de Desarrollo Social en el pleno de la LXIV Legislatura, que las y los diputados se encontraban en posición de “ahorrarse un secretario” si así lo decidieran. Lo que había demostrado “Zuñi” en ese ejercicio era plena convicción de que la SEDESOL no se movía porque dependía de otras secretarías.

En resumidas cuentas, aquel funcionario culpó a Finanzas, Obras Públicas, Educación y Cultura del atraso y los insólitos subejercicios que una dependencia de esa magnitud en la ejecución de políticas públicas acumulaba hacia noviembre del 2022, mes en el que, aseguró, habrían de dispersarse cientos de millones de pesos en apoyos sociales.

No había razón lógica para programar un calendario de atención de beneficiarios que obligara a todo un “gobierno” (así le llaman) a comprar insumos y distribuirlos en menos de cinco semanas, cuando en todo el ejercicio fiscal Zúñiga más bien se dedicaba a rellenar la agenda de su amigo David Monreal Ávila con esos eventos que llamaron “Audiencias por la Transformación”.

Las giras no podían empatar con la agenda en oficinas que también controlaba (no de manera oficial) el titular de SEDESOL. No fue casualidad que en la confrontación con las y los legisladores, a Carlos Alberto se le notara algo tenso buscando, entre sus montones de carpetas, las listas de los programas sociales que teóricamente controlaba, y de los cuales ni siquiera conocía sus nombres.

“Zuñi” también era el responsable de cerrar las puertas o abrir espacios a las y los secretarios del gabinete para reunirse ¡con el titular del “gobierno”! No se sabe a ciencia cierta si con pleno consentimiento de David, o en una estrategia de monopolio de los tiempos del titular de la “nula” gobernanza, planeada desde la delegación de Bienestar.

Lo cierto es que, hoy, uno de los sobrinos de los constructores fresnillenses Rivera y Rivera, se encuentra en el lugar que siempre ocupó (director de fiestas, eventos y giras), pero con un nombramiento que no correspondía a sus funciones. Y quienes sí tenían aquellos encargos, fueron desplazados de la Jefatura de Gobierno (en los hechos) desde hace meses.

El más sensato de ambos se llama Efraín Leonel Ramírez Huizar. El otro, que siempre estorbó a todos los grupos políticos aunque no se diera cuenta, actualmente hace las veces de secretario general de Morena Zacatecas, Mariano Alberto Casas Valadez. Este, con el único “recuerdo” con el que se quedó de su anterior oficina fue un vehículo oficial (Chevrolet Beat color blanco), y vales de gasolina.

Tan predecible como fue el “relevo” en aquella Jefatura, la SEDESOL no quedaría en manos ajenas a “la secta”. Sergio “Checo” Casas Valadez es el perfil soporte de toda la estructura de servidores de la nación, coordinadores y subdelegados, cuando Verónica del Carmen Díaz Robles se ausenta del estado por actividades de su agenda privada (nunca la ha hecho pública) o debido a temas de seguridad guardados en “secrecía”.

El de Sergio no sólo era un relevo evidente, sino obligado. Pocos pudieron leer en ese “traspaso” una configuración electoral que no debe pasar por alto. Si dependiera de Verónica Díaz la selección de la fórmula de candidatura al Senado por el partido guinda, es altamente probable que el ahora titular de SEDESOL pudiera ocupar el segundo lugar, correspondiente al género masculino.

Recordemos que la delegada rompió todos los posibles acuerdos político-electorales previo a los resultados de la elección, cuando concentró en su poder las listas de candidaturas de Morena que rellenó con serviles de la delegación. Su prospectiva nunca ha persistido en el consenso hacia afuera, sino en el resguardo de los lugares internos para dotar de fuero a sus más fieles.

Por ende, ese viejo pronóstico de que el alcalde de Guadalupe tiene su lugar reservado en la fórmula a la Cámara Alta, en estos momentos es uno que ni siquiera los voceros oficiosos de Julio César Chávez Padilla se ocupan en difundir. Priva el silencio expectante, que además pone en mayor suspenso el reciente cambio de oficina de Sergio Valadez.

Aunque en el círculo cercano de quienes han jugado como grandes incondicionales, dentro y fuera de la delegación de Bienestar, y de sus propias bocas, Mariano Casas, Roxana del Refugio Muñoz González, Carlos Zúñiga, y Gabriela Evangelina Pinedo Morales, se dediquen a vender la idea de un presunto distanciamiento (no verificado) con Verónica Díaz.  

Finalmente, una primera sustitución en la Secretaría General de Gobierno siempre viene acompañada de un comodín que habrá que ver cómo coloca el excoordinador de asesores del Senado y excoordinador de gabinete, Rodrigo Reyes Mugüerza. Este consiste en demostrar que ese cambio, y no otro, viene acompañado de la voluntad de construir consensos para la política interna del “gobierno”, así como la externa, en donde su antecesora deja un campo dinamitado.


#Casualidades: Que no se olvide que antes de los primeros recambios que la “nula” gobernanza presumió, en la mesa quedó pendiente otro que David minimizó en todo momento. Se trata del lugar insostenible que hoy ocupa Maribel Villalpando Haro en la SEDUZAC.

Más allá de que lo preceda un juicio político, ningún sector del magisterio, así como dentro de la rama administrativa, parece demostrar en los hechos el respaldo “social” que Maribel dijo haber recibido apenas horas después de que la legislatura votara su juicio en afirmativo.

Y si no existen cambios de última hora, la comisión instructora que definirá el dictamen definitivo de procedencia de juicio político lo compondrían las diputadas Violeta Cerrillo Ortiz y Priscila Benítez Sánchez, así como el diputado Jehú Eduí Salas Dávila.

Empero, no sólo estos legisladores deberían de refrendar sus posturas en el trabajo legislativo. También en la opinión pública, y a título personal, personajes bastante extraviados de sus funciones intentan colarse como defensores de oficio.

Como es el caso del subsecretario de responsabilidades administrativas, Ángel Manuel Muñoz Muro, que primero pidió a uno de sus escribanos favoritos le ayudara a promover la “noticia” de que saldría a los medios oficiales a criticar la actuación de la Legislatura en aquel tema.

Una vez se presentó en SIZART, ocupó diez minutos para hablar de un asunto que, como él mismo insistió, en ningún momento toca la esfera de responsabilidad de la Secretaría de la Función Pública, con lo que sus argumentos posteriores, además de enredados en un tecnicismo que no despertó la misma pasión que le despiertan sus venganzas personales, sólo terminó por evidenciar a quién obedece en realidad.

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