No es, de ninguna manera, un escenario ideal para la nueva gobernanza. En unos cuantos días, la dirigencia nacional de Morena enviará a Zacatecas a un par de delegados especiales con la finalidad de coordinar los trabajos de encuesta para definir a los perfiles que encabezarán la fórmula al Senado de la República por el partido guinda.

Ambos estarán dedicados a absorber las tareas de un partido local sin pies ni cabeza, que hasta el momento -presumiblemente- presiden Roxana del Refugio Muñoz González y Mariano Alberto Casas Valadez. Se dijo aquí en una entrega anterior que, a partir de septiembre, el instituto político a nivel local prácticamente se convertiría en un apéndice de la dirigencia nacional.

Será la primera forma en que Verónica del Carmen Díaz Robles reciba el aviso de sometimiento a un poder por encima de sus acotados intereses locales, sin interlocución real con el centro de mando de Morena, por más influencias que haya intentado vender desde hace años cuando la anclaban a un presunto favoritismo ostentado por Beatriz Gutiérrez Müller.

Los delegados le traerán noticias a ella y a las aspirantes a medirse en los sondeos de Morena, en cuanto a su obligación de renunciar a sus puestos públicos como requisito primordial al ingresar a la lista de encuestados. Y ahí es donde los hechos hablarán con mayor claridad que los supuestos y las leyendas urbanas que intentan levantar desde la delegación de Bienestar.

Verónica Díaz deberá decidir entre renunciar al control de los programas sociales, sin garantía alguna de sostener el mando a través de un o una suplente, y enfrentarse a los números que, hasta el momento, no le favorecen en lo más mínimo. ¿Abandonaría entonces al único asidero de control de los recursos públicos que se encuentra a su alcance?

En caso de que decida medirse en la encuesta, Verónica juega su suerte: si aparece en segundo o tercer lugar de preferencias, no sólo le resta credibilidad al proyecto del Bienestar en Zacatecas, sino que desgasta los positivos que hasta el momento no encuentra. Si decide declinar a estas mediciones con tal de resguardarse en la delegación, entonces sabía que no tenía oportunidad al Senado.

En ambos casos, y bajo la lógica de lo conocido hasta el momento por las casas encuestadoras, no hay un panorama óptimo para la aspirante favorita de David Monreal Ávila. Y aquello de los presuntos acuerdos nacionales en los que participaría Ricardo Monreal para promover la dupla que ya bautizó el que se dice “gobernador”, vivirá pronto su propia suerte de mito.

Es completamente falso que las “corcholatas” se sienten en una mesa de negociación para repartirse candidaturas. Por el contrario, la lógica del partido, según los intereses cupulares, se puede ver a través de la decisión que tomó la dirigencia nacional del PT para acompañar a Omar García Harfuch como aspirante único al gobierno de la Ciudad de México.

El único afluente en donde los intereses se acomodan nítidamente lleva a la coordinación nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, que asumió recientemente Claudia Sheinbaum Pardo. Así lo dio a conocer este jueves en sus redes sociales la senadora Geovanna del Carmen Bañuelos de la Torre, que en pocos días tendrá que pedir licencia.

Ella, junto con María Soledad Luévano Cantú y Maricarmen Salinas Flores, son los perfiles femeninos que se sostienen, de manera estable, en los primeros lugares de las preferencias de Morena a la fórmula del Senado en Zacatecas. La tesorera de la Cámara Alta prepara incluso su entrega-recepción con la finalidad de dedicarse de lleno a las tareas de proselitismo.

La gran interrogante, pues, surge alrededor de la Delegación de Bienestar: si se queda, pierde al confirmar que los números no la respaldan. Si se va, es muy probable que también pierda al medirse en una encuesta con otras dos punteras. El problema de esta disyuntiva, que la lleva por un camino lleno de obstáculos, es ¿qué precio le pondrá Verónica a su participación en el proceso electoral?

El más natural llega en forma de una curul, ya sea en San Lázaro o el Senado, de representación proporcional (mejor conocida como plurinominal). Ahí es donde, teóricamente, tendría que dejar sentir el influyentismo que supuestamente le acompaña desde Palacio Nacional y que, hasta el momento, no se corrobora en los hechos.

Un escenario que entra en crisis si a este le sumamos la poca “ayuda” que pueda ofrecerle un David Monreal Ávila a quien prefieren reducirle el presupuesto para el próximo año (con el visto bueno de Andrés Manuel López Obrador), y que aplaudió a través de una misiva que firma junto con las y los gobernadores de Morena para defender la propuesta guinda.

En menos tiempo, aquella suposición de que David y Ricardo Monreal trabajarían en Zacatecas como coordinadores de campaña de Claudia Sheinbaum vendrá a derrumbarse. Será muy difícil que puedan enderezar su narrativa una vez que los delegados de Morena se apropien de lo poco que presumían controlar a nivel local.

Ahora comienzan a tomar sentido las evasivas que han escuchado en la nueva gobernanza en cuanto se le pregunta a Verónica Díaz sobre su futuro político inmediato. Sin definición, y envuelta en un discurso muy ensayado de elogios a López Obrador, la misma delegada no encuentra certidumbre en las aspiraciones a las que todavía no renuncia.


#Casualidades: Probablemente toda esta reconfiguración del escenario político, a nivel nacional, es lo que mantenga a David Monreal en un constante enfado y tensión, como se le ha visto en los últimos días de violencia desbordada en Zacatecas.

Ausente y huidizo, al que le dicen “gobernador” no se le encuentra muy satisfecho. Y así fue como despotricó contra el gobierno federal por haberlo “descobijado” presupuestalmente, sin que su rabieta durara más allá de unas cuantas portadas en sus periódicos.

Los padres de siete jóvenes, involucrados en un hecho inconcebible, le cerraron el paso no en una ruta federal, sino en la imagen de indolencia que proyecta sin el menor pudor. Y desde Villanueva se escuchó un: “David trajo la inseguridad a Zacatecas”.

Fuera de los eventos en los que acarrean a beneficiarios de programas sociales, David no tolera la más mínima prueba de realidad. La gente lo repudia y, de no ser porque la revocación de mandato aún tardará otro año, sus votantes hoy lo quieren fuera del poder.

Su grupo compacto le cuenta historias en las que criminalizan a los jóvenes sustraídos de sus hogares, sin antes investigar cuáles fueron las causas que les llevaron a tomar (o no) el camino del crimen organizado, aún y con su presunta “recomposición del tejido social” mediante becas.

Empero, para eso tiene a su Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas como una embajada del dolor y la frustración que él no quiere ver y no se permite escuchar. Para eso está Arturo Medina Mayoral, para ponerse al “tú por tú” con madres que acaban de perder a un hijo. Una frivolidad de tal magnitud del voto de castigo en 2024. Avisados están.

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