Si un acuerdo conocieron bien en los pasillos de la LXIV Legislatura, previo a la sesión del pasado jueves 16 de noviembre, ese fue el que concierne a la sucesión en la Fiscalía General de Justicia del Estado de Zacatecas. Y es uno que atañe exclusivamente a Francisco José Murillo Ruiseco, Juan Carlos Valdivia Meráz y David Monreal Ávila.
Data del pasado 17 de octubre, cuando en la FGJEZ se supo del relevo en la vicefiscalía, a la que arribaría Valdivia Meráz. Tres días después, el 20 de octubre, durante los festejos del Día de las y los Ministerios Públicos en las instalaciones del Centro Platero, Murillo Ruiseco tomó protesta a su delfín en el área de Investigación, Litigación y Justicia Alternativa.
El mensaje a los suyos fue que, dentro de la Fiscalía, el relevo de mando se realizaría en orden y sin sobresaltos para que todo continuara en la misma línea político-administrativa. Francisco Murillo se adelantaría en los tiempos que marca la ley para dejar su encomienda, a cambio de un futuro académico que acompañaría de planta con una magistratura.
Así lo consensuaron en los despachos del que se dice “gobernador”, en la segunda semana de octubre cuando Agenda Política supo de los cambios posteriores, que luego fueron negados en su momento por un alta fuente de la nueva gobernanza a quien se consultó sobre los trascendidos que corrían desde el órgano de procuración de justicia.
Los acuerdos que contrajo David Monreal se verificaron la semana pasada en la reunión de la Junta de Coordinación Política, cuando Gabriela Evangelina Pinedo Morales dejó a un lado la propuesta de revivir a un coordinador general jurídico hundido en las mentiras de una aspiración poco realista para alcanzar el lugar que había sido reservado a Meráz.
Ángel Manuel Muñoz Muro dejó de ser una prioridad incluso para Rodrigo Reyes Mugüerza, quien insistió a su coordinadora de bancada que reviviera a Juan Carlos Valdivia y lo introdujera en la lista de siete aspirantes, de los cuales David Monreal deberá vetar cuatro perfiles. Un movimiento inaudito, cuando Reyes Mugüerza se esmeraba días antes en promover a Cristian Paul Camacho Osnaya.
Al menos así nació una fuerte disputa que mantuvieron mediante conversación telefónica Arturo Nahle García y el secretario General de Gobierno, al escuchar el magistrado de su interlocutor que, más allá de los requerimientos de la convocatoria, en su oficina pugnaban por la candidatura del delegado de la FGR como carta fuerte a la Fiscalía local.
Menos de una semana después, Reyes Mugüerza se deshizo de la campaña publicitaria que le concedía a Camacho Osnaya mediante llamadas privadas y, en un giro inexplicable, toma en sus manos la aspiración de Muñoz Muro, aún y cuando ese funcionario se encontraba más cerca de ser vetado por no cumplir los requisitos aprobados en la Legislatura.
Pues bien, conocido el bochornoso nuevo capítulo en que Ángel Muñoz le fue negada por enésima ocasión otra de sus fortuitas aventuras (sin siquiera haber cumplido seis meses al frente de la Coordinación Jurídica), la nueva gobernanza arropa a Valdivia Meráz en continuación de los acuerdos tomados en octubre, en Plaza de Armas.
Por qué dentro de la nueva gobernanza interrumpieron esos consensos previos y luego promovieron a Camacho Osnaya y a Muñoz Muro, cuando el vicefiscal ya había jurado continuidad a David Monreal, es un fenómeno que sólo se explica con la (muy) curiosa “operación” del oficialismo para lograr (manchar) el cambio en la Fiscalía.
No hay otra lógica política posible que la de ensuciar un proceso, cuando los variados representantes del que se dice gobernador cambiaron de aspirante favorito al menos en cuatro ocasiones (una de ellas ni siquiera miró la luz del sol como se le prometió). Y así fue como la JUCOPO se vio obligada a alterar la lista de perfiles que le envió la Comisión de Justicia.
Empero, el gran problema de “continuidad” al que se ha sujetado Murillo ofreciendo obediencia a la nueva gobernanza, es uno que choca con el déficit presupuestal de la Fiscalía. La FGJEZ no sanará sus finanzas a menos que Juan Carlos Valdivia sea electo por la LXIV Legislatura como un perfil legítimo de unidad, escenario que hasta el momento resulta inviable.
Aunque el de los dineros es un asunto que le preocupa poco a Monreal Ávila, pues le confirmó al anterior fiscal y a su delfín, que el anteproyecto de presupuesto no tendría las modificaciones que prometieron al movimiento laboral con el que firmaron acuerdos que deberán cumplirse a partir del primero de enero del 2024. El mismo compromiso que no se cumplirá sin ayuda de la Legislatura.
Ahora todo depende de la terna que envíe David al pleno del Poder Legislativo, con tal de resumir un procedimiento que se ha distinguido por su mínima pulcritud y aseo político desde la nueva gobernanza. O bien, que el pleno legislativo busque un perfil de consenso, y luego lo sacrifique en la negociación presupuestal de pobreza franciscana para un Fiscalía en crisis pausada.
#Casualidades: Como lo anticipamos en este espacio durante la ronda de comparecencias con motivo del segundo informe de “gobierno” (según ellos) de David Monreal. La información que se comprometió a transparentar Le Roy Barragán Ocampo nunca llegaría a la Legislatura.
Se trata, ni más ni menos, del Cuaderno de Compromisos con el que repartió responsabilidades como Secretario de Turismo que regenteó un convenio firmado por el INCUFIDEZ con la Federación Mexicana de Charrería, por alrededor de 15 millones de pesos.
Eso sin contar los otros millones invertidos en la remodelación del lienzo charro “Antonio Aguilar Barraza”, que representaron costes adicionales para la ejecución del Congreso y Campeonato Nacional Charro, en su edición 2022.
Por ende, el compromiso que contrajo en el pleno legislativo, donde juramentó dirigirse con la verdad, no fue sino un episodio de simulación en respuesta a la solicitud de la diputada María del Mar Ávila Ibargüengoytia.
Le Roy no iba a exponer la madeja de información que permitiera encontrar indicios de la derrama económica en manos de unos cuantos particulares en contubernio con la nueva gobernanza, mucho menos cuando buscará que se realice dicho espectáculo en Zacatecas dentro de cuatro años.
En lo que eso sucede, el secretario de Turismo ya le echó ojo a la licitación pública que abrió la Secretaría de Obras Públicas para la remodelación de la alberca olímpica de Zacatecas, dentro de las instalaciones de su cajero favorito de dinero público: el INCUFIDEZ. Bien dijo la diputada: lo suyo no es el turismo, es el negocio.