Hasta el mediodía del viernes 13 de septiembre, el pleno de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación se encontraba dividido. El magistrado Reyes Rodríguez Mondragón y la magistrada Janine Otálora Malassis no acompañarían una sentencia trascendental para la vida política en Zacatecas.
Ambos votos se habían decantado en contra de la revocación de la sentencia que había dictado anteriormente la Sala Monterrey del mismo Tribunal, aunque ello no modificara la decisión final de confirmar el triunfo en urnas de Miguel Ángel Varela Pinedo. Empero, sí ponían un tono más serio a la discusión del proyecto.
La correlación de fuerzas al interior de la Sala Superior, irónicamente, cambió de manera radical gracias al senador Carlos Alberto Puente Salas. En cuanto el coordinador de la bancada Ecologista supo del proyecto que se filtró en redes sociales, el jueves por la noche, de inmediato exigió una audiencia en el TEPJF.
No fue el único que tocó a las puertas de la sede del Tribunal, que se encuentra al sur de la Ciudad de México. Así lo hizo también uno de los portavoces de Ricardo Monreal Ávila, con la finalidad de conocer el estatus en que se encontraba la votación en el pleno, pues los dos sufragios en contra no fueron obra de las presiones políticas.
Las consideraciones de Reyes Rodríguez y Janine Otálora más tendrían que ver con el ambiente político interno que se cruzó con la sentencia para la integración de la legislatura local en el estado de Puebla. Un proyecto que mostró las verdaderas contradicciones entre magistrados, y que fue votado el mismo sábado por la tarde.
La discusión de la ponencia que presentaba Mónica Aralí Soto Fregoso, en el caso de Zacatecas, ya contaba con el respaldo de los magistrados Felipe de la Mata Pizaña y Felipe Alfredo Fuentes Barrera. Eso fue lo que conoció en un primer momento Puente Salas, que entendió las pocas posibilidades de cambiar el sentido de la votación en el pleno.
Como senador plurinominal, el otrora cabildero de la televisora asentada en el cerro Ajusco se encontraba muy lejos de influir en la vida interna del Tribunal Electoral Federal, ya que ni siquiera cuenta con el consenso suficiente, ni es una figura de peso político real, para llamar a una eventual renovación anticipada del pleno de la Sala Superior.
Se acabaron los tiempos de influir en los circuitos de la TEPJF, después de que extendieron el mandato de las y los magistrados hasta el 2027, con excepción del de Janine Otálora (que dejará el pleno en 2026). Sin embargo, la desesperación de Puente Salas lo llevó a tomar una decisión completamente errónea.
Sin poder alguno para amenazar a las y los magistrados de influir en su destitución, al chantajearlos con ese argumento Carlos Alberto lo único que logró fue cambiar los dos votos que tenía a favor de la anulación del resultado electoral en la capital. Y la tarde del viernes 13 de septiembre, Miguel Varela ya contaba con el triunfo en el pleno, auspiciado por unanimidad.
Las y los magistrados le recordaron a Carlos Puente que, al menos en la Sala Superior (a diferencia de la Sala Monterrey), la única interlocutora válida se llama Claudia Sheinbaum Pardo. Y el tal “poder” conferido a Ricardo Monreal, lo podría ser en las salas regionales, pero no en el mando superior del Tribunal Electoral.
Ninguna amenaza podía influir en la vida interna del TEPJF, si no venía con la aprobación de la presidenta electa. Lo que nos lleva a una primer conclusión: se puede descartar, desde este momento, a Carlos Puente Salas como aspirante a gobernador de Zacatecas en 2027, pues no cuenta con el respaldo de Palacio Nacional.
Así que el pacto que mantiene con Verónica del Carmen Díaz Robles para apoyarse mutuamente en su aspiración obsesiva por “gobernar”, acaba de caer por los suelos, junto con el sueño del “viaducto elevado” de David Monreal Ávila. Los escombros, evidentemente, los deberá recoger un Saúl Monreal que, de plano, huyó de Fresnillo.
La segunda conclusión, es que el Tribunal de Justicia Electoral del Estado de Zacatecas no sólo funcionó como ejecutor de las ambiciones de la nueva gobernanza. Sino que llegaron al extremo de elegir a Gloria Esparza Rodarte como cabildera de último minuto para modificar la sentencia de la Sala Monterrey.
Aunque Claudia Valle Aguilasocho y Ernesto Camacho había asegurado a los representantes de Miguel Varela que la sentencia del TRIJEZ no contaba con elementos para anular una elección, cierta transferencia monetaria por cantidades de más de siete dígitos, a través de la propia Gloria Esparza de visita por la Sultana del Norte (según se presume), movieron las aguas de la Sala Monterrey.
Dinero que, por cierto, no provenía de las arcas de David Monreal, sino de los bastos ahorros de Jorge Miranda Castro. Ahorros que pronto se recuperarían, puesto que Ricardo Humberto Hernández Muñoz ya había solicitado distintos adelantos a varios proveedores del ayuntamiento capitalino.
La premisa que acompañaba su solicitud llevaba una supuesta garantía de que el ex director de Adquisiciones y Recursos Materiales presidiría el Concejo Municipal interino. En lo que Jorge preparaba su segunda campaña, “Rico” desahogaría distintos pagos pendientes en la Tesorería Municipal. Hasta que el 14 de septiembre, a las 17 horas con 20 minutos, el mundo de todos ellos cambió.
#Casualidades: Dice que “será gobernador”, pero únicamente abre agenda en tres municipios. Se alejó de Fresnillo, no por prudencia política, sino por el hartazgo ciudadano que se respira en esa gran ciudad que ya gobernaron tres Monreal.
A Saúl se le nota fuera de juego. En el Senado de la República improvisa, flota con la corriente, y es uno más. En Zacatecas, en cambio, se resguarda en Villanueva, Sombrerete y Guadalupe, a la sombra de David. ¡Vaya ironía!
No es el “favorito” de ningún grupo político, más que de él mismo. Nadie lo auspicia realmente, sino que aprovecha la oportunidad para colarse en los eventos en los que no ofrece otra cosa que fotografías con los mismos y con los de siempre.
Se convirtió en un representante popular del rebaño guinda. Repite la misma perorata obradorista que ni él mismo creía antes de ganar la postulación al Senado. Su identidad se fundió con el movimiento, aunque no deja de apellidarse Monreal.
El pequeño virrey vive fuera del trono, ya sin un cetro. Y no es lo mismo aplastar a sus enemigos con el poder de la presidencia municipal, que andar a salto de mata (para que nadie lo vea) en el Fresnillo que gobernó durante seis años. Aunque, no hay que despertarlo todavía de su delirio. Puede que el golpe de realidad sea muy duro.