No es culpa de Ulises, el guardián del feudo, sino de quien le otorgó su deslucida corona con joyas de fantasía. Los muchachos de David resultaron muy excéntricos.
No es culpa de Ulises, el guardián del feudo, sino de quien le otorgó su deslucida corona con joyas de fantasía. Los muchachos de David resultaron muy excéntricos.