Una empresa constituida en junio del 2016 con un domicilio fiscal semejante al de otra empresa, aunque con ligeras y extrañas diferencias, eso fue lo que encontró Agenda Política al recibir la copia del convenio por 50 millones de pesos entre la Coordinación Nacional de Ganadería e Industrias A y G.
En las discrepancias se encuentra la gran interrogante: ¿qué hacen dos sociedades anónimas, con giros distintos, intercambiando rasgos fiscales casi idénticos? Comparten la misma calle y el mismo número, pero en distintas colonias (una de ellas no existe como tal) y dos códigos postales diferentes.
Si tomamos en cuenta los datos de la georreferenciación, que fue consultada con dos encuestadores de INEGI en campo al momento de buscar el domicilio, el código postal 98605 al que supuestamente pertenece el Agente Técnico no corresponde con la calle, número y colonia.
Si buscamos, por el contrario, el número 31 de la Calzada Francisco García Salinas, nos encontraremos con el restaurante carnes Kaos, en Guadalupe, Zacatecas. Según los lugareños, la supuesta colonia “García Salinas” a veces es confundida con la colonia “Del Carmen”, que en el domicilio fiscal de ese restaurante aparece como “Las Arboledas”.
Como resultado: tres colonias distintas, una misma calle, un mismo número, y dos códigos postales. En el mapa, sin embargo, sólo existe un restaurante en el número 31 de la García Salinas, y en sus registros aparece el nombre del empresario Cuauhtémoc Calderón Galván.
En los otros domicilios los números ni siquiera coinciden y las colonias no cuadran con el código postal. El único lugar para recibir notificaciones de la Coordinación Nacional de Ganadería estaría entonces en un restaurante… o bien, simple y sencillamente el domicilio fiscal pertenece a una empresa fantasma.
Cualquiera de esas dos posibilidades permite ver apenas la superficie del ice-berg del Crédito Ganadero a la Palabra en Zacatecas. Ninguna de las anteriores ayuda en lo más mínimo a las aspiraciones políticas de David Monreal Ávila, y, por encima de estas, decidieron operar el programa en medio de lo que parece un estruendoso desaseo.
El nombre de Víctor Hugo Calderón Vázquez enturbia aún más las dudas. Hijo de Víctor Hugo Calderón Cigarroa, también lo es sobrino de Nemesio Vázquez García, operador del Coordinador de Ganadería en Zacatecas. Su padre, a su vez, está emparentado con el empresario (vuelve el nombre) Cuauhtémoc Calderón Galván.
Todas estas relaciones preceden al “Administrador Único” de Industrias A y G, que recibió 50 millones de pesos del Coordinador de Ganadería el 28 de febrero de 2019, para ayudar en la dispersión del hato ganadero a beneficiarios en los municipios de Guadalupe, Pinos, Jalpa, Moyahua, Francisco R. Murguía, Miguel Auza, Nochistlán, Ojocaliente, Fresnillo y Juan Aldama.
Los estatutos de su sociedad anónima, constituida el 28 de junio del 2016, tienen como objeto social: la compra, venta, arrendamiento, comisión, consignación, distribución, importación y exportación de todo tipo de actividades ganaderas, agrícolas y forestales, de conformidad con la escritura pública 34,581 ante la fe del Lic. Jesús Fabian Torres Chávez.
Industrias A y G fue la opción más viable como Agente Técnico local una vez que las diferencias entre la Unión Ganadera Regional de Zacatecas (UGRZ), alternando con la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG vinculada al PRI), decidieron no ingresar al “esquema” irregular de compra y reparto de ganado que podría derivar en la contaminación de este al introducir animales de contrabando desde Sudamérica.
La reapropiación de los aretes en manos del Sistema Nacional de Identificación Individual de Ganado (SINIIGA) precisamente fue el núcleo central de la reciente propuesta del senador José Narro Céspedes en la Comisión de Ganadería de la Cámara Alta, en esta batalla por el control de una de las actividades productivas por excelencia en el norte del país.
Para evitar la pérdida del Registro Sanitario, que permite a las ganaderías regionales la exportación de carne con grado de certificación internacional -uno de los negocios más lucrativos en la zona del Noroeste y Bajío- los productores que cumplen con estos estándares cerraron las puertas al Crédito Ganadero, además, la apuesta del Gobierno de México era ayudar a repoblar los hatos del sur.
Y es en esta red de intereses que se extienden dentro de la cadena productiva ganadera a nivel nacional, donde el programa prioritario federal encontró sus puntos más sensibles. Hacia junio de 2019, Zacatecas era el único estado donde el Crédito Ganadero no logró enlazarse con la Unión Ganadera local, debido a las primeras diferencias entre Cuauhtemoc Rayas Escobedo y David Monreal Ávila.
Como bateador emergente surgió Industrias A y G para abastecer animales que, en distintos municipios, no cumplieron con las características de sanidad y calidad genética, tal como lo requerían las mismas reglas de operación del programa. Los resultados de esta alianza habrán de definirlos las auditorías de desempeño (número 273-DE) y de cumplimiento (número 275-DE), en las oficinas de David Colmenares Páramo.
#Casualidades: Como lo advertimos aquí en una entrega anterior, una vez rota la cadena de mando a nivel federal, las autoridades estatales y municipales analizarían, cada una a su entender, las medidas propias de una próxima pandemia a nivel local.
Los criterios más heterogéneos fluyeron aquí y allá. El lunes por la noche Saúl Monreal Ávila, única autoridad que videograbó un mensaje directo para sus habitantes, adelantó la clausura de eventos masivos y concentraciones en las instalaciones de la presidencia municipal.
Al siguiente día, en la segunda reunión del Consejo de Seguridad en Salud, con la presencia del gobernador y los 58 titulares de los municipios se dio énfasis en las medidas preventivas como el lavado de manos y el distanciamiento social. Un memorándum hubiera bastado.
Más tarde, ese martes, Ulises Mejía Haro ataviado en un traje especial para evitar contagios, difundió las tareas de desinfección en las distintas áreas de la presidencia municipal, declaró pospuestas las reuniones masivas e insistió en las medidas generales de higiene.
Julio César Chávez Padilla fue el último en reaccionar y sus palabras no trascendieron más allá del esperpento al comparar una de sus fotografías con una icónica imagen del “Che” Guevara. En orden de importancia, invirtió más en la lucha contra las tarifas de JIAPAZ que en la respuesta a una emergencia sanitaria.
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