Aún no inicia el gobierno de David Monreal Ávila y ya han puesto en marcha la candidatura al Senado de la delegada de Bienestar en Zacatecas, Verónica del Carmen Díaz Robles. Los primeros en conocer las señales que se envían desde la burbuja del candidato electo fueron los presidentes municipales de Morena, y uno del PVEM que no alcanza a distinguir el color verde de su partido.

La instrucción fue la siguiente: a excepción de Saúl Monreal Ávila, todos y cada uno de las y los munícipes electos deberán dejar en suspenso los nombramientos de sus secretarios de Desarrollo Social. Tendrán que esperar a que David presente ante la LXIV Legislatura una propuesta de reforma a la Ley Orgánica del Municipio, con la finalidad de cambiar el nombre y algunas funciones de esa dependencia.

Si juntan los votos requeridos, esas secretarías se convertirán en una especie de subdelegaciones de Bienestar, las cuales deberán armonizar sus programas sociales (con sus propios recursos), a los del gobierno de la Cuarta Transformación. Y claro, la designación de las y los titulares sólo vendría con el visto bueno de Verónica Díaz como es la pretensión, al menos para los guindas (y el verde).

Hace unos días Jorge Miranda Castro, Julio César Chávez Padilla, Daniel López Martínez y el bloque que conforman los ediles de la coalición Juntos Haremos Historia, recibieron la noticia de las nuevas directrices que deberán tomar al interior de sus administraciones. Y se logre o no la reforma legal, deberán acostumbrarse a trabajar con este modelo impuesto.

La voz de David Monreal no ha estado presente ni para confirmar ni para negarle a sus munícipes que hagan conforme pide Díaz Robles. Como es su costumbre, no meterá las manos y dejará que la situación avance hasta que todos entiendan que él no choca con las decisiones que toma la delegada, a quien ahora lleva de gira por distintas oficinas en la Ciudad de México.

El pretexto es que con esta “armonización” de programas de Bienestar sea más fácil coordinar el trabajo (no lo recursos, pues esos no se van a mezclar), entre los municipios y los gobiernos estatal y federal. Evidentemente, el trasfondo es meramente político y tiene como objetivo prioritario activar la maquinaria que termine de mermar a la oposición en 2024.

Todo ello bajo la estricta vigilancia de Verónica Díaz para hacer suyo un lugar de la fórmula de Morena al Senado de la República (sin saber todavía en qué condiciones llegará el monrealismo a esas votaciones), y finalmente dejar esa delegación que en veces sólo le trae dolores de cabeza. Como respaldo tiene al “ejército democrático” con el que manipularon los votos en junio.

Son muchos los compromisos que adquirió David Monreal en el pasado proceso electoral, de manera que hay que abrir espacios en la totalidad de municipios si es posible, para pagar favores. Los delegados políticos del D21 (si es que todavía existe ese núcleo) no son ni serán la prioridad. Las y los coordinadores y servidores de la nación serán los primeros en llenar los puestos.

El escenario deja pocas dudas. Había un acuerdo para que, una vez conquistada la gubernatura, David permitiera a Verónica y Norma Julieta del Río Venegas empoderarse no sólo en la administración de su gobierno, sino en la de las delegaciones federales y los municipios. Estos son los trampolines para que aquellas dos se vean en las boletas del 2024 y 2027 como es su anhelo.

El fresnillense no está a disgusto con la idea, por el contrario. Han cerrado tanto la burbuja que las complicidades escalaron a un nivel de cofraternidad. Y si una de las tres patas del banco llega a vencerse, las otras dos pierden el equilibrio irremediablemente. Un molde de gobierno poco eficaz, pues exige excluir a todos aquellos que no sirvan de soporte (obediencia) a las tres columnas.

O entre estos tres se fortalecen -sin darle más poder a uno que otro, ni dejar que llegue una cuarta columna-, o estos tres se hunden. Claro, en esa camarilla ellas dos le hacen creer al próximo gobernador que tiene más poder, cuando en realidad él ha terminado por asumir el papel de vocero de su propia administración.

No es coincidencia que en las giras que tiene David Monreal por las secretarías del Gobierno de México, decida retratarse acompañado de la delegada. Hasta el momento han difundido dos imágenes: una en las instalaciones de Bienestar (Javier May Rodríguez), y otra en las de Educación (Delfina Gómez Álvarez). Porque el objetivo no es el gobierno, sino el cogobierno.

Se acabaron los tiempos en que Verónica Díaz aparecía en lo individual con Gabriel García Hernández en los salones de la Torre de Bienestar, ubicada a unos pasos del recinto de la Cámara Alta. Agotada esa influencia, ahora es el candidato electo quien le abre las puertas a su delegada para que no pierda vigencia en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

No hay más necios que quienes no quieren ver el panorama en frente de sus ojos. No hay manera de llegar a David si no es a través de la dupla comisionada-delegada. Y de obtener un espacio en la próxima administración estatal, no habrá lugar para iniciativas personales. El proyecto es tripartita, excluyente y de sumisión voluntaria.

Por cierto, ¿alguien ha visto a la señora Sara Hernández de Monreal después de la campaña?


#Casualidades: Los actuales integrantes de la bancada de Morena en la LXIII Legislatura se desviven por ganarse la aprobación del próximo gobernador. Concluyó el tiempo de exhibición y cortejo para Francisco Javier Calzada Vázquez y Eduardo Rodríguez Ferrer.

Omar Carrera Pérez, Héctor Adrián Menchaca Medrano y Raúl Ulloa Guzmán ahora son quienes le muestran su “mejor” plumaje para conquistarlo. Colores brillosos que únicamente distraen, y lentamente empujan un conflicto con toda la base trabajadora que cotiza en esa institución.

Cuando se lo propone, Héctor Menchaca es una persona accesible que se presta al diálogo y al intercambio de ideas. Cuando se lo propone también (la mayor parte del tiempo), es un kamikaze a la espera de cumplir las órdenes de su líder, maestro y soporte político.

Omar Carrera nunca está de acuerdo con David, pero no se atreve a contradecirlo. Ni qué decir de lo que piensa de sus custodias. Y Raúl Ulloa creyó en las palabras del entonces candidato para no lanzarse al Distrito V de Fresnillo por el PES (con el respaldo de Saúl Monreal) y así darle competencia a Ernesto González Romo.

En voz unánime, los tres, ahora apuntan en contra de la plantilla de los sindicatos porque en su momento no denunciaron la corrupción y el quebranto. Lo mismo que ellos evitaron judicializar el mismo tema en años previos a que ocuparan una curul en esta Legislatura, como consta en los registros.

Primer acto: Javier Calzada decide “no exponer la integridad física” de las y los diputados de la LXIII Legislatura debido a las manifestaciones de “sendos sindicatos”. Segundo acto: la bancada monrealista acusa a la base trabajadora de ser cómplice del desfalco del ISSSTEZAC y les advierte que vendrá una reforma poco popular. Sea como se llame la obra, va a terminar muy mal.

Twitter: @GabrielConV

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