En el reality show que conduce Julio César Chávez Padilla, con el ayuntamiento de Guadalupe como escenario, poco importa la veracidad de los hechos y los datos duros. El objetivo es dramatizar su propia impotencia a causa del pasado. Un pasado a modo, que omite parte de su carrera pública cuando se nutrió de los recursos de aquel municipio desde tiempos de Samuel Herrera Chávez.

Hizo entonces las veces de presunto Jefe de la Oficina de Rescate de Espacios Públicos (lo que eso signifique), a partir del 2008. Dos años después, en 2010, asume una de las regidurías del cabildo y, en 2013, el munícipe Roberto Luévano Ruiz lo invita a permanecer en nómina como Secretario de Gobierno. A partir del 2016, y hasta el 2018, descansa de los quehaceres públicos del ayuntamiento, de los que luego toma propiedad María de Jesús “Susy” Solís Gamboa.

Ambos conocían a detalle el aumento progresivo de las distintas deudas que cargaba el municipio, desde los años en que Julio César colaboró con su mentor político, Samuel Herrera, hace más de una década. Por alguna razón, en su drama político que transmite desde sus redes sociales, toda la presunta indignación por los adeudos al Seguro Social y al SAT son de corte muy reciente.

Y ni siquiera en su historia más próxima, la congruencia y la lógica se imponen en su guion como pilares de la novela. Es tan ilógico su papel de protagonista que aparece, por ejemplo, en enero del 2020 junto con otros cinco presidentes municipales para informar que la deuda que sostenía Guadalupe con el IMSS ascendía a un promedio de 130 millones de pesos.

Por alguna extraña razón (que tiene que ver exclusivamente con las decisiones que ha tomado las veces que actúa de presidente municipal), en su boletín de este domingo, el ayuntamiento de Guadalupe dice -sin decir- que, en dos años, la procuración de las finanzas ha sido tan mala que el mismo adeudo hoy suma 203 millones 385 mil 583 pesos.

Con la información que Julio César Chávez Padilla oficializó de manera pública, se sabe entonces que él ha contribuido al embargo de cuentas del municipio mediante el Procedimiento Administrativo de Ejecución (PAE) establecido en la Ley del Seguro Social y el Código Fiscal de la Federación, nada más y nada menos que con 73 millones de pesos, en apenas un par de años.

Por qué el edil del reality show en Guadalupe incumplió con los pagos al IMSS en ese periodo, es un tema censurado en esta farándula virtual. Sin embargo, de lo que no puede huir es de las dos recomendaciones que impuso a su municipio la Auditoría Superior del Estado en la Cuenta Pública 2021, ratificadas por la sindico María de la Luz Muñoz Morales.

Son las que se incluyen en las acciones RP-20/16-015 y la RP-20/16-015-01, que instruyen, en su literalidad, a realizar “acciones encaminadas a conciliar dichos adeudos con el Instituto, efectuando los asientos contables correspondientes con el propósito de reflejar la situación real de dicho rubro… además de las acciones para regularizar su situación” ante el Seguro Social.

Estas dos provienen de una Observación Notificada a la síndico que informó un adeudo reportado que “no coincide con el registrado en la contabilidad del municipio, determinando una diferencia no contabilizada de 77,226,004.64, y de la cual el ente auditado no exhibió evidencia documental de las acciones realizadas encaminadas a conciliar los adeudos”.

Por supuesto, el actor protagonista en Guadalupe puede solicitar una copia de la Cuenta Pública con la que coteje esta misma información, ya que, “tan pendejos, pero no tanto” como son algunos medios de comunicación -desde su punto de vista- está convencido de que la información difundida puede ser alterada o editada con el propósito de añadir suspenso a su drama con tintes de comedia.

En particular, el Informe General Ejecutivo a Municipios y Organismos Autónomos, Código FR-FI-CS-01-32, No. De Revisión 3, Páginas 60, 61 y 62, para más señas de los datos. Ahí encontrará una verdad incontrovertible, que a la vez juega como una especie de plot twist (giro de la trama), en el que todas sus gestiones son saboteadas por un villano con el que comparte nombre y apellidos.

Sí, un tal Julio César Chávez Padilla que celebraba en 2020 que el Coordinador General de Ganadería abría las puertas del despacho de Zoé Robledo Aburto a fin de establecer convenios de pago de los adeudos, era el personaje que limitaba a Julio César Chávez Padilla, el protagonista, a firmar un acuerdo definitivo con sus aliados en el IMSS.

Su enemigo, del mismo nombre, le había quitado la posibilidad de acceder a un convenio parecido con el que Saúl Monreal Ávila (otro de los antagonistas que estorban al “héroe” de esta historia) salió de un adeudo cercano a los 100 millones de pesos en Fresnillo, impulsado por dos ofertas exclusivas: la condonación de recargos y el depósito de recursos en 18 parcialidades.

Estas ventajas venían de las gestiones de Ricardo Monreal Ávila con el director del Seguro Social para que una decena de municipios pastoreados por David, finalmente aliviaran sus finanzas. Muchos de ellos, como el caso de Julio César Chávez -el villano de mismo nombre- dejaron la voluntad en segundo término, pues de firmar el acuerdo se acababa la primera temporada de esta historia.

Así que, decidido a permanecer en el estrellato, este fin de semana el protagonista también aseguró que además del adelanto de quincenas al personal del ayuntamiento, se garantizaron los pagos de algunos servicios públicos. Por demás obvio que, como se explicó en Facebook, Julio solicitara “agilizar” la liquidez semanal cercana al millón 300 mil pesos para TRASH, amén de la interrupción del servicio de recolección de basura.

Por fortuna para el protagonista y “héroe” de Guadalupe, la palabra “agilizar” es un sinónimo de “adelantar”, lo suficiente para “pendejear” a unos cuantos “feisbuquerillos” (así es el lenguaje en el drama). Porque, claro, es más importante mantener la tensión de la historia, que enfrentar a su verdadero enemigo: un tal Julio César Chávez Padilla con máscara de Enrique Flores Mendoza. Ya se verá en las facturas de noviembre y diciembre la otra verdad incontrovertible.

A propósito del priista –Enrique, no Julio– dice el actor principal del reality show que sus críticos son pagados por Flores Mendoza para defender al todavía dirigente del tricolor, que aquí mismo hemos repudiado en distintas ocasiones por su dudable y frágil liderazgo. Todo lo anterior lo afirma Julio en privado, donde no puede sostener sus dichos con pruebas y donde su trama no pierde el hilo ni la incongruencia, evidentemente.


#Casualidades: Muy quitado de la pena después de informar a la plantilla laboral en Sombrerete que el pago de la segunda quincena de octubre no sería liquidada, Alan Murillo Murillo tomó tiempo para relajarse en una conocida taquería de la colonia Tres Cruces, en Guadalupe.

Es de sus favoritas, junto con un restaurante de cortes de carne en el entronque a la salida a Jerez, en el que habitualmente paga cuentas a todo su séquito. Hay que aprovechar la vuelta a Zacatecas, aunque el municipio “carezca” de recursos, según el edil.

Para eso son los recursos públicos, como bien lo aprendió de su mentor Roberto Luévano Ruiz, que incrementó los pasivos de Guadalupe en 180 millones de pesos, durante 2015, por un empréstito que solicitó para pagar al IMSS esa misma cantidad. Cosa que nunca sucedió.

Más de la mitad de ese empréstito vio su suerte en cobros por la apertura del crédito, “obras y servicios públicos”, inversión productiva (con rentabilidad electoral), y al último, menos de una tercera parte para el pago al Seguro Social. Sí, en aquellos años en que nuestro protagonista Julio César Chávez Padilla lograba la proeza de endeudar a Guadalupe. Una “victoria”, entonces.

El denominador común entre el desastre de Sombrerete y Guadalupe se llama Roberto Luévano Ruiz, que presumió en sus redes sociales una gestión de Claudia Edith Anaya Mota (sin mencionarla) y Miguel Alejandro Alonso Reyes para rescatarlo de su ineptitud y negligencia.

En redes sociales, Roberto no quiso opinar de la situación financiera de Sombrerete pues “no conocía” a fondo el embargo a las cuentas de Alan Murillo, aún y cuando estuvo en ese municipio días antes para festejar al alcalde. Y así, “sin conocer” la condición de lo priistas en el estado se imagina dirigente estatal de su partido. Otra “más grande” puesta en escena, ahora con los dineros de Pinos y Sombrerete muy probablemente.

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