Se sabe, aunque no en profundidad, que la relación entre Ricardo Monreal Ávila y Andrés Manuel López Obrador ha dado un viraje reciente. Un acuerdo del que se desconocen todos su términos, pero del que se desprenden indicadores inconfundibles. El más significativo de estos fue el relevo en la Secretaría de Seguridad Pública de Zacatecas, el primer minuto del mes de febrero.
La renuncia de Adolfo Marín Marín llevaba meses en los escritorios de David Monreal Ávila y de la secretaria Rosa Icela Rodríguez Vázquez, en espera de la autorización desde Palacio Nacional. Debido a la tensión entre la Junta de Coordinación Política del Senado y el púlpito de las “mañaneras”, cualquier gestión que portara el apellido Monreal quedaba congelada hasta nuevo aviso.
Si bien existía entendimiento entre el coordinador de senadores de Morena y el secretario de Gobierno, Adán Augusto López Hernández, ese puente comunicaba información de manera eficiente, aunque todavía no permitía el paso al territorio del tabasqueño. Empero, con las fiestas decembrinas se abría la posibilidad de una tregua que llegó en enero.
Así lo anticipó el senador César Cravioto Romero para Agenda Política en una entrevista el pasado mes de noviembre. O el ambiente de reconciliación invernal llegaba a la cúpula del partido, o cada vez más se facilitarían las condiciones para que Ricardo Monreal tomara una definición, con el costo de dejar su asiento en la JUCOPO y en la coordinación de bancada.
Y el día de ayer, después de meses de no ser atendido en los cuarteles de la Cuarta Transformación, David Monreal Ávila finalmente se reunió con Jorge Nuño Lara, secretario de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes; señal de que el cauce había reabierto su afluente para la familia fresnillense, anteriormente estancada por instrucciones oficiales.
Cualquiera que sea el consenso alcanzado entre Ricardo y Andrés Manuel, esa conformación política ha trastocado incluso a la nueva gobernanza. Así lo conocieron este fin de semana, horas antes de la final del súper tazón, en la mermada estructura estatal del partido guinda que encabeza de manera “honorífica” Roxana del Refugio Muñoz González.
Ahí estuvo también Mariano Alberto Casas Valadez y su séquito de servidores de la nación, a convocatoria (y las órdenes) de Verónica del Carmen Díaz Robles. Hasta ese momento la línea de la delegación de Bienestar (mejor conocida como “la secta”) era construir indirectamente y en paralelo al equipo político de Ulises Mejía Haro, el terreno para las aspiraciones de Claudia Sheinbaum Pardo.
No esperaban lo que su “gobernador”, en un cambio repentino, habría de sentenciar esa misma tarde cuando conocieron su nueva tarea: organizar y coordinar un evento de promoción política para Ricardo Monreal Ávila en Zacatecas, refugiados en la solicitud de su dirigente nacional, Mario Delgado Carrillo, de promover eventos proselitistas con la consigna de “piso parejo”.
Sería el primero de este tipo, a nivel local, para el senador y “la secta”. No obstante, sería también una dura prueba para la delegada que ya ponía los soportes de la candidatura federal, con las sugerencias de Ariadna Montiel Reyes desde la Secretaría del Bienestar. Cualquier error en la organización y cualquier intento de sabotaje sólo tendría como responsables, no a los guindas, sino a “la secta”.
Aún y con el riesgo de generar rupturas por la inconformidad de que el primer aspirante que Morena Zacatecas promovía localmente era uno al que consideran adversario político, desde la Secretaría de Educación (bastión del “Malestar”) se hizo extensiva una invitación, en forma de amenaza, a buena parte del magisterio para que no asistieran a dos eventos durante este fin de semana.
Uno es el que se realizará -por segunda ocasión- en el Teatro Calderón, y tiene que ver con el informe de labores pendiente de la senadora María Soledad Luévano Cantú. El segundo es precisamente el del sábado 18 de febrero, en el Centro Histórico de la capital, con el que Ricardo Monreal Ávila dirigirá un mensaje para todo aquel y aquella quienes quieran escuchar.
En cualquiera de ambos “la secta” enviará a los informantes de la subsecretaria de Educación Media Superior y Superior, Gizel Liliana Llamas Ibarra, encargada de restringir la participación de algunos sectores de la misma secretaría. Recordemos que ella sale de la estructura directa de la delegación como Coordinadora Estatal de Becas Benito Juárez, y luego se inserta en la nueva gobernanza.
En este juego sucio también han participado algunas páginas anónimas y jilgueros del todavía “coordinador” de Comunicación Social, Gerardo Flores López, como Manuel Chacón y Guillermo Correa Pacheco, expulsado este último del Instituto Zacatecano de Cultura (antes de que se girara un acta administrativa por ausentarse constantemente de sus labores), a causa de distintas amenazas en contra de la directora María de Jesús Muñoz Reyes.
El precio de su patanería y de “charolear” con el favoritismo de Gerardo Flores, ahora tienen al extrabajador de museo (y en sus ratos de ocio, propagandista), solicitando audiencias de la mano de Norma Esparza Castro, con infinidad de funcionarios. A pesar de las decisiones erróneas, estos mantienen el flanco abierto en contra del equipo de Ricardo Monreal por obvias indicaciones.
De ahí la relevancia en ambos eventos a realizarse este viernes y sábado, donde conoceremos el pulso de cómo “la secta” comienza a asimilar el viraje en el entorno monrealista. En el mensaje del senador no debería ausentarse la pretendida “comunión y reconciliación social” de la que tanto hizo alarde David durante su campaña y luego olvidó. Jerez hoy puede convertirse en otro punto de quiebre sin retorno como lo fue Chaparrosa, y minimizarlo no es la respuesta.
#Casualidades: El municipio de Río Grande es otro buen ejemplo del destino que quería imprimir Roberto Luévano Ruiz al PRI de Zacatecas. Rescató de las negociaciones fallidas a su aspirante Mario Córdova Longoria, y lo llevó al Sol Azteca a jugar sin coalición en las urnas.
El joven candidato tuvo el apoyo y los votos que le acercó José Juan Mendoza Maldonado, y con él alcanzaron el gobierno y sufragios amarillos. Sin embargo, en muy poco tiempo el joven político ha desconocido a todos aquellos de los que se sirvió para llegar a la presidencia municipal.
Empezando por el propio Roberto Luévano, que ya sabemos que utilizó la estructura de SEDESOL para operar en contra del PRI (hecho que ahora le ha atraído sendas investigaciones en la Función Pública), Mario Córdova llegará al 2024 sin respaldo político.
A tal punto llega la soberbia del neo perredista al saltarse las trancas de los liderazgos políticos de la región, que hoy tiene como contrincante (dentro de su tierra) a uno de sus peldaños electorales: el mismo diputado Mendoza Maldonado que en otras elecciones ya le ha ganado a él y a Cuauhtémoc Rayas Escobedo.
Quienes conocen del problema creciente en esa administración explican que, además de la novatez del alcalde, la fiesta y el dinero han sido su vehículo más poderoso para perder los pies de la tierra en su obligación como servidor público electo por voto popular.
Es fácil hacer triunfar candidatos con la estructura de un gobierno, como pretendía Luévano Ruiz en la pasada elección. De ahí a que escogiera perfiles congruentes, la ecuación nunca tuvo ese objetivo. Y en el PRI nunca estuvieron tan acertados del peligro que representa hoy Roberto en su partido, una vez más.