Que sólo existe una simulada relación de “autonomía” entre la nueva gobernanza y la rectoría de la Universidad Autónoma de Zacatecas, eso hace tiempo quedó claro. Desde la corporativización del voto, articulada en las elecciones del 2018 y del 2021 gracias a las candidaturas a diputado federal de Alfredo Femat Bañuelos, hasta la obediencia y postración de Rubén Ibarra Reyes en su “rectoría”.

No es ninguna especulación. Por el contrario, no existe mejor evidencia de la relación de sometimiento desde Palacio de Gobierno a los cortesanos del rector, que la llamada de atención del pasado 29 de octubre, cuando David Monreal Ávila levantó el teléfono para exigir a Rubén que “pusiera orden” al paro de actividades por el clima de inseguridad.

Un fin de semana previo, Zacatecas conocía de nuevos “narcobloqueos” en carreteras con un saldo de una veintena de automóviles robados y secuestrados, y otros tantos averiados por los “ponchallantas” lanzados en los caminos. Un incendio en la caseta de Calera, y cientos de videos e imágenes difundidas en redes sociales motivaron el descontento generalizado.

Sin embargo, temeroso -como suele serlo en sus apariciones- Rubén Ibarra sólo atinó a comentar a algunos medios de comunicación que, efectivamente, recibió la llamada de David en la que escuchó un presunto diagnóstico de seguridad que respaldaba suficientemente la garantía de traslado de estudiantes desde los municipios a sus centros de estudio.

Ibarra Reyes declinó cinco telefonazos de este columnista en aquella ocasión para preguntarle por los detalles del supuesto diagnóstico que le presentó la nueva gobernanza, del que a la fecha no ha dado ni el más mínimo indicio. Que estaba a punto de abordar el avión a la Ciudad de México, que estaba en traslado en el aeropuerto, que iba a recoger su equipaje, que en un momento más contestaba. Y luego apagó el celular.

Contrario a sus propias excusas, este miércoles, en una escena fuera de toda lógica, previo a la marcha universitaria que impulsó desde la rectoría al liberar de clases a la mayor parte de la casa de estudios, el que se dice “rector” sostuvo una mesa de diálogo con Gabriela Evangelina Pinedo Morales, en la que rebosaron los buenos deseos y la institucionalidad.

No se les ocurrió, ni a Ibarra Reyes ni a la secretaria de gobierno, incluir en sus mensajes en redes sociales que la “rectoría” retomaba el “diagnóstico” que conoció en octubre, con la finalidad de ajustar aquella “estrategia de seguridad”. Y cómo hacerlo si Rubén había ocultado esa información, y Pinedo ya había adelantado que existe, y no, la susodicha “estrategia”.

Nadie siguió el guion que impuso David en su declaración de octubre del 2022, con lo que no sólo delataban el juego de movilización corporativizada con fines políticos particulares de la consorte de la “rectoría”, ahora alejada y enemistada con su creador original, el mudo diputado Femat Bañuelos, que se ha desentendido totalmente de la inseguridad en su distrito.

Las consignas de Rubén Ibarra, además, ponían al descubierto que a la única a la que no iba a responsabilizar por el clima de incertidumbre y violencia en Zacatecas, era a la nueva gobernanza. Y aunque quiso imprimir un tono diplomático, casi como si estuviera en el Consejo General de las Naciones Unidades, la universidad lo rebasó, lo engulló entre sus gritos, y lo empequeñeció.

Aquí habrá que hacer una distinción entre la universidad y el cuerpo de académicos y administrativos cortesanos que resguardaban y acompañaban a su “rector”. Ese consejo universitario que horas antes había convocado a una sesión extraordinaria, en la que se votaría un orden del día en sigilo para ampliar el periodo administrativo de ellos mismos y su patrón.

Lo que menos quiere Rubén es abrir una elección universitaria casi en paralelo a las votaciones presidenciales del 2024, porque eso significaría dejar su permanencia a la suerte de las distintas aspiraciones que estarán en juego. Ahora distanciado de Alfredo Femat, la UAZ se convierte en un botín del que todos los grupos en disputa querrán una parte.

Esa fue precisamente la propuesta del presunto “rector” en la marcha de este miércoles: avisarle a Femat que él mantiene el control corporativo de la universidad (nada más errado), y mostrarle a David que lleva a su disposición una “benemérita” presta a unirse al reclamo de seguridad sin que ello afecte directamente a su nueva gobernanza. Un vil engaño.

Empero, la burla fue para Rubén. Minutos después de su discurso tibio y aletargado, la universidad pasó por encima de él y la ola de inconformidad ahora sí impactó en Plaza de Armas. A lo lejos se veía a un académico como Francisco Javier Cortés Navia recordando a las y los muchachos que “estamos en contra de la violencia”.

Las y los jóvenes se acercaban a las puertas de Palacio de Gobierno (a esas horas clausuradas) a pegar cartulinas, mantas, fichas de búsqueda, y a cantar reclamos como el de “A Jorge lo mató el hijo de un cabrón”, en alusión a la brutal golpiza que un estudiante de preparatoria de la UAZ sufrió a las afueras de un centro nocturno, en el que estuvieron relacionados familiares del poder.

Aunque el grupo cortesano de Rubén intentó calmar los ánimos, sólo demostraron lo ingenuos que fueron al sacar a los jóvenes a las calles en masa (por instrucciones de la “rectoría”), en un tema que hace tiempo rebasó a su patrón. Pensaron que la universidad es su can de pelea, dispuesto a responder todas sus indicaciones. Nadie como ellos para demostrar tal grado de novatez.


#Casualidades: Son unos auténticos “genios”. No se han cansado de denostar a los medios de comunicación como “promotores” de la violencia y principales culpables de que “de Zacatecas se hable mal”. Sin más, el sinónimo de comunicador, para ellos, es el de “extorsionador”.

Y hoy que ese pequeño grupo de empresarios ajenos a la realidad están a punto de lanzar la campaña “Todos Somos Zacatecas”, se dieron cuenta que, finalmente, a quienes necesitan para promover sus productos son a esos medios de comunicación e “influencers” que anteriormente señalaron sin prudencia alguna.

Su campaña preventiva se promoverá inicialmente del 15 al 28 de febrero, para estrenarse luego el primero de marzo, a través de boletines, imágenes en redes sociales, videoclips, así como entrevistas en medios locales y nacionales, con un súper presupuesto de… ¡350 mil pesos!

Con eso no sólo pretenden pagar la producción audiovisual y su plan de medios, también la fotografía, diseños, inversión en redes sociales, entre otros. E incluir a Rebeca de Alba como “talento para la campaña”, con un video de duración no mayor a un minuto y medio.

Sí, son los mismos empresarios que le exigieron a David Monreal inyectar millones y millones de pesos “para componer la imagen de Zacatecas”, los mismos que hoy abaratan el trabajo de las y los zacatecanos y que imaginan maravillas con un presupuesto ínfimo si lo comparamos con lo que le pidieron invertir a la nueva gobernanza, y sin antes reconciliarse con los mismos medios a quienes han satanizado por un problema que corresponde enteramente de la nueva gobernanza.

Lo cual sólo significa dos cosas: o David les cerró las puertas a las propuestas que apenas revisarán con Rodrigo Castañeda Miranda el próximo 25 de febrero y no habrá recurso público para apoyarlos, o no conocen el costo de real de una campaña publicitaria que pretende lo imposible con dos pesos en la bolsa, y en un estado absolutamente descompuesto. Vaya “mentes de tiburón” las que tenemos en Zacatecas.

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