El punto central de la estrategia “2024, Año de la Paz en Zacatecas” gira en torno a una premisa fundamental: que la realidad supere a la percepción. Un objetivo un tanto engañoso o ilusorio mientras el crimen organizado imponga su narrativa en los hechos delictivos, sin necesidad de que estos se presenten de manera continua o sostenida.

Así ha sucedido en el municipio de Fresnillo, un laboratorio de prueba para las 100 acciones y 300 actividades que adornarán el discurso de la nueva gobernanza frente al rechazo de las y los votantes en el estado. Todo se trata de un proyecto que intenta no rebasar la normatividad electoral, y con el que David Monreal Ávila tenga voz en las campañas electorales -aunque de poco sirva.

El mejor ejemplo lo ofrecieron las fuerzas de seguridad en la entidad, el pasado 13 de enero. Apenas once días antes de que Rodrigo Reyes Mugüerza inaugurara “la paz” burocratizada, el grupo de Reacción Inmediata, la Policía Estatal, el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional detuvieron en aquel municipio una célula generadora de violencia, integrada por cuatro hombres y una mujer.

Ninguno de ellos mayor de 30 años. Dos masculinos foráneos (uno de Chiapas y otro de Puebla), y tres miembros locales. Se dijo que les habían asegurado armas de fuego, chalecos, placas y cascos balísticos, junto con 71 dosis de droga dividida en su mayoría en cocaína, mariguana y cristal. Y calificaron aquello como “pasos firmes y acciones contundentes”.

Luego, el 3 de febrero difundieron un boletín oficial con el que declaraban una presunta reducción en 70% de los homicidios dolosos en el estado, que incluía una cifra récord de 18 días consecutivos sin un solo registro de este delito. La prédica triunfalista parecía seguir el optimismo (de caras largas) escuchado en el Palacio de Convenciones, el 24 de enero.

Sus datos, sin embargo, todavía contrastaban con los del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que ubicó a Zacatecas en el décimo lugar nacional de registro de homicidios dolosos por 100 mil habitantes, en el mes de diciembre del 2023. Empero, con todo y helicóptero “black hawk” como mensaje oficial para los criminales, se declararon listos para imponer la paz a como diera lugar.

Hasta que el gobierno de Rita Rocío Quiñones de Luna, suplente del edil con licencia, Saúl Monreal Ávila, vivió otro de esos fines de semana violentos que disparan la percepción negativa al tiempo que las cifras negras se instalan de nueva cuenta en el conteo oficial. Seis homicidios y cinco secuestros en menos de 24 horas interrumpieron las vanas esperanzas.

Eso sucedió un día después de que Rita, Saúl y Martín Álvarez Casio visitaran la comunidad de Rancho Grande, mientras desplazaban la estructura oficial del ayuntamiento (plena evidencia del uso de recursos públicos) para promover a dos aspirantes -todavía no reconocidos- en el municipio que, cualquier día y a cualquier hora, puede desestabilizar el crimen organizado.

En tres hechos distintos, dentro de un plazo de 12 horas, los cárteles del narcotráfico asentados en Fresnillo levantaron la mano para recordarle a las autoridades estatales, con todo y helicóptero, gorras, mochilas, loncheras, libretas y oficios foliados con el lema de “la paz”, que es más bien la impunidad la que distingue a la estrategia de “seguridad pública” de la nueva gobernanza.

Para colmo de los involucrados en esto de “la paz” burocratizada, todavía no se cumplían las 24 horas de conocidos los episodios delictivos y la Secretaría General de Gobierno apenas disfrutaba la noticia de la liberación de aquellos cinco secuestrados, cuando las células delictivas detonaron armas de fuego en el exterior de un campamento de mineros.

O sea que, en un lapso de 36 horas, los grupos delictivos fácilmente minimizaron los esfuerzos realizados por las corporaciones de seguridad y todo el discurso del “año de la paz”. Visto así, la estrategia parece una costosa escenografía en un “gobierno” (así le dicen) dedicado a declararle la guerra a los datos que produce el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI).

Que si los cuestionarios no reflejan los resultados de esta estrategia (y como si ese fuera la finalidad de la encuesta), que si las baterías de preguntas confunden percepción con inseguridad, que si el INEGI debía de medir al municipio de Guadalupe en vez de el de Fresnillo, y que si las cifras sólo eran un invento de una autoridad creadas en los “gobierno neoliberales”.

Si, en un solo día, la población atestigua el libre albedrío de los cárteles del narcotráfico contra la mínima penetración de la autoridad en su realidad cotidiana, lo que menos se podría esperar es que el INEGI capte una disminución de cifras de percepción de inseguridad, y quite a Fresnillo del lugar que ocupa hoy: el municipio que mayor sensación de miedo genera entre su población, a nivel nacional.

Lo más curioso es que, casi acabado el proceso interno de Morena (todavía sin fórmulas ni candidaturas definidas), los índices criminales comienzan a crecer en plena impunidad, como lo venían haciendo meses antes. ¿Habría entonces que pensar en una correlación entre las encuestas del partido en campo y la reducción de homicidios por un momentáneo acuerdo político? Febrero dará algún indicio.


#Casualidades: De posible aspirante a presidente municipal de la capital (con todo y el mote de “turista”), a contrincante de la coalición Morena-PVEM-PT en Zacatecas, a Miguel Ángel Varela Pinedo sólo le bastó aprovechar los errores de ese ayuntamiento.

Dos semanas el de Tlaltenango impuso una agenda muy simple, y dos semanas le siguió la corriente la secretaria de Gobierno, Magdalena Beltrán Vázquez. Y todo para que, finalmente, el grupo que sustenta la hegemonía en el PAN de Zacatecas iniciara la difusión de su informe de labores.

Será entonces el domingo 11 de febrero cuando Varela Pinedo convoque a distintas figuras del Comité Ejecutivo Nacional, una gobernadora, diputados federales de su partido, y a miembros de la coalición Fuerza y Corazón por Zacatecas, en la Plazuela Miguel Auza.

Mientras no haga alusión a fraseos de promoción electoral, la ley le permitirá al precandidato por la capital ganar otras dos semanas de publicidad, mientras sus rivales guardan silencio y acumulan los negativos que generó la pésima reacción de todo un ayuntamiento.

Y si eso propone la coalición PRI-PAN-PRD en la capital, definitivamente habrá una elección que dará bastantes episodios entretenidos en la lucha por retener uno de los municipios más importantes del estado, y plataforma natural de lucimiento a la gubernatura del 2027.

Recordemos que, aunque en la elección 2021 las encuestadoras vendían la idea de una elección que se ganaría tres votos a uno, las del ayuntamiento de Zacatecas y de Fresnillo se definieron por una mínima de votos (menos de 2 mil sufragios). Margen suficiente para declarar hoy que no existe garantía de triunfo para nadie todavía.

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