El pasado 27 de diciembre, David Monreal Ávila tuvo en sus manos las primeras cifras de contagios de Covid-19 que comenzaban a incrementar de manera preocupante. Sus números no terminan de hacer coherencia si los comparamos con los registros del IMSS en esas mismas fechas, sin embargo, esos “datos” oficiales también mostraron una volatilización temprana.
Como se explicó aquí en una entrega anterior, la delegación del Seguro Social en Zacatecas empezó a notar variaciones de positividad desde la segunda semana de noviembre, cuando se presentaron a los Módulos de Atención Respiratoria cerca de 2 mil 39 derechohabientes a solicitar pruebas PCR y de antígenos. Era la cifra más alta desde que el semáforo permanecía en color verde.
Si bien esas 2 mil 39 pruebas sólo arrojaron un índice de contagio del 16% (326 casos confirmados), la cantidad de solicitudes ya mostraba indicios de una modificación en el ritmo de propagación del virus, ahora en su variante Ómicron (o akron, según David). De esa muestra, recordemos, hay otros tantos falsos negativos y casos asintomáticos a tomar en consideración.
Si le concedemos el beneficio de la duda a David cuando explica que el 27 de diciembre sólo hubo tres casos de Covid confirmados, entonces existió un problema de valoración del comportamiento del virus pues, tan sólo en 24 horas, el siguiente registro llegó a los 60 positivos. Para el que se dice “gobernador” ese era un panorama que “estaba controlado”.
No obstante, el factor de crecimiento en el intervalo de 3 a 60 positivos, fue un incremento del dos mil por ciento. Pese al salto estrepitoso, Uswaldo Pinedo Barrios y Verónica del Carmen Díaz Robles (que, según David, son quienes le entregan esa información) no compararon números con el IMSS o con el ISSSTE, donde corrían con más velocidad los contagios.
Y luego vino el rosario de datos oficiales que en ningún momento justificaban el supuesto “control”, que más bien concluyó en negligencia. Afirmó David en ese programa de SIZART donde habla consigo mismo, que del 27 de diciembre al 10 de enero en Zacatecas ya circulaban libremente 4 mil 334 casos positivos, según la SSZ.
Lo llamativo son los saltos en las confirmaciones por día, durante ese periodo de tiempo de dos semanas: 3, 60, 40, 92, 114, 106, 70, 161, 416, 491, 538, 746, 491, 430 y 576. Es importante precisar, de nueva cuenta, que esos sólo son los números de Uswaldo y Verónica. Como ya se ha explicado, hablamos únicamente de aproximados si restamos los falsos negativos y los asintomáticos.
Tampoco se toman en cuenta ahí los casos positivos de las personas que adquieren pruebas en farmacias de medicamentos genéricos, ni las consultas y/o laboratorios privados. O sea que, esas cifras deben de multiplicarse al menos por dos veces si incluimos los registros del Seguro Social, ISSSTE y privados. Pero David afirma que todo “estaba controlado”.
Hace unos días la “gran noticia” fue que Zacatecas recibió cerca de 10 mil pruebas a repartirse en la población. Durante el primer día la demanda rebasó la cantidad de muestras que llevaron a sus centros de atención. Y de ninguna manera podría pensarse que 10 mil exámenes de antígenos pudieran cubrir siquiera los requerimientos de la población en una semana.
¿Por qué? Porque si David comienza a registrar positivos a finales de diciembre, y en 15 días estos acumulan los 4 mil 334 confirmados, eso significa que hubo otras tantas pruebas que resultaron en negativas. Al ritmo de crecimiento exponencial del virus, que en un solo día (según los números davidianos) se expandió en un 2 mil por ciento, esa cantidad de pruebas gratuitas es, a todas luces, insignificante.
Y no hay otro lugar a dónde voltear más que a la Cuarta Transformación. Por simple lógica administrativa, lo más redituable era semaforizar a Zacatecas en amarillo desde el primer día de enero, de esa forma David gastaba menos dinero en insumos que hoy no tiene en cantidades suficientes, pues lo único claro es que en Palacio Nacional él no es prioridad.
Pero ni Uswaldo Pinedo, ni Verónica Díaz, ni Ana María Monreal Ávila tomaron con seriedad una etapa muy delicada de esta crisis sanitaria -como no la hemos visto o volveremos a ver en muchos años-, pues los científicos explican que Ómicron se clasifica entre los virus más contagiosos que hayamos conocido. La pelea por el gabinete y las grillas internas los han rebasado.
Además, su “gobierno” está prácticamente inmovilizado. Mientras “celebraba” sus primeros cuatro meses de calentar la silla, el que se dice “gobernador” explicó que hay dos casos positivos confirmados entre los integrantes de las Mesas de Construcción de Paz. Y apenas concluyó el Consejo de Salud estatal, Julio César Chávez Padilla anunció su diagnóstico positivo.
A esto hay que sumar la dispersión súbita de infecciones entre los burócratas de Ciudad Administrativa, especialmente en la Secretaría de Administración donde prácticamente los contagios vaciaron las oficinas. Sólo falta que David sentencie aquello de que la salud pública tampoco es un problema de Estado porque, evidentemente, el virus ya lo superó.
#Casualidades: La tarea de María Teresa Inguanzo González, suponemos, era promover el turismo hacia Zacatecas. Por lo visto confundió el puesto por uno en donde ella se convirtió en la turista protagónica, y así, con menos de seis meses en el cargo, se fue de “súper merecidas vacaciones”.
Y qué importa que la pandemia se extienda rápidamente en todo el país, avión privado para la subsecretaria, muy acorde a la “austeridad” que aplica David Monreal en sus dos camionetas Ford Explorer 2019, desde donde contempla con detenimiento la pobreza del pueblo.
No olvidemos que “Teté” Inguanzo ya recibía sendos contratos por alrededor de los 90 mil pesos bimestrales, en la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural. Ahí, a la fecha, se contabiliza el desastre que dejó David dentro del Crédito Ganadero a la Palabra.
Y mientras la frivolidad despliega todo su esplendor en la “nueva gobernanza”, distintos proveedores se han quedado sin pagos por los caprichos de Norma Julieta del Río Venegas, lo mismo que los jubilados sin sus prestaciones por indicaciones de la comisionada.
Sí, el excéntrico José Ignacio Sánchez González sigue sus indicaciones al pie de la letra. Veremos si “Nacho” opina lo mismo cuando un juez federal le gire orden por desacato. Del otro lado, en la Dirección de Egresos de la SEFIN, Héctor Ramón Cardiel Zamora tiene instrucciones explícitas de no recibir a ninguno de los proveedores a los que les adeudan.
La subsecretaria de la misma área, Silvia Saavedra Juárez, obedece más a Julieta que a David. Así que la comisionada no paga hasta que termine de arreglar moches, como en la licitación de placas y licencias. ¿En serio creían que su extenso patrimonio (con Mercedes Benz incluido) se debe a su sueldo público?
Twitter: @GabrielConV