Por Juan Gómez

El escenario para Zacatecas es de lo más sombrío. A la problemática financiera se suma la escalada de violencia que golpea a familias zacatecanas. Esta incapacidad gubernamental por solucionar y atender con eficiencia su responsabilidad, ha generado que en una semana, en dos movimientos distintos se demande la salida, la renuncia del gobernador David Monreal Ávila.

El político fresnillense que tardó 12 años en ganar una elección gubernamental, en cinco meses de ejercicio, amplios sectores zacatecanos demandan su salida.

El gobernador David Monreal tiene tres crisis: de seguridad, social y financiera. En ninguna se ha aplicado y en todas ha dado tumbos. Cada vez se le ve más solitario y abandonado por la federación.

Enero y febrero han sido de un gran desgaste para el Ejecutivo del estado, quien se mantiene de manera inamovible en el último lugar de aceptación de los 32 gobernadores del país, de acuerdo a distintas encuestas que han publicado diversas empresas de medición de opinión pública.

La ira magisterial estalló después de que el gobierno morenista incumplió con el pago de dos quincenas y un bono nacional único. El gobernador comprometió en dos ocasiones pagar el adeudo, pero no respeto el compromiso. Falló a su palabra, lo cual es muy delicado.

Finalmente “exhortó” a los líderes sindicales del SNTE y del Sitez, a que gestionaran en la Ciudad de México el recurso y que llevarán allá la protesta. ¿Habrase visto en un gobernador? De esa manera, el gobernador deponía su facultad patronal pero sobre todo, su capacidad política para resolver la problemática financiera estatal.

Finalmente la rabia magisterial estalló: el miércoles 16 de febrero maestros y maestras paralizaron prácticamente al estado y a todo el sector educativo, al solidarizarse con la lucha la sección 34 del SNTE que encabeza la diputada con licencia Soralla Bañuelos, lo que obligó al gobernador Monreal Ávila a pagar con recursos estatales al magisterio zacatecano.

Los gritos de “¡Renuncia David! ¡Fuera David! ¡Renuncia si no puedes! Coreaban los maestros y maestras en la toma de las casetas de peaje de la carretera Osiris-Aguascalientes. Minutos previos, en un mitin en el bloqueo del boulevard Metropolitano, el líder de la Sección 58 del SNTE. Oscar Castruita, profería que se arrepentían de haber apoyado la campaña de David Monreal.

El gobernador morenista no supo manejar el conflicto magisterial. Apostó a que el presidente cumpliría el compromiso para federalizar la nómina magisterial, pero no fue así. No tenía plan B, se desesperó, se ofuscó y cometió serios errores y finalmente, pagó con recursos estatales, pero desviando dinero asignado a otros rubros como obras públicas, sociales, salud y campo.

Aún no se reponía de este complicado y mal manejado escenario, cuando le reventó la crisis de seguridad que viene arrastrando desde que protestó como gobernador del estado.

La madrugada del sábado 12 de febrero seis jóvenes salían de un antro en la capital del estado, cuando fueron interceptados y amenazados para subirlos a un vehículo. Una chica del grupo logró escapar y denunciar el hecho violento en la Fiscalía de Justicia del estado. No imaginaban el infierno que iban a vivir.

Los cuerpos de Natalio, Irving, Luis Ángel y Alexia fueron encontrados al siguiente día. A Valeria se la llevaron los asesinos. Su cuerpo sin vida fue encontrado el viernes 18 en el fraccionamiento Valle Verde, en la capital zacatecana.

El secuestro y asesinato de los cinco jóvenes universitarios indignó en Zacatecas e impactó en el país. Los medios de comunicación de la Ciudad de México dieron amplia cobertura al hecho. Publicaron sus historias y difundieron las imágenes del drama durante el sepelio.

El sábado por la mañana cientos de jóvenes zacatecanos y amigos, así como grupos feministas, marcharon por el Centro Histórico e hicieron un mitin en la Plaza de Armas para demandar justicia, pero también, la renuncia del gobernador David Monreal.

Ante estos acontecimientos el Secretario de Seguridad Pública del gobierno del estado, general Adolfo Marín, no se ha mostrado públicamente y mucho menos, dar una declaración sobre los hechos. Pareciera que la SSP está acéfala.

Tampoco el gobernador del estado ha dado una declaración sobre los últimos acontecimientos de violencia. La última vez que lo hizo, fue el 6 de enero, cuando abandonaron una camioneta con 10 cadáveres en su interior en la Plaza de Armas, a un lado del monumental pino navideño.Su frase se viralizó y marcó su estrategia en ese momento: “Hay que encomendarnos a Dios”.

De aquel seis de enero a la fecha, los crímenes se han multiplicado en el estado, en donde desde civiles, menores de edad, policías (hombres y mujeres) y jóvenes universitarios, han sido asesinados.

El desplazamiento de comuneros de Valparaíso, Montescobedo y Jerez, principalmente, se han generado en las últimas semanas, ante el silencio del gobierno estatal. Nadie habla, todo el gabinete calla.

Cada día crece la impotencia de una sociedad que se siente abandonada por el gobierno.Pareciera que el gobierno está desahuciado. Al tiempo.

@juangomezac

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