Cada acto cívico que convencionalmente realizan en el Revolucionario Institucional los días lunes, no tiene repercusión real ni logra fijar postura alguna en cuanto a la agenda pública zacatecana… hasta el día de ayer. Los mensajes cruzados asoman las diferencias que se gestan en ese partido y que pronto tendrán expresiones de mayor alcance.
Si bien es cierto, aún no existe una evaluación concreta de los factores internos que llevaron al PRI a perder competitividad en los procesos electorales del 2021 y 2022, cuando dejaron de gobernar en once estados de la república, y las diferencias entre los grupos políticos tricolores afloran hacia una pugna intramuros que podría poner en duda su viabilidad futura.
En contexto, dos misivas han sido enviadas al Comité Ejecutivo Nacional, asediado por Alejandro “Amlito” Moreno Cárdenas. Una, fechada el 6 de junio y signada por el Frente Nacional “Democracia y Justicia Social”, que reúne a Movimiento Líder, Plataforma PRI y Alianza Generacional. Sin tintes de cordialidad, estos colectivos exigieron la renovación inmediata de la dirigencia nacional.
La segunda, con fecha del 10 de junio, que acompaña la rúbrica de Claudia Ruiz Massieu Salinas, Carolina Monroy del Mazo, Manlio Fabio Beltrones Rivera, César Camacho Quiroz, Pedro Joaquín Coldwell, Beatriz Paredes Rangel, Humberto Roque Villanueva y el coordinador del Grupo Parlamentario del PRI en el Senado, Miguel Ángel Osorio Chong.
Las y los ocho, son los últimos exdirigentes que despacharon en las oficinas de Insurgentes Norte, cuando el partido vivió momentos de alternancia y oposición en dos sexenios panistas, así como los días de bonanza que vinieron con el “nuevo PRI” que condujo Enrique Peña Nieto. En un tono más institucional, el motivo de su comunicación fue una solicitud de “diálogo” y “reflexión”.
Ambas misivas no son más que una reedición de aquel periodo de “reforma profunda”, posterior a una “reflexión interna”, que vivió el partido en 2018, después de haber entregado la banda presidencial al representante de la Cuarta Transformación. De sus intenciones, en las que incluían la propuesta “radical” de un cambio de nombre al partido, no quedó ni una hoja de ruta programática.
Las cúpulas tricolores prefirieron asumir el papel de una oposición sumisa, pues la amenaza latente de una gran cruzada anticorrupción -que limpiaría hasta las entrañas priístas– los obligaba a transitar con un dirigente nacional dispuesto a conducir un liderazgo que no estorbara al excéntrico gobierno que llegó con Andrés Manuel López Obrador.
Así lo hicieron, hasta que, con o sin cruzada anticorrupción, se han convertido en la tercera fuerza electoral a nivel país, que ahora gobierna únicamente en tres entidades: Durango, Coahuila y Estado de México. Su representatividad en San Lázaro es minoritaria: 31 diputados de mayoría relativa y 40 plurinominales (del grupo “Amlito”).
En el Senado se encuentra la mayor parte de sus activos con 52 escaños que integran la bancada tricolor, sin que estos actúen como un muro opositor parlamentario, ya que no conservan esa misma fuerza en la Cámara de Diputados. Por ende, su “tercera fuerza electoral nacional” podría concluir los días de partido mayoritario si pierden los bastiones mexiquense y coahuilense en 2023.
Con ese diagnóstico en mente, la oferta de Moreno Cárdenas para que se reúnan este mismo martes las y los once exdirigentes y la presidencia en funciones, abre el camino para darle forma a su futuro inmediato. Reorganizarse (cómo y con quién), defender (o entregar) y reforzar (frente a una maquinaria guinda) el Estado de México y Coahuila.
El cómo y el con quién son las dos preguntas esenciales. De por medio priva la ausencia de respaldo de las fuerzas políticas exteriores que juegan en la coalición Va Por México a la permanencia de Alejandro Moreno Cárdenas al frente del CEN del PRI. Estas se suman a las inquietudes internas para buscar se cumpla el periodo estatutario de renovación de dirigencia en agosto.
Es ahí donde las señales comienzan a ser más evidentes en Zacatecas. El día de ayer, mientras Enrique Flores Mendoza aprovechaba los “honores a la bandera” para llamar a la unidad en torno a la dirigencia de “Amlito” Moreno, a través de Facebook, la senadora Claudia Edith Anaya Mota dedicó su acto cívico “a las víctimas de inseguridad en el Estado de Zacatecas” en la misma red social.
El domingo anterior Flores Mendoza se había reunido con Carlos Aurelio Peña Badillo, Miguel Alejandro Alonso Reyes, María Teresa Jiménez Esquivel y Alejandro Moreno, pues la candidata electa del PAN recibía su constancia de mayoría por parte del Instituto Electoral de Aguascalientes. La visita de cortesía de los alonsistas se hizo pasar como una cuestión partidista en sus redes sociales, dibujando así una pugna por las narrativas y los protagonismos.
Esa disparidad de criterios se presentó con anterioridad, en el pleno de la LXIV Legislatura, cuando la diputada María del Refugio Ávalos Márquez utilizó la tribuna para urgir a la renovación del partido sin permitir que las intereses de las cúpulas acallaran la inconformidad de las bases. Las presiones comienzan a confluir, y parece que agosto será una fecha fatal para la vida del otrora “partidazo”.
#Casualidades: Si el conflicto interno en el tricolor parece una crisis que no tendrá soluciones prácticas ni de consenso general, el siguiente paso obligaría a modificar las condiciones en que se ratifique su la alianza con Acción Nacional y la Revolución Democrática.
En Zacatecas enfrentarán la resistencia local, mucho más agrietada a nivel municipal. Los resultados electorales no dejaron conformes a ninguna de las tres fuerzas electorales, pues en algunos municipios ni siquiera tuvieron representación en los cabildos, aunque aportaron votos.
Existe la posibilidad de que algunos grupos decidan renunciar a la coalición en municipios, con tal de resguardar su propia votación y que permanezca acorde a los cargos populares que les traerían las listas plurinominales.
Pero, eso es lo menos grave, además de resultar un factor secundario. La condición sine qua non para que la alianza prospere pasa por ratificar o renovar a los actores que tendrán un lugar en la mesa de acuerdos, no sólo en el PRI, también en el PRD.
Raymundo Carrillo Ramírez (con errores costosos cuando dejó de registrar candidatos propios en varios municipios) y Enrique Flores no cuentan con el consenso suficiente, ni con la calidad de “dirigentes de oposición” que definan una postura abierta de crítica a la nueva gobernanza.
Se reservan al espectro de las redes sociales donde Carrillo suelta uno que otro comentario, y Flores Mendoza prefiere llamar a la unidad en torno a “Amlito” Moreno, en vez de pedir disculpas a la prensa local por las deplorables palabras de su líder y su asesoría sobre cómo matar periodidtas (que luego le siguió una distraída Gabriela Basurto Ávila al adherir a su bancada a una ley mordaza).
Definitivamente la oposición en Zacatecas no pervive en los partidos, sino en todos los gremios a los que ha humillado David Monreal Ávila.
Twitter: @GabrielConV